LA VERDAD DEFINITIVA SOBRE LA VERDAD
“La verdad no es necesaria para ser feliz”.La verdad es peligrosa, incómoda, casi siempre una falta de respeto o una desilusión. La verdad es que nos morimos cada día y caminamos hacia un final doloroso y pútrido. ¡Viva la mentira y sus balsámicos engaños! Si realmente fuéramos sinceros, muchos de nosotros, iríamos con estas armas al asalto de un coño. “Mira zorra, eres un puto orco al que no hay quien le aguante. No me interesa tu vida, ni tus neuras, ni tu cuerpo deforme prematuramente. Pero NECESITO FOLLAR, y como no tengo ni ganas, ni dinero ni paciencia para arriesgarme a intentarlo con una mejor, te estoy siguiendo el rollo para ver si te la meto, descargo la mercancía y te pierdo de vista”.
No creo en los principios universales ni en las verdades definitivas, salvo las que encabezan los títulos de mis post, que siempre requieren una necesaria ambigüedad y una amplitud interpretativa. Ni todas las personas ni todas las situaciones merecen una actitud ética irreprochable. La santidad se practica en las iglesias, con los necesitados o jugando al corro de la patata con los enfermos de Alzheimer, pero no cuando tratamos de dar alivio al escozor de nuestros bajos.
Todos sabemos que la mujer veta el acceso a su coño con los reparos más ridículos e volubles. ¿Debemos consentirlo? ¿Realmente somos malas personas por tratar de solventar estos pequeños inconvenientes? Vivimos en la sociedad de la apariencia y por lo tanto de la mentira, donde todo el mundo finge unos afectos y unas virtudes de las carece. Ellas utilizan el wonderbra o el maquillaje que oculta las rasgaduras del tiempo, y nosotros practicamos atenciones y efugios.
El hombre tiene derecho a mentir, es una estrategia de conquista sexual absolutamente válida. Ante sus negativas e incoherencias, es legítimo recurrir al engaño. Si nuestros ritmos sexuales son distintos, nuestra forma de saciarlos también deben diferir. Acepto que en el terreno emocional, existen puntos de convergencia, pero no existen esta paridad en los instintos. No se puede condenar igualmente a quien roba para comer, que aquel que lo hace por placer o avaricia. Follar es una necesidad y la supervivencia nos autoriza a casi todo.
Maquiavelo y Betham o Tomas Moro y Erasmo. La eficacia que lo justifica todo o la supremacía de los principios morales. El utilitarismo llevado al terreno de la sexualidad o una forma de vivir plenamente bíblica. Si yo tuviera un hijo, le diría, haz caso a mister4, esun hombre de principios, que creen en la justa recompensa de la virtud. Pero si tuviera un amigo con el rabo a punto del suicidio, le aconsejaría que se dejara guiar pro Elmer o por el redivivo MisterM, puro pragmatismo social