Voy a precisar algo que a lo mejor me he dejado atrás: las excedencias me parecen bien. Lo que me parece injusto es lo que sucede después. Por decirlo de algún modo, tenemos el producto pero no las instrucciones. Por eso ciertas actitudes a la hora de pedir esas excedencias no me parecen éticas. Ocupar una plaza a sabiendas que luego la vas a dejar colgada no me parece correcto, por muy legal que sea. Por la simple razón de que, como he dicho, implica que otro trabajador salga mal parado. Si algo tan evidente no te resulta injusto cuando menos, pues no sé qué decirte.
Respecto a lo de las plazas mezcladas que me comentas con ejemplos de tus conocidos profesores es bien sencillo. La administración juega mucho, muchísimo, con las plazas que tiene, ya sean fijas, vacantes o de reciente creación. Sucede con frecuencia que una plaza fija queda vacante, ya sea por excedencia, traslado o incluso defunción del funcionario a ella destinado, y a partir de ahí usa todas las estrategias que le convienen para rellenarla. Muchas veces esa plaza queda oculta, repartida entre unos y otros (es el ejemplo que pones), si bien éstos nuevos ocupantes han de aceptar voluntariamente ese juego. Una vez que las plazas se obtienen por cuerpo y especialidad, ocupar esas plazas mixtas es voluntario, nunca impuesto.
Y aquí el ejemplo de que no todos los interinos son considerados ni tratados del mismo modo. Después de retozar un tiempo con una enfermera interina en la Seguridad Social, supe que ella (como tantos otros) tenía un contrato indefinido, además de los reconocimientos que comentas. Yo, como profesor, tuve que encadenar contratos anuales (con los consiguientes plumazos de la amiga Hacienda) y tenía por ley prohibido el acceso a cualquier cargo interno del centro. Eso por no citar que durante mis años en Portugal aprendí que el sector médico-sanitario tiene reconocidos en España los puntos y años de servicio trabajados en muchos países de la Comunidad Europea, mientras que un profesor que se lance a enseñar español por la vieja Europa ya le puede decir adiós a la vida laboral.