Pos yo, habida cuenta mi hábito pornógrafo desde antes de la Internet, (desde la chica del viernes hasta el Private pasando por el Lib o las revistas de contactos que hacían publirreportajes de la Sala Bagdad y Holy One
, o la más lolística selección de imaginaciones con profesoras, vecinas y compañeras del cole mediante, o el summum de la modernidad pajilleril que era el siguiente número de la MAN donde salía la nunca bien ponderada Ivonne Reyes),
y exacerbado con la llegada de la red cuyos minutos de conexión había que pagar a precio de horo, y la consecuente espera a 56 kbps a que se le vieran los pezones a Emma Suárez
porque eso sí, con aquella velocidad de conexión, primero le veías el pelo, luego la cara, 35 segundos después el tórax, otros 26 segundos para que apareciesen las peras overnipple, se paraba en ese momento, alrededor de un minuto (y tú ahí pajeándote mirando más el negro del avance del cuadro de la imagen, y aguantando como un campeón, en aras de ver la morunidad areolil), por fin se veían las peras full size y después abortabas el resto de la imagen porque preferías invertir tus minutos de conexión en intentar encontrara una foto algo más hard que soft de Elvira.
Así pues, he desarrollado una muy grande tolerancia a la corrida y puedo aguantar minutos y minutos hasta que, más aburrido que otra cosa, cierro de piernas para presionar el perineo, y procedo a impelir el lleretazo hacia las paredes del prepucio (que yo no soy judío), para después depositar mis hectolitros de simiente en el inodoro o lavabo, asegún.
Cuando toca defollar, por suerte casi siempre salgo excedente de cupo, la parienta me manda a la mierda, onvre, porque acaba aburrida de unas embestidas no productivas en actimel, que se alargan en los minutos insondables.
That's all folks.