La frase de Marshall Mcluhan, "el medio es el mensaje", no fue pensada con la radicalidad suficiente como para que sea capaz de dar cuenta de lo que está ocurriendo con internet, con las ideologías y con la puta cabeza de cada uno de nosotros. Lo cierto es que la estructura ya es en sí un hecho ideológico porque la estructura preconfigura el contenido. Twitter es al texto y la opinión lo que instagram es a la imagen. Un formato breve que se consume con desgana, avasallado por cientos de estímulos y que impide la reflexión madura y sosegada. Bajo este caldo de cultivo proliferan las consignas estúpidas, la manipulación emocional y la discusión inane del zasca.
Como toda cosa compleja, la influencia ideológica de twitter hay que comprenderla a múltiples niveles. Personalmente la percibo perfectamente en cualquier conversación en la que hay que opinar sobre algo. La influencia de twitter está ahí siempre, ya sea de primera, segunda o tercera mano. Yo mismo no lo utilizo pero también la percibo en mí (el ambiente es persistente) e intento luchar contra ella, ya que la ideología es tan pegajosa que cuesta horrores quitársela de encima. Luego a un nivel más macro, explica perfectamente cómo se allana el camino para llegar a según que estadios, cómo se modula la opinión pública para hacer que algo emerja o desaparezca.
Tampoco nos engañemos, el poder siempre ha tenido un control total sobre los medios a través de los que se canaliza la ideología. Fueron los periódicos, luego fue la radio, fue la TV y ahora es twitter. Yo no sé si es la herramienta de control más totalitaria o simplemente es la que toca. Lo que ocurre es que con internet y su aparente sensación de libertad las estrategias se complejizan y han de ser más sofisticadas. La estrategia es la misma desde que aparecieron los medios de comunicación de masas, que es la de generar un supuesto abanico de opciones, una ideología y la contraria para que bien por simpatía, bien por rechazo, corras a refugiarte en una de las que te ofrecen. El error es precisamente adoptar esquemas ajenos para interpretar el mundo. Estos esquemas se instalan en la mente y como un virus, se reproducen autónomamente y se sincronizan con los del resto. La ideología es un injerto mental que aliena al hombre respecto a sus relaciones afectivas y simbólicas con su entorno.
En un nivel parece que el mercado de las ideologías es una pugna entre oposiciones contrapuestas entre sí; y no sólo lo parece sino que es cierto a ese nivel, y los agentes encargados de esta difusión se encuentran realmente enfrentados. Pero en un plano superior, que podríamos llamar sistémico, no importa gran cosa si lo que prospera es uno o lo otra, todas las opciones están consideradas de antemano, todas son herramientas para llegar a unos fines que no tienen nada que ver con las consignas que les han llevado hasta ahí.
Vamos, que yo también sudo de twitter, pero sudo después de haber pensado todo esto.