Claro, no me jodas. Lo dije ya al empezar a escribir: yo no sé lo que es el ejército ni aspiro a comprenderlo. Y además, lo de cada uno es lo de cada uno, y de ello se desprende lo que cuenta y, sobre todo y más importante, lo que calla.
Porque al final leyendo lo que tú dices, y las historietas particulares de cada cual, pasa que encuentras que hay tantos ejércitos como unidades, batallones y capitanes, cada uno fundador del suyo, de su ejército: están los que son más legales, más caraduras, más estrictos, más permisivos, más interesados, más hijoputas. Y con el tiempo cada uno lo manifiesta a su manera. Quizás por eso conservamos opiniones muy diferentes sobre el ejército.
El caso es que en mi unidad, nadie se podía largar hasta que no cumpliera su contrato. He oído hablar de unidades donde el teniente coronel era buenazo y arreglaba los papeles a la gente que veía que aquello no era lo suyo; en nuestro caso, no sólo no era así sino que conozco más de un tío (y de dos) al que le renovaron automáticamente por las buenas o por las malas. Evidentemente gente bastante sencilla que no entendía de resquicios legales, y a la que tanto le daba una cosa como la otra. A otro que se quería marchar le traspapelaron accidentalmente los papiles para que no pudiera cobrar el paro. Pero eso ya son historias, anécdotas individuales y personales. La situación es que en el batallón ese había una larga tradición de mangoneos y tinglados para lograr escapar del infienno: una de las más socorridas era la baja psicológica, que consistía en traer un informe psiquiátrico conforme estabas fatal, luego te hacían pasar un tribunal militar y si dictaminaban que eras un inválido mental te mandaban para tu casa, y cobrando todo el sueldo íntegro. Tiene tela. Hubo un gitano de otra compañía que juzgó que el camino más rápido y llano para llegar a la pensión de invalidez era saltar con una navaja al cuello del coronel juez, ni qué decir que se la dieron inmediatamente y no quisieron volver a verle. Otros optan por medidas más radicales como irse de vacaciones y no volver, o fugarse de unas maniobras y volver al cabo de unos días, anécdota esta que es bastante graciosa y que ya contaré otro día.
Lo que sí que no es para tomarse a risa es la gente que estaba quemada de verdad, no como yo, gente que lleva lustros encerrada allí incapaz de salir por no saber hacer otra cosa. El tema es que la mayoría de esta peña estaba más sonada que el pecho de King Kong. La proporción es, incluso para los tiempos que corren, bastante alta... aunque los médicos especialistas de la unidad, que son gente que el ejército reclutó entre los medianías de veterinaria y enfermería, dijeran que no, que la media era la estrictamente nacional. Empastillados "Happy Pills" que tomaban las pastillas con manguera: inhibidores y desinhibidores de la ansiedad y el pánico, estimulantes, antipsicóticos, antidepresivos, somníferos, etcétera. Viven en el mundo de la drogaína, tanto legal como ilegal. No sé si se nace así o es algo provocado por una entrega que no acaba de asimilarse, de entenderse y hacerse propia, o por resistir contra viento y marea hasta que al final el coco dice "basta". O por el miedo a tomar decisiones no autorizadas por la jerarquía correspondiente, algo a que no están nada acostumbrados, los hay que si pudieran llamarían al sargento a su casa para pedirle permiso para cagar... o por el pánico a volver a empezar. O quizás por unos modos que lesionan la intimidad y amenazan la libertad más profunda, algo muy frecuente en el ejército. No lo sé. Pero lo que sí sé es que esto no tiene nada de normal, y que hay otro tipo de organizaciones, que casualmente tú has nombrado, que tienen una sintomatología y una forma muy particular de tratar a la gente, y que es muy parecida a esta. La diferencia es que en esta cobras, lo justo pero cobras... pero yo no he dicho nada, ¿eh?
¿Cuando a una persona honesta, honrada y sencilla que tiene un par de hijos lo agarra por el cuello un teniente de mierda de veintipocos años acabado de salir de la academia, y le dice que la guerra no es así sino que es asá, y que es un puto inútil que no sirve para nada y le va a romper la cara, lo está violentando de algún modo? ¿Cuando coges a un tío y le dices que su misión es custodiar un pueblo y le das dos tristes cargadores, uséase 60 cartuchos, de tal manera que tiene que esconderse porque al valle de al lado oye a una horda de muyahidines liándola gorda con régimen de munición no limit, no se le están poniendo de algún modo los cimientos de una personalidad un pelín neurótica? Cuando a un tipo se le ve agotado y se le impele a que siga y a que promocione, y que tire del grupo para ser un buen ejemplo, y que le cambie a uno la guardia porque el otro quiere ir a ver la champions, y que además asista a un curso de radio por las tardes porque el chico tiene más entrega que NACEX, ¿no se le está obligando de algún modo a que un día escuche voces en su cabeza que le digan "Farlópez, es hora de que se te caiga la baba y te cagues encima?".
Cuando a una persona se la coge del cuello y se la anima de un modo impetuoso a amar a Expaña, dedicación ultraversátil que se puede definir como aquello más absurdo que puede tocarte hacer en un momento random, y hasta el delirio en plan "estoy orgulloso de servir a Expañaaaaa!!", a amar el ejército, a amar al Rey JuanCarlols, amar las Reales Ordenanzas, amar la Infantería, amar la unidad por encima de todo, amar la virtud castrense, el fusil y la ametralladora, apasionadamenteee... ¿no se le estará llevando a la obsesión compulsiva y neurótica basada en normas, costumbres y reglamentos que aquí y allá cambian siempre contínuamente en función de un montón de variables indeterminadas y de cómo le pique el pie al jerifalte de turno que se tenga más cerca en cada momento, y eso semana a semana, mes a mes, año a año, es decir siempre...?
La falta de libertad lleva a hacer cosas muy extrañas, la naturalidad postiza termina en una mueca sin sentido, acartonada, fría, distante, lejana: la falta de respeto a la intimidad y al modo de ser de cada cual hace que personas muy inseguras, muy inmaduras, frágiles o sencillamente demasiado buenas salgan bastante mal paradas. Y si no tienen estudios, ni oficio ni beneficio, el daño puede ser irreversible porque es casi seguro que terminarán quedándose, y la cosa irá cada vez a peor a no ser que tengan un corazón como la catedral de Reims de grande. Y es que hay que ser de una pasta muy especial para ser buena persona y no acabar tarado allí dentro. O eso o ser completamente idiota y no darse cuenta de nada. Porque allí el que entra bueno sale malo, y el que entra malo sale todavía peor.
Los enfermeros/veterinarios/médicos de la unidad lo saben, los loqueros de las mútuas asociadas lo saben todavía mejor. Lo saben muy bien. Me alegro mucho de que en tu unidad no fuera así, y que fuera una especie de vergel de buena gente, pero no tengo ninguna necesidad de tragar ruedas de molino en lo que respecta a la mía. Había más de un tipo allí dentro con cuadros bastante serios, tíos que llevaban más de dos años arrastrando todo tipo de fobias, depresiones, síntomas psicóticos, síndromes obsesivos muy graves, y que LLORABAN al capitán "médico" para que les dejasen salir aunque fuera sin cobrar nada, y éste chuta manguerazo de pastillas y les dice "mira, hasta que no te cures no puedes decidir nada porque te falta libertad". Y el capitán "médico" sabe que no se curarán nunca. Lo sabe, y calla. Y traga.
Yo no sé si es que me explico mal, que puede que sea eso; pero lo fundamental aquí es entender que el desencanto, como todas las decepciones en esta vida, ni vienen nunca de serie ni de un día para otro, cosa que veo que no se acaba de comprender. El vaso se va llenando hasta que un día por cualquier tontería te encuentras mal, y te das cuenta de que no se te pasa y empiezas a darle vueltas a la cabeza. Es entonces y no antes cuando analizas objetivamente la situación en perspectiva y comprendes que estás haciendo el primo. Te limitas a esperar a que termine tu contrato y la cosa acaba con un discursillo enfrente de la compañía y un adiós muy buenas, un intercambio de teléfonos y fakebooks y la promesa que pronto se olvida de quedar un día todos para ir a tomar algo y contar batallitas. Me hace gracia que intentes psicoanalizarme o determinar que "si tú eres así" o "tú eres asá", o "pues lo que te pasa a ti es que...". En el fondo soy un tipo muy racional y aunque no me gusta hablar de ello, si lo hago suelo relativizarlo bastante. Pero si de verdad eres capaz de creer que la gente es capaz de entrar ahí para luego contarlo y poder ir de listo tendrías que analizar mejor en qué tipo de entorno vives. A mí personalmente no se me ocurriría sacar el tema fuera de la estricta intimidad familiar, mientras se apuntan padres y tíos a contar la vez que hicieron unas maniobras en Chinchilla y las mujeres hacen morros y ponen caras largas, y aún así quitándole mucho hierro al asunto. Lo mejor siempre es lo que se calla, en mi caso por pura vergüenza. Al final la cosa queda en nada, una simple anécdota, ya lo digo, igual que digo que muchos otros no pueden decir lo mismo. Es su problema.