EPOpeyas de foreros. Temporada 2017

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(a saber si Nueces entiende esto :lol:)

(igual alguno era Nueces rodando a la increíble velocidad de 20 km/h a la que nos tiene acostumbrados ;))

:lol: En el foro solo soy Pionono, pero en la vida real soy un ciclista nivel 89 con una bici de doble suspensión y ruedas mágicas de 29 pulgadas capaz de vivir las mayores aventuras, sorteando peligros inimaginables.

No lo sé porque yo no llevaba chip

Vaya, qué casualidad. También te has dejado el chip para los Mundiales de Ciclismo, por lo que se ve.
 
Ojo, que antaño cuando ibamos con cámara, me ponia presiones parecidas en salidas largas y complicadas para no pinchar.

Llegaba a casa con las manos agarrotadas.

Ya he dicho que ir sin tubeless es de pobres?
 
Ya he dicho que ir sin tubeless es de pobres?

Llevar la cámara de repuesto en los hombros es lo más viril que hay.

fumando.jpg
 
Segunda crónica que tenia pendiente.

“La Transiscar”, en otra majísima población de Lleida, Agramunt.
Marcha bastante multitudinária, pero muy bien organizada por el club ciclista del pueblo, además la prueba la hacen coincidir con la Feria del Turrón de Agramunt, cosa que hace que haya mucho ambiente en el pueblo. Aunque como he dicho había mucha gente inscrita, la mayoría se reparten entre le corta y la mediana, a la larga sólo vamos 99 muchachos y Ramona Gabriel, la campeona de España de Ultramaraton mtb y la Titan Desert.
La larga eran unos 75 km con 1400 de desnivel, intercalando zonas rodadoras con senderos y trialeras limpias y rapidísimas. Como a mi me gustan vamos.
Salida como siempre a fuego, sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) por parte de la gente de la corta y mediana, los primeros 8 km muy rodadores los hacemos a una media de 35 km/h. Casi ná. En la primera subida algo seria decido descolgarme del grupo de cabeza de unas 40 unidades, porque veo que si sigo así no llego ni al primer avituallamiento. Ya me he colocado suficientemente bien como para evitar los tapones cuando empiecen los senderos, así que seguir delante a ese ritmo era una tonteria.
Entre que hoy si que llevaba la presión de ruedas correcta y que los senderos y trialeras eran mucho más limpios y bonitos de ciclar, disfruto a mogollón.
Como he comentado el recorrido intercalaba zonas de pisteo muy fácil y poco desnivel donde podias rodar a 30 km/h fácil, con algun que otro pepino de subida y unas 10-12 zonas de senderos/trialera de no más de 2 km , que te indicaban en la entrada de cada uno de ellos con su nombre, distancia y dificultad. Muy chulo vamos.
Una cosa que no os habia comentado que tenia esta marcha, es que los primeros 15 clasificados de cada recorrido, disputarian en un circuito muy chulo montado en meta un Eliminator.

https://www.youtube.com/watch?v=vBgHp6sP2-c

A mitad de carrera, y estudiando sobre el puesto donde debería ir aproximadamente, me di cuenta que seguramente si tiraba para el circuito mediano, aunque hubieran más del doble de participantes que en la larga probablemente me metería entre estos 15 primeros. Así que pensé que donde se separaban los dos recorridos preguntaría cuantos habian tirado por el mediano. El problema fue que al llegar ahí no había nadie, así que no sabia con seguridad si realmente llegaría entre esos puestos, así que como hoy me notaba buenas piernas tiré para el largo y preferí ser cola de león que cabeza de ratón.

Como decía me fui encontrando cada vez mejor hasta que atrapé al grupo de Ramona Gabriel, y ahí me quedé un rato hasta que en el último avituallamiento donde fui el único en parar, se me fueron. Y es que hasta en una “marcha popular” los pros tienen su propia asistencia. Sus equipos estan preparados en determinados sitios ya estudiados anteriormente para cambiar los bidones sin parar y con una mancha de aire grande y algún que otro recambio por si han tenido algún problema.
Llegué a meta como cola de león, pues quedar entre los 30 primeros de 100 participantes no es nada de otro mundo, pero se ha de pensar que los 100 que estaban en larga estan ahí porque estan realmente entrenados y preparados. Luego mirando clasificaciones y el Strava, me di cuenta que llevaba ritmo sobrado para quedar entre los 10 primeros de la mediana, aunque ahí fueran 200 participantes. De la corta ya, ni te digo.

En meta, bocadillo, refresco y a ver el eliminator, que estuvo realmente divertido. Luego ducha, masaje y pacasa.

Por cierto, había un tio con un dron grabando imagenes guapas guapas:

Si buscáis entre los videos hay un tio que va con una sóla pierna, y no porque este muy fuerte, sino porque realmente le falta una pierna.
https://photos.google.com/share/AF1...?key=T2RtZXlTa3J3RzBpRWYxeVVqQlV5WENQNmlZZTZB

Es curioso comparar la gente que baja en el primer video (en el que lógicamente salgo yo) con los del resto, parece que los segundos esten puestos en cámara lenta.
https://photos.google.com/share/AF1...?key=dkt3NmhqUVBWUVJaQ0VlN2dVRFpMVm90eS13emtn
 
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No lo he puesto tampoco muy dificil.No debe haber muchos negros más.
 
Última edición:
Me podrias haber encontrado antes en el Procyclingstats
 
No lo digo de broma, te he owneado, pero tranquilo, en este sentido soy una tumba.
 
“La Transiscar”, en otra majísima población de Lleida, Agramunt.
Marcha bastante multitudinária, pero muy bien organizada por el club ciclista del pueblo, además la prueba la hacen coincidir con la Feria del Turrón de Agramunt, cosa que hace que haya mucho ambiente en el pueblo. Aunque como he dicho había mucha gente inscrita, la mayoría se reparten entre le corta y la mediana, a la larga sólo vamos 99 muchachos y Ramona Gabriel, la campeona de España de Ultramaraton mtb y la Titan Desert.

Tu concepto de multitudinario es curioso cuanto menos, jejeje. Si lo llego a saber te digo que saludes a Ramona, imagino que iría como siempre con su maromo, que también anda de puta madre.

El chico de una sola pierna es Dani Nafria, que también hizo la Titan este año, echándole unos huevos del tamaño del Amazonas, y además mu majete.

Veo que este año una vez en forma hemos cogido la estrategia que comentamos de salir a fuego para posicionarse y luego ya poner el ritmo propio. El inconveniente es que hay que estar en el pico de forma porque si no el estallido que se pega después de una hora por ejemplo así es tremendo, y no te sirve para nada lo que has ganado porque te hundes.
 
Oye Pionono, tu que eres Willy Foc, has participado alguna vez en Fudenas, una de Fuerteventura?
 
Tu concepto de multitudinario es curioso cuanto menos, jejeje. Si lo llego a saber te digo que saludes a Ramona, imagino que iría como siempre con su maromo, que también anda de puta madre.

El chico de una sola pierna es Dani Nafria, que también hizo la Titan este año, echándole unos huevos del tamaño del Amazonas, y además mu majete.

Veo que este año una vez en forma hemos cogido la estrategia que comentamos de salir a fuego para posicionarse y luego ya poner el ritmo propio. El inconveniente es que hay que estar en el pico de forma porque si no el estallido que se pega después de una hora por ejemplo así es tremendo, y no te sirve para nada lo que has ganado porque te hundes.

Diria que no es el mismo tio. Este no lleva ninguna protesis, va solo con una pierna y como se ve en el video va con un colega detrás que le ayuda en los momentos que se desastabiliza. Ole sus cojones.
 
Vuelves a llegar tarde

En semana santa estuve en Tarragona y estuve todo un sábado haciendo guardia vigilando la puerta de su gimnasio desde una ubicación privilegiada hasta que apareció.

La verdad es que he owneado a varios foreros, pero todos de los que dan datos personales, por lo que parece que carece de interés. Al quinto forero que owneas pierde todo el sentido hacerlo. Te quedas un poco "ah, pues vale" y nadie te da un sugus.
 
Esta carrera de normal lo pondria en su hilo, pero ayer para mi fue una epopeya correrla y mucho mas terminarla

Ayer se celebro la 34 Media Maraton de Granada

El sabado me lié en la manifestacion que hubo por la tarde contra la chapuza sanitaria con la que la perra de Triana nos ha castigado a los granainos y no pude ir a por el dorsal, cosa que no me gusta ya que tendria que irme bastante antes al dia siguiente a por el.

Despues de la manifestacion nos fuimos a mi casa a cenar con una par de parejas. Mi parienta hizo unos canelones y una lasaña que estaban de escandalo. Bueno, me viene bien para mañana esta cena. Pero claro... siempre hay algo mas para picar antes y luego pasteles de postre. Al final se lió la cosa y me metia en la cama casi a las cuatro con un follon encima que no veia.

Cuando sonó el despertador a las siete y media me dió hasta flato. Me levante con un mal cuerpo que no presagiaba una carrera placentera. Me dispuse a hacerme mi curro batido de las carreras. Un puñado de fresas, un vaso de zumo recien exprimido, un kiwi, un platano, un chorreton de leche y un puñado de galletas. Cuando me lo meti, litro doscientos, fui a soltar lastre por que tenia un caguetazo que me moria. Al volver a la cocina me comí unos trozos de jamon y pellizqué un poco de lasaña de la bandeja. Me pudo la gula, y como al ir todavia medio ajumado pasé de todo.

Me visto y tiro para el palacio de deportes a por el dorsal. Llego con tiempo y aparco bien. Hace un frio de cojones, el aguacero del dia anterior hace que haya refrescado bastante. Me dirijo al palacio de deportes y me lo encuentro cerrado, voy a otra puesta y lo mismo, Al final en la tercera puerta veo un cartel que dice que se ha trasladado la feria del corredor y la recogida de dorsales al Nuñez Blanca. Menos mal que esta cerca y voy con tiempo.

Voy para alla y pido mi dorsal, me dan la bolsa y dentro va un pedazo sobre cerrado. Coño que nivel, pienso. Al abrirlo miro la camiseta y ya veo que me va a estar pequeña, pone xl pero tiene poco de esa talla. Saco el chip y me lo pongo en la zapatilla, saco el dorsal y busco los imperdibles. Coño!!!! no hay!!!! Me vuelvo al mostrador y lo comento. Me dice la muchacha que se acabaron ayer tarde. Y que hago ahora??? Pues pide a ver si te queire dar alguno. Hostia........ A mi izquierda y derecha llegan otros preguntando por los imperdibles, a uno le dicen que se busque la vida. A tope de mala folla granaina. Unos de Jaen se quejan con amargura, que a ver donde van Un domingo a las 08:30 a comprar los imperdibles. Los encargados de GEGSA por alli paseandose y viendolo todo y como si no fuese la cosa con ellos.

Salgo zumbando al coche y voy a casa a por un puñado, seguro que la parienta tiene algo de eso o tendré yo guardados donde estan los dorsales de otras carreras. Cuando llego le pregunto si tiene. Me dice que en el costurero, yo gñeee. Tenemos de eso??? pues si, en un cajon bajo la tele. Alli hay un caja de imperdibles sin empezar, la pillo entera por que le hara falta a mas gente. Al montarme en el coche veo llegar a un vecino que sabia que la corria tambien y le pregunto, pues lo mismo, a por imperdibles.

Llego y ya me cuesta aparcar bastante retirado, son las nueve y cuarto y voy estresado y moqueado. Voy calentando hasta la zona de salida. Alli hago un poco de tecnica de carrera y estiro allí. Me voy colocando al final de todo y empiezo a escuchar los comentarios de los runners.

-Voy a estrenar unas medias de comprension nuevas. Al ser nueva aprietan mas y creo que con ellas bajo medio minuto el km seguro.

-Yo nunca he corrido mas de 12 km pero quien corre 12 hace 14 o 15 y ya si te pones haces la media sin problemas.

- Empece a correr hace dos meses, creo que una media es una prueba buena para probar el fondo que tengo.

-Has visto que zapas mas guays??? me las compre hace una semanas y las he guardado para estrenarlas hoy.

-jajajajajaj, yo no necesito entrenar para una media. Los que hacemos cross fit estamos en forma para terminar cualquier carrera

-No veas tio, llevo sin correr casi dos meses, pero no me iba a perder la media. Me voy a tomar un gel cada cinco kilometros y fijo que la termino sobrado.

Miro a este ultimo y llevaba por lo menos diez geles en la mano. Menudo subidon le va a pegar.

Me puse los auriculares por que pasaba de seguir escuchando gilipolleces y continue mi camino hacia la cola. Pensaba que ya lo habia escuchado todo, pero aun me faltaba oir la tonteria mas grande que que nunca esperaba oir en una carrera.

Llego al final y me coloco. Alli reparto todos los imperdibles. Dos por persona, algunos quieren cuatro para llevar bien sujeto el dorsal. Pues ves y compra le tuve que decir a uno y no le di ninguno. FaLtan unos minutos. Estiro, pego unos saltos por que hace frio. La gente abrigada a mas no poder, no se que van a hacer cuando lleven unos kilometros con tanto forro, gorros y guantes. Hago fotos a las parejitas que me lo piden. Veo brazos por encima e la gente intentando pillar la señal del GPS. gente tomandose los geles ya, dando patadas al aire que no se que sentido tienen. Tengo un run run en el estomago que no me gusta, y no son nervios. Son las diez en punto y compruebo que ya no estoy en la cola, detras mia hay cientos de personas que empiezan a empujar y aun no han dado la salida.

Con puntualidad grananina, 11 minutos de retraso, comienza la carrera. Empiezo despacio, muy despacio, la gente me adelanta que da miedo. Con 500 metros corridos voy que respiro como un gorrino. Al pasar por el Serrallo noto que la fuerza despierta en mi interior y pugna por salir. Lo que me faltaba. Al pasar por la avenidia cervantes voy mirando donde parar a cagar por que voy apretado. Pienso en meterme en el Palacio de Quinta Alegre, pero esta cerrado, asi que sigo corriendo maldiciendo y notando que voy asfixiado. Veo la ciudad de las ciencias a lo lejos. Alli voy a parar.

Subo la musica para no oir las risas de los que llevo detras y enfilo hacia la entrada del edificio. Voy de lado por que me dan unos pinchazos en el costado que me custa hasta ponerme derecho. Entro como una bestia mientras miro donde estan los baños, la gente me mira y se me acerca una azafata gorda, fea y estupida. Me dice que donde voy y que es lo que deseo. Se nota que no voy a ver ninguna exposicion y no estoy para gilipolleces. Los baños, donde estan los baños??? le grito. Ella me mira y me dice que esto no es un baño publico. Una niña que hay detras me los señala sonriendo. Quita del medio gorda!!!

No me terminado de bajarme los pantalones y ya me sale la mierda caliente y liquida a presion. Creo que suspiro se ha escuchado desde Sierra nevada. Mientras voy recuperando el resuello pienso que no he mirado si hay papel. El terror se apodera de mi mientras lo compruebo. Si, si hay. respiro aliviado. Aprieto un poco a ver si sale todo y puedo correr tranquilamente.

Cuando salgo estaba la gorda esperando con un vigilante. Veras tu.... Este se me acerca y me pregunta que es lo que ha pasado. L e digo que nada, que he utilizado el baño, que para eso esta. Ella salta y dice que la he insultado. Mentira, replico yo, solo te he dicho gorda, cosa que es cierto como se puede comprobar y no un insulto. El vigilante, hace un amago de reirse y yo lo aprovecho para salir corriendo.

Me incorpoco a la carrera y veo que lo que va corriendo son los tullidos y los matracones. Asi que intento apretar los cojones un poco a ver si no se me ve mucho con ese gente.

Por el camino de las vacas tengo que parar a mear al lado del antiguo desguace que alli habia. Alli vi oí lo mas estupido que he escuchado nunca en una carrera. Una que iba delante mia y que tenia un culo espectacular se para tambien mientras mira para todos lado. Me paro yo tambien y me dice algo. Me quito los acuriculares y le digo que repita.

-Esto es una verguenza!!!

-Que pasa??? todo esto mientras espero que se de la vuelta para sacarme el rabo y mear

-Joder, no lo ves??? estas carreras no piensan en las mujeres. Necesito hacer pipi y no puedo. Vosotros si podeis sarla y ya esta, pero nosotras que!!!! tienen que

-Joder, pues bajate los pantalones y ya esta. Mientras le digo esto me saco el rabo delante de sus narices y me pongo a mear. Ya lo que me faltaba.

Ella se me queda mirando el rabo sin decir nada. Joder, a que follo hoy, pienso.

-Estas carreras son machistas, y las que las correis tambien. Y encima tenemos que veros la polla. No nos respetais. tienen que poner baños portatiles para que nosostras podamos hacer pipi tranquilasPues apuntate a las carrera

Pues no, no follo. Por un momento me he emocionado viendo como me miraba la polla. Me la guardo y paso por su lado. y le suelto

-Pues apuntante solo a las carreras de las mujeres coño!!! que alli seguro que os ponen baños cada 300 metros para que hagais pipi, popo y os cambies la compresa en intimidad. O si no ven meada de casa como hacemos todos.

Sigo corriendo y en la avenida de andalucia entre cancion y cancion noto la respiracion de un jabalí detras mia. No necesito volverme por que me adelanta una bestia de ciento y pico kilos enfundada en el mono de triatlon de los de triatarfe. El mono iba con las costuras a pique de reventar y el tejido sobrepasando el limite de su elasticidad. Nunca a visto a nadie de semejante calibre vestido asi. Parecia una morcilla a punto de reventar. Ese no ha visto un triatlon ni en revista. Pero alli iba el tio, VESTIDO COMO UN TRIATLETA. Al llegar a la gasolinera de Villarejo estaba tirado encima de acera al borde del infarto.

En este tramo pasa algo que me toca mucho los cojones en una carrera. Y es ver por el carril de al lado a los que ya estan de vuelta. Nunca me ha gustado que a mitad que se crucen la cola y la cabeza. Y ahora que voy en cola mucho menos ver a la cabeza de la carrera con varios kilometros andados mas que yo.

Comienza Camino de Ronda y tengo un respiro cuesta abajo. Tampoco me gustan las rectas muy largas en las carreras, me aburren y hacen que se haga muy monotona la prueba. Veo que pillo ritmo y encaro Severo Ochoa, pensaba que esa subida me iba a matar pero veo que la hago a buen ritmo. Continuo por debajo de 6 minutos hasta que llego a la camara de comercio, alli otra subida y bajo el ritmo. En la subida por la carcel vieja bajo el ritmo otra vez. No son muchas subidas, pero si tienen bastante desnivel

En la bajada de Cervezas Alhambra no quedaban botellines de agua en el avituallamiento y daban botellas de 2 litros. Es lo suyo. Uno que iba delante mia fue a darle una patada a una botella, se resbaló al pisar la pintura mojada del suelo y pego un hostion de cojones. Fue como cuando los porteros van a sacar de puerta y se resbalan. Me paré a ayudarle y estuve con el hasta que pudo continuar. No puede evitar reirme a boca llena y casi me ahogo por que iba asfixiado.

Me voy fijando y veo a mucha gente con los forros polares atados a la cintura. Pienso que es mejor pasar un poco de frio durante diez minutos que ir 20 kilometros arrastrando ropa.

Gran Via se me hizo eterna. Entre que es recta, larga, ese falso llano y que iba justo no veia salir de allí. Miro al suelo y parece que ha pasado una cabalgata de lo colorido que esta, cientos de sobres de geles. En eso recuerdo que llevo uno y no veo que me haga falta viendo que quedan 3 kilometros. Respiro en toda esa gran bajada que hay hasta que se llega al Salon. Quedan dos kilometros y veo que voy adelantando a mucha gente. Mucha. Nos es que llevara un gran ritmo, es que los otros iban de gasolina peor que yo.

Encaro para las pistas del Nuñez Blanca. Le doy animos a varios que veo andando. Aminoro para acompañar a uno que dice que no puede y que no puede, consigo que arranque a trote cochinero. No se puede abandonar a falta de 400 metros. Cuando entramos en el recinto se viene arriba y sale follado sin decir adios...... Entro en la pista y aparecen los Fermin Cacho de la vida. Todos quien hacer la entrada triunfal a buen ritmo para la foto, sprintan mientras miran atras a ver si alguien les va a adelantar y estropear la foto. Los que hace 300 metros parecian zombies de the Walking Dead ahora parecen el capitan America. Lo que hace una foto.

Y alli entro yo resoplando, con la patata diciendo que podia seguir corriendo unos kilometros mas, con las piernas temblando, el ojete escocido y los pezones irritados a mas no poder y sangrando. Esto ultimo hacia años que no me pasaba. Menos mal que siempre corro de negro y no se me nota la sangre.

Me voy derecho a por algo de bebida. Tengo que elegir entre acuarius de naranja, coca cola light o cruzcampo. Menuda pesadilla. Me como un platano y opto por la opcion menos mala, la coca cola light.

Me muero por una cerveza fresca, salgo fuera que esta la parienta esperandome y nos metemos en el rhin barril. Me pido un tercio que me bebo al trago. Cuando vienen a pedirme la tapa pido otro, que me lo bebo saboreandolo. Pago y me voy sin pedirme la tapa. No tengo hambre y quiero llegar mi casa por que me escuece le ojete lo mas grande



En fin, una carrera de mierda por culpa mia. No se puede liar uno la noche de antes. La organizacion fatal. Lo de los imperdibles para el dorsal es imperdonable. Otra cosa que me toca mucho los cojones es la cantidad de contenedores que ponen tras cada avituallamiento, y que la gente tiren las cascaras de los trozos de naranja chupados y las botellas y tapones al suelo pasando a medio metro del contenedor. Por no hablar de los que en vez de tirar las botellas a las aceras o al arcen, lo tiran en mitad de la calle. Ya he visto muchas caidas por eso en otras carreras
 
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Menuda epopeya de caca.

Lo de la cena del dia anterior imperdonable. En ciclismo aún puedes aguantar porque al ir presionando el anus contra el sillín la caca se queda un poco quieta, pero corriendo cualquier pequeña molestia muscular se multiplica por mil.

En esto de las cacas cada persona es un mundo, lo que a uno les sienta bien a otros mal.

No queda otra que el ensayo-error.

Yo he acabado aprendiendo que lo que me va mejor es cargar el dia anterior (mejor en la comida que en la cena) y desayunar ligero, luego durante la ruta ya iré recargando más.

Otra cosa que hago es quitar los alimentos ricos en fibra y grasa,sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) en el desayuno.

Aún me rio recordando aquel dia que desayune weetabix con aceite y a los 5 km tenia el estomago como un colador.
 
Menuda epopeya de caca..

Nunca mejor dicho.

No recuedo nunca penar tanto en una prueba. No se ni como terminé.

Se podría abrir un hilo con este tema. Abandonos, sufrimiento, malas decisiones que arruinan una carrera... Creo que todos tenemos algo que contar. Menos Nueces, claro esta

El día antes de la prueba de comida macarrones con atún, mejillones y berberechos. Por la noche un filete de ternera con algo de verdura. Un vaso de vino o una cerveza. Salsas prohibidas. Y de desayuno el batido que he comentado.

Llevo años así y me ha ido muy bien. Que se puede mejorar?? No lo discuto. Pero nunca me ya fallado
 
Última edición:
Gran relato, eso si es una autentica epopeya, de las que la gente se acuerda cuando las cuentas.

Yo en tu caso me hubiera cagado y meado mientras corría, tiene que ser una experiencia liberadora.
 
Nunca mejor dicho.

No recuedo nunca penar tanto en una prueba. No se ni como terminé.

Se podría abrir un hilo con este tema. Abandonos, sufrimiento, malas decisiones que arruinan una carrera... Creo que todos tenemos algo que contar. Menos Nueces, claro esta

Pues enhorabuena amiguete. Es una putada pero también un triunfo terminar una carrera así.

Igual con lo de la comida, hay que hacer mucho ensayo/error. Y desde luego no experimentar antes de una prueba, ahí hay que ir a lo seguro. A mí el día de antes me va genial la pasta fresca. Quiero experimentar en algunos entrenos con el arroz integral, que me lo han recomendado gente de confianza.

Yo aún no he abandonado en ninguna prueba importante, pero es algo que por simple probabilidad me pasará tarde o temprano. Lo más parecido fue este invierno pasado a primeros de año en una carrera del Open de Madrid que ya empezó mal con una sensación de frío y dolor de piernas cojonudo, sin ganas y pensándome seriamente no salir. En el km 15 hostión y destaloné la MTB y ahí dije, hoy no es tu día macho, y le puse cámara poniéndome perdido de líquido tubeless me volví a la salida y pa casa. A nivel físico la mayor tortura sin duda fue la Titan de 2015, pero recientemente sufrí como un perro en la Titan de la Mancha.
 
Hablando de cosas que hacer antes de una carrera, hablemos de sexo. Paja si o paja no la noche antes? :lol:

Vaya día curro, al menos no te denunció la feminazi aquella, que igual lo podría haber hecho por enseñarle la chorra.
 
TL;DR: En la prueba más larga de mi vida me puse malito.


Con el año ya empezado, se me ocurrió inscribirme en la competición más larga de España de mi especialidad. Las pocas veces que antes había pensado sobre ella había sido con idea de no participar jamás porque es una verdadera barbaridad, pero en aquel momento esta iba a ser la temporada de mi retirada y podía ser una buena forma de despedirse.

Tras meses preparándola, las cosas empezaron a ir mal la semana anterior a la del "gran día". Una semana antes de una carrera de ultrafondo me gusta hacer una sesión de muy larga duración. Muscularmente puede no ser recomendable, pero me sirve para tener frescas las sensaciones de sufrimiento. Si pasan dos semanas aún pueden conservarse, pero más allá tengo que empezar un ciclo desde cero para recuperarlas. Eso me llevó a querer hacer el sábado anterior una tirada del doble de los días anteriores. Todos los días anteriores había hecho mucho volumen. Al poco de empezar empecé a notar algo de tendinitis. A veces remite si no se le hace caso, así que seguí. Como las molestias no desaparecieron, empezó la comida de cabeza: Que si la había cagado haciendo esa semana a tope tan cerca de la competición, que si mejor hacer una sola tirada y no doble, que si la había cagado, que si era subnormal, que si a lo mejor todavía tenía remedio, que quizás hacer media tirada, que si la estaba cagando aún más... Total, que antes de una horita paré cabizbajo el entrenamiento. Aunque físicamente dejarlo era una bendición, moralmente era un gran lastre a arrastrar durante la semana siguiente.

El día previo a la prueba me desperté con molestias en la garganta. Durante el desayuno fui dándome cuenta de que no era lo único que iba mal. Noté que tenía fiebre. Muy poca, pero sin duda la tenía. Oh-oh. A lo largo de la mañana el malestar fue aumentando y me volví a acostar nuevamente. El dilema estaba servido: ¿Arriesgarme a competir, o no? A favor de presentarme estaban los meses de preparación que me había pegado; en contra, que nunca me había retirado de una prueba una vez empezada y quería seguir pudiéndolo decir. Acabó perdiendo el raciocinio y decidí continuar con la participación. No recuerdo qué comí a mediodía, pero sí lo que me costó. La garganta dolía con cada trago y encima me había preparado ración doble, así que doble tortura.

Siendo la salida al día siguiente a primerísima hora y bastante lejos de casa, viajé aquella tarde hasta el lugar de destino. El desplazamiento me sentó fatal. El aire acondicionado del tren iba a toda máquina y solo llevaba una toalla de ducha con la que abrigarme a duras penas. Al llegar, dejé las cosas en el hotel lo más rápido que pude y me dirigí al lugar en el que se realizaba el briefing. No me lo podía saltar porque tenía que formalizar una parte que faltaba de la inscripción. A lo largo del par de kilómetros de camino, fui memorizando la ubicación de las farmacias que vi, por si tenía que recurrir a alguna.

Al acabar el briefing, entré en un Lidl para comprar comida (que no consumiría, aunque en ese momento no lo sabía). Allí, el típico frío que hace en sus tiendas me dio la puntilla. Me empecé a sentir fatal. Mientras estaba en la cola para pagar, no sabía si tirarme al suelo voluntariamente o dejar que me llevase un desvanecimiento. Aguanté como pude apoyándome en la caja hasta que me cobraron y salí a toda prisa a que me diera un poco la calidez de la calle.

Vi claro que, para mi vergüenza, por primera vez en mi vida recurriría al dopaje. Empezaba a ser tarde y las farmacias abiertas a la ida ya estaban cerradas. Por suerte, la de guardia se encontraba cerca de mi hotel y me acerqué. Pedí algo para la fiebre y me dieron paracetamol. Días después comprobé que debería haber pedido ibuprofeno, porque el paracetamol no me hizo efecto. O quizás sí y si no lo hubiese tomado habría subido a más de 40 grados, no sé, pero desde luego la impresión no fue de alivio.

Con una pastilla como única cena, me acosté. Me puse para dormir casi toda la ropa que había llevado, incluyendo tejanos y calcetines. A pesar de ser verano, en la cama había manta y colcha, así que me tapé al máximo y esperé que llegase el calorcito. Acabó llegando no sé a qué hora de la madrugada. Empecé a sudar. Quería alargar la falta de frío al máximo y fui sudando y sudando hasta que me entró taquicardia. Me alarmé un poco por los golpes que llegó a pegar el corazón y me incorporé para descubrir que había empapado todo de sudor. No solo la ropa sino las sábanas también, cosa que me iba a dar frío el resto del tiempo que me quedaba en la cama.

Había puesto el despertador a las cuatro y media. El plan original eran las cuatro, pero temiéndome que no tendría ganas de desayunar lo retrasé al acostarme. Desgraciadamente, acerté. Solamente forcé la garganta para ingerir otra pastilla de paracetamol, por si hacía algo más que la del día anterior. Volví a andar los dos kilómetros hasta donde se había hecho el briefing, ya que era el cuartel general de la organización y el punto de reunión de los participantes antes de las seis de la mañana.

Con la excusa de razones de seguridad (en realidad, para sacar más cuartos y no montar avituallamientos), la organización obliga a contratar un mochilero, que entre otras cosas es el que lleva en un vehículo todo lo que el participante vaya a consumir. Con la experiencia de lo que me va bien, de casa había llevado agua con azúcar como único combustible y según lo previsto habría bastado. Pero claro, lo previsto era haber cenado y desayunado copiosamente, por lo que corría el riesgo de flaquearme las fuerzas cuando llevase más de veinticuatro horas sin comer nada sólido. En el briefing nos habían dado un montón de geles y barritas y polvos solubles, y los metí en la bolsa que le entregué a mi mochilero por si acaso. Como ya me había dopado, no iba a venir de aquí.

Me tocó un chaval con pinta de buen tío. Por descontado, no le dije nada sobre mi estado. El reglamento de la prueba da potestad a los organizadores de retirar a cualquier deportista que dé muestras de no poder finalizar y no quería que me valorasen con prejuicios. Le dejé mi reloj de diez euros del Decathlon (temiéndome que ninguno de los dos se acordaría de devolverlo en meta) porque tampoco quería saber cuánto tiempo llevaba durante el trayecto. No quería agobiarme por ir más lento de lo que creía. Le pedí que solo me avisase si llevaba ritmo de no poder pasar los cortes.

No solo había un tiempo máximo en meta sino también en dos puntos intermedios. Hasta el primero conocía casi todo el recorrido porque por él transcurre otra competición en la que había participado varias veces. Su principal característica es que depende mucho de las condiciones ambientales. Como ejemplo, entre el mejor de mis tiempos y el peor hay un 25% de diferencia. Tomando el peor de los casos (que era el esperado este año), sumándole lo que podía tardar en los kilómetros extras, y aplicando un factor multiplicativo porque me reservaría para resistir luego dos tramos más, debería pasar el corte. Sin embargo, aplicando otro factor multiplicativo por los posibles efectos de la enfermedad, iba a tener problemas para conseguirlo. De ahí que insistiese al mochilero que controlase si tenía que apretar.

Nunca siento el menor nerviosismo antes de la salida. Esta vez, en la que podía cosechar el mayor fiasco de mi carrera, no fue la excepción. De hecho, nos trasladaban al punto de partida en autocar, en un viaje de unos veinte minutos. Pues al llegar me tuvieron que despertar porque me había quedado traspuesto. Después de bajar, y ante la ausencia de mejoría, a lo loco me metí medio paracetamol más.

Dieron el pistoletazo cuando empezaba a clarear. El punto de salida no permitía que pasáramos todos a la vez, así que dejé sitio a casi todos antes de empezar. Superar los cortes podría venir de unos minutos, pero no de unos segundos. Al cabo de un rato el malestar corporal se hallaba en un nivel relativamente bajo (fuera por la sobredosis farmacológica o porque a esa hora tocaba), aunque la garganta seguía doliendo y no me dejada ni tragar saliva. En cualquier caso, comencé al ritmo planeado, y ya iría ajustando según me fuese sintiendo.

Cuando llevábamos ya tiempo de sobras para que las posiciones estuviesen estabilizadas, me empezó a adelantar gente. Hasta el sector final no tenía ninguna intención de cambiar de velocidad en función de lo que hicieran los rivales, pero la verdad es que me preocupé un pelín. En una larga recta, me giré y no vi a nadie. Le pregunté al mochilero:

—¿Ya voy último?

—No, a lo lejos aún hay un grupito.

Eso debía de significar que no iba tan mal. O que hay gente que se inscribe sin ninguna opción de superar los cortes, que también podía ser. En fin, mientras no me dijese que o aceleraba o no llegaba, yo a lo mío. Por allí hay unos tramos preciosos y la verdad es que a pesar de todo hubo algunos momentos en los que disfruté.

Pasada la mitad del primer sector fui encontrándome participantes, pero como si fuesen gallegos no supe quién adelantaba a quién. Aparecián y desaparecían por los laterales, y yo intentaba memorizar sus dorsales para ver después por dónde habían acabado en la clasificación. Varias veces el mochilero me dijo que iba bien y que si quería tomar algo. Por un lado no tenía el menor rastro de hambre o sed, pero por otro teóricamente ya debería haber agotado las reservas energéticas, así que le iba respondiendo que aún no, que dentro de poco.

Así fui avanzando hasta el primer punto de corte, donde se produjeron dos hechos que marcaron las siguientes horas. A pocos metros de alcanzarlo, me frené para comentar algo con el mochilero. Uno de la organización me gritó que hiciese el favor de cruzar el control. Sobre todo por el tono en el que lo dijo, yo lo interpreté como que ya había pasado el tiempo máximo y que como me entretuviese no iba a ser condescendiente y me descalificaría. ¿¿Y el cafre del mochilero diciéndome todo el trayecto que iba bien de tiempo?? A partir de ahí empecé a desconfiar del chaval. Cuando se llevan horas de esfuerzo es habitual que la suspicacia aparezca. Ya había vivido en otras ocasiones episodios ridículos, sobre todo creyendo erróneamente que cuando me indicaban el camino no me dirigían en línea recta sino dando un rodeo, y ya sabía que de lo que tenía que desconfiar era de mi recelo. Aun así, cada vez que se me acercaba intentaba disimuladamente echar un vistazo a mi reloj para ver la hora. Habría sido tan fácil como pedirle que me la enseñase, pero como me negaba a desdecirme de que no quería saberla, procuraba entrever los números del reloj torciendo infructuosamente el cuello. Un absurdo total.

El otro hecho en realidad se había iniciado un trecho antes. Había empezado a notar frío. A la altura del punto de corte ya estaba claro que no era un destemple pasajero: Había entrado claramente en hipotermia. Era consciente no solo de que ya no me la iba a poder quitar de encima, sino de que tendría que retirarme si se agudizaba. Además de la tortura física comenzó una mental. Si uno tiene que pasar la noche en la montaña sin abrigo, no le queda otra más que aguantar el frío las horas que sea. En cambio, allí sí había alternativa. Podía parar, y en menos de un cuarto de hora estaría bajo una mantita, tomando caldito caliente (bueno, para la garganta eso no era tan tentador). En cualquier caso, la retirada no iba a ser una mera cuestión de fuerza de voluntad. Si el cuerpo bajaba demasiado de temperatura, los síntomas se iban a ir acumulando y no iba a jugarme la vida por cabezonería.

A la media hora o así de haber pasado el punto de corte, el frío era tan intenso que desesperado paré por primera vez para avituallarme aun sin tener todavía ningunas ganas de ingerir nada. Entre los geles había uno con taurina y se lo pedí para ver si mejoraba. Ni idea de cuál es el efecto de la taurina sobre la temperatura corporal, pero iba a la desesperada. Posteriormente, tomaría dos o tres geles más con cafeína (de nuevo, ni idea de si convenían o no; si hubiese tenido uno con estricnina, lo habría probado igualmente). En esas tres o cuatro veces que consumí algo, el mochilero me entregó una botella de agua para beber. Por cortesía le metí un sorbo, escupiendo la mitad de líquido, porque la garganta me abrasaba con cada intento de tragar.

Ninguno de los geles produjo resultados palpables en la temperatura. Por momentos simplemente tenía frío, y por momentos sentía que lo único que impedía que las tiriteras me tomasen era el ejercicio. Si hubiese parado en aquellos instantes, brazos y piernas se habrían puesto a temblar de forma incontrolable. Era chocante que España se encontrase en plena ola de calor y yo estuviese congelado. Me había estado preparando durante meses para el cansancio y el dolor, pero no para el frío.

Igual que el primer sector lo conocía bastante, del segundo apenas sabía más que la longitud. En el briefing había destacado que al principio había un lugar que podía ser peligroso y yo me lo imaginé a unos veinte minutos. Por eso, cuando el mochilero me indicó que estábamos pasando por aquel punto y en el reloj mental llevaba más del doble de tiempo, me vine un poco más abajo. Una vez acabado todo, lo busqué en el mapa y en realidad no estaba tan cerca, pero esta no fue más que una muestra de lo largo que se me hizo el sector. Hacia la mitad dejé además de ver rivales y fue todo una monotonía de recorrido en solitario luchando contra el frío. Para mi enorme sorpresa, ni el hambre ni la fatiga muscular asomaron en todo el período. No tengo muchos más recuerdos de aquellas horas centrales.

En el punto de control, pude ver la hora en el reloj y coincidió con lo que me dijo el mochilero: Iba sobrado. Para completar el último sector disponía de un 50% más de tiempo que si hubiese llegado a la hora del corte. En buenas condiciones, podría hacerme la distancia restante en el 75% de ese máximo, así que podía permitirme ir a mitad de velocidad de crucero y aún llegaría a tiempo igualmente. El crono de corte ya no era una preocupación, solamente mi condición médica.

El tramo final sí lo tenía estudiado al dedillo. Un par de veces había participado en una competición que se celebra en la punta final, pero sobre todo cuenta con unas cuantas referencias fácilmente identificables de las que me había aprendido la distancia en el mapa. Craso error, puesto que los tiempos entre uno y otro se me hicieron mucho más largos de lo calculado. Tampoco ayudó a hacer la marcha llevadera el viento en contra. Es común en esa zona y la previsión meteorológica del día anterior lo predecía. Pero por esperado no resultó menos duro. Al paso de los primeros todavía no se había levantado con fuerza, pero para cuando llegué yo ya soplaba con ganas.

Aún faltaba añadir a la aventura un poco de diversión. Me encontré entrenando tranquilamente en casa durante unos segundos. Huy, huy, que se me estaba yendo la cabeza. Las alteraciones de consciencia son una de las señales de que una hipotermia avanza inexorablemente. No quise advertir de momento al mochilero, aunque si los delirios se agravaban necesitaría de su ayuda para no perder algo más que el rumbo. El peligro en estas circunstancias es que para detectar que pierdes la razón más de la cuenta necesitas un mínimo de razón, y si la pierdes no lo puedes detectar. Los episodios de no tener consciencia de dónde estaba se fueron haciendo cada vez más frecuentes, pero por suerte no más intensos y duraban solamente unos segundos. Así que los mantuve en secreto.

Lo que sí que se acentuó con el paso del tiempo fue una curiosa desconexión entre la consciencia y el lenguaje. Para que se entienda mejor a qué me refiero, cuando comentaba algo con el mochilero no sé si era más como si alguien distinto hablase a través de mi voz, o como si yo hablase a través de la voz de alguien distinto. Lo vivía como espectador, no como protagonista. Cerca de meta se me acercó un vehículo y una juez que iba en él me dijo:

—¡Ánimo, Pastanaga, que ya queda poco!

Por mi boca salió:

—No está la cosa para muchas alegrías.

Que no es que sea una respuesta que viniese muy al caso, pero demuestra lo poco centrado que estaba el que manejaba mis cuerdas vocales, fuese quien fuese.

A pesar de lo mal que iba mentalmente, hacia el final conseguí una explosión de rendimiento. Fue corta, de menos de media hora, pero casi sin darme cuenta me sobrepuse a la impresión de que no avanzaba y cogí ritmo. Se acabó cuando paré para no sé qué y justo antes de reemprender la marcha noté que se me cargaba el cuatríceps derecho. La sensación previa a sufrir una rampa de campeonato, pero en un músculo donde no sabía que se daban. Intentando disimular (todavía iba con el chip de no mostrar debilidades para que no me hiciesen abandonar), estiré patosamente la pierna hasta que se me pasó, pero ya no hubo forma de recuperar el ritmo.

Debió de ser en aquel tramo cuando adelanté a otro participante sin verlo. Me baso en lo que me contó después el mochilero, cuyo conocimiento del lugar me dio ventaja. Intuitivamente, en la parte final yo habría ido por la derecha, ya que era la línea más corta hasta la meta. Él en cambio me fue mandando hacia la izquierda, según me explicó después porque estaba un poco más recogido del viento. El otro en cambio fue por la derecha y se lo comió de lleno, perdiendo varias posiciones.

Quedaría ahora muy bien la descripción del gozo que me llenó al llegar a meta, pero me tendría que inventar alguna mentira para ello. Si hubo algún sentimiento, fue de indiferencia total. Realmente, nunca he sentido alegría en el momento de acabar una prueba, y desde luego aquí no se dio la excepción. Pensaba que al finalizar me entrarían todos los temblores dominados hasta entonces, pero justo aquel fue el mejor estado en cuanto a frío desde el primer control. Sonreí (qué falso) para una foto que el director de la organización se iba haciendo con todos los participantes al llegar y me dejé acompañar hacia los tenderetes donde había la comida.

Por pura inercia, fui a reponer el depósito. Empecé pidiendo un Aquarius, que obviamente tenían en nevera. El dolor de garganta al tragarlo y el escalofrío por su gelidez al llegar al estómago, me hicieron darme cuenta de que en realidad no me apetecía nada. Ni tenía hambre ni apenas cansancio ni nada más que frío por más que estuviera en la solana.

Fui al encuentro del mochilero, que en los metros finales se había apartado, le di las gracias y me retornó el reloj. Lo dejé para meterme en las duchas. Allí ya se me soltó el cuerpo y me puse a tiritar de pies a cabeza. Era una de esas duchas sin marcas en el grifo y que responden con retraso y me volví loco hasta que conseguí que saliera caliente. Vi pasar por ellas varios turnos de participantes hasta que la temperatura me alcanzó las entrañas.

Al salir encontré la clasificación provisional colgada y me llevé dos sorpresas. La primera me la dio mi tiempo. En meta había confundido los segundos y los minutos del cronómetro oficial, y resulta que en verdad había hecho veinte minutos menos de lo que creía. Dentro de la horquilla que a lo largo de la preparación me había otorgado como tiempos razonables, acabé justo en el máximo. Teniendo en cuenta el ayuno, la fiebre, el frío y el viento, no era un resultado esperable en absoluto. Luego en casa comparé los tiempos de los que habían repetido en la edición anterior, y menos el maldito ganador que creo que tardó apenas cinco minutos más, a todos les costó este año entre media y una hora extra.

La segunda sorpresa fue descubrir que todos los dorsales que había visto cerca de mí habían finalizado por detrás de mí. En ruta solamente tenía la certeza de haber adelantado a dos. El mochilero sí me había dicho que había remontado al doble de los que me habían superado al principio, pero como todavía me duraba un poco la desconfianza no le había dado mucho crédito. Más que acabar en mi estado por delante de otros, lo que asombra es que gente tan experimentada (poquitos habría aquel día con menos de diez años de experiencia en el gran fondo) aún no sepa regular al principio de una prueba larga.

Con la ducha, había saltado del frío al calor. Sin necesidad de tocarme, sentía la piel ardiendo. El fisioterapeuta que daba los masajes lo notó y me comentó que seguramente tendría fiebre, que era normal despueś de un esfuerzo como aquel. Aunque ya no pasaba nada por reconocerlo, seguí ocultando que la había traído de casa. Ni siquiera al mochilero se lo confesé después, charlando con más calma mientras llegaban los últimos competidores (tanto que me había preocupado, y fueron condescendientes sin descalificar a los que llegaron hasta media hora después del anunciado cierre de control). Lo que sí quise dejar claro fue que nunca mais. Con los meses, el cerebro va borrando del recuerdo las peores sensaciones y ahora mismo no me importaría repetir. Por eso quise declarar ante testigos que no volvería a participar en esa carrera, para impedir un cambio de opinión una vez la memoria olvidase lo mucho que había sufrido. Lo que no dije en ningún momento fue que no fuese a hacer alguna otra más larga en el extranjero.

Como conclusión, considerando las condiciones adversas habría estado bastante satisfecho si no lo hubiese empañado recurriendo a la ayuda farmacéutica. Ayuda que por cierto se acabó ampliando porque los dolores de garganta y las fiebres se alargaron tres semanas. De todos modos, en cama y escupiendo sangre solamente me pasé el día siguiente, y a las ochenta horas de la última comida ya volví a ingerir sólidos.
 
Delirante, literalmente.

Enhorabuena por lograrlo a pesar de todo. Sigo sin entender por qué algunas torturas tan innecesarias. Aunque para mí el mero hecho de participar ya es una.

Para los dolores de garganta, no me canso de decirlo: Sopa castellana A TOPE de cayena y con medio limón. Te llevas la infección por delante y el pan y el huevo de esa sopa hacen que el estómago aguante mejor el picante. Mi peor infección de garganta fue (como creo que siempre son las peores) por dormir con el culo al aire. Placas de pus claramente visibles y sensación de alambre de espino al tragar mi propia saliva. Os juro que con un cazo de esa sopa se obró un milagro que aún hoy me resulta increíble. Con posterioridad lo he probado en otros tipos de sopa y no me ha sentado igual. En una ocasión sólo ingerí el líquido con picante, porque venía con un dolor de barriga importante. Tras la última cucharada del primer plato vomité y comprendí de dónde venía el malestar estomacal: de un plato de cocido que comí a mediodía en el que los garbanzos estaban «al dente» :face:. El caso es que al volver a pasar el picante por la garganta me terminó de curar y se me pasaron todos los males.
 
La virgen santa. :lol::lol::lol:

No dices qué prueba ni km ni nada, pero por lo que cuentas sospecho que se trata de un trail de 100 km o algo parecido. Supongo que serás consciente de que a nivel de nutrición lo hiciste todo al revés, y en las condiciones que ibas (salir con un gripazo era una gilipollez, pero bueno, locuras de esas hemos hecho todos) que terminaras fue un puto milagro. Aún así, qué coño, olé tus cojones.

Lo que si me gustaría saber es cuánto tiempo estuviste jodido y si te dejó alguna secuela, y no me refiero a la garganta y tal, porque lo que hiciste por narices te tuvo que dejar hecho una puta mierda físicamente durante bastante tiempo. No quiero ni pensar los días durmiéndose por las esquinas y con esa sensación de agotamiento permanente y falta de energía constante de estos casos.
 
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