Qué hilo tan maravilloso. Y qué viejos somos, copón.
Servidor a mediados de los 90, con 15 años. Por aquel entonces para servidor el estar fuera de casa haciendo algo en sociedad se limitaba a ir a varias tiendas de rol donde miraba las novedades, jugaba a Warhammer, Blood Bowl (esto menos) y a veces ni eso, te quedabas mirando las partidas de la gente que tenía nivel. Jugué a Necromunda un par de veces e incluso una vez jugué una pequeña partida muy corta de un juego de miniaturas históricas, donde mis romanos se estrellaron contra los cartagineses de mi experimentado rival. Otras actividades eran jugar al fútbol o al baloncesto. Poca cosa más.
El caso es que comunico en casa que voy a salir, salgo de la ducha y me pongo una camiseta que tenía más nueva, unos tenis y unos vaqueros. Para mí eso era ir elegante, mi señora madre cuando me vio montó en cólera y me obligó a ponerme una camisa, un jersey, pantalón de pinza y mocasines. A este punto volveré luego, porque tiene su importancia.
Había quedado con la gente del instituto, la primera media hora bien, se hizo botellón (yo no sabía ni lo que era) y bueno, al menos estabas hablando con los compañeros de la clase de chorradas, era como un recreo del instituto pero de noche; el problema vino luego cuando decidieron entrar en pubs. 4 putas horas me tiré escuchando Alejandro Sanz (era la época del corazón partío, háganse cargo), Ricky Martin y demás mierdas de moda, como aquello era un infierno porque no podía hablar con nadie, una simple cocacola (no bebía por aquella época) costaba 350 pelas y de ligar ni hablemos (era forero, pero yo aún no lo sabía); decido usar la técnica que usan los animales cuando en la naturaleza se sienten amenazados: me quedé apartado e interactué lo menos posible con los demás. Cuando salimos del primer pub decido que igual la situación puede dar la vuelta, y propongo ir al
¿Dónde Vamos?, un pub del que me habían hablado en el que ponían Héroes del Silencio all night long, intercalando con Extremoduro de vez en cuando. Ni que decir tiene que aunque la música rock era del agrado de la mayoría de los hombres del grupo, no me apoyaron; prefirieron seguir el olor a chumino de las muy zorras de las tías de la clase, que como me sacaban la mayoría 5 o 6 años, me veían como un niñato y no se cortaban en hacérmelo saber en mi vida diaria.
Al segundo sitio nos ponemos en cola para entrar, cosa que yo no entendí, porque había sitios donde no tenían cola y total, la música iba a ser la misma. Cuando me toca entrar el portero me pide 1000 pesetas, yo no sabía que había que pagar para entrar a según qué sitios (ojito qué conocimientos de la noche tenía), yo dije que no llevaba tanto (mentira, pero no quería pagar porque no estaba seguro de que eso fuera normal y de que todos pagaran) y pagué al final 500 y las otras me las pusieron, le dí a mi mecenas mi tiquet para que se quedara él la consumición. Efectivamente, era la misma música, el mismo ambiente, el mismo rollo, si al menos nos hubiéramos quedado en el primer local seguramente escucharíamos otras canciones, pero al cambiar de sitio tuve que escuchar de nuevo muchas canciones que odiaba, y encima me había costado pagar 500 pesetas y haciéndome otro un favor (el lunes se las devolví).
Al final de la noche volví en autobús (una hora de espera), me dolían los pies de llevar los putos mocasines, los oídos me zumbaban del volumen, la ropa hedía a odioso y pestilente tabaco - olor que siempre detesté y sigo detestando - y yo no entendía qué le veía la gente al mundo de la marcha. Al lunes siguiente todos hablaban de repetir salida el fin de semana siguiente, a ese yo no fui invitado.
Salí intermitentemente durante unos años donde iban todos y con noches muy parecidas por presión social más que por otra cosa. Con la perspectiva, no me arrepiento; tardé más años de lo que me hubiera gustado pero entendí que si quería pasarlo bien tenía que hacer lo que me apeteciera, el impensable atuendo de vaqueros, camiseta de Led Zeppelin y deportivas de mis primeros años de marcha fueron mi atuendo habitual para la noche, donde todo el mundo llevaba una indumentaria parecida, los bares a los que iba eran los que me molaban... en fin que tardé mucho pero al final pude aprender de la experiencia. Ahora bien, los años de zapatitos, camisa y Jennifer Lopez cascándome los tímpanos para mí se quedan.
EDITO: Lo que más por culo me dio de todo es que el dinero que gasté lo tenía pensado gastar en un suplemento de RuneQuest.
Señor
@Apofis increíble historia la del cubata. Intuyo que a mí me hubiera pasado lo mismo.