Voy a matizar cosas.
te vuelves mucho más irritable, irascible, sensible y le das muchas más vueltas a las cosas. Eso en mi experiencia pasa independientemente de tomar o no tomar por el estado miserable en el que te encuentras por la falta de calorías. Lo que sí he notado yo es que, particularmente en tanto a lo que preguntas, tengo la mecha mucho más corta. No diré que soy más violento o agresivo, porque soy una persona de naturaleza de bastante reflexiva, pero sí que puedo perder la paciencia en situaciones en las que en otras circunstancias tardaría más en hacerlo.
Un ejemplo, esta mañana estaba con mis padres y mi madre me ha ofrecido panellets. No sé si sabéis lo que son, son unos dulces catalanes típicos de esta época del año elaborados con pasta de patata, azúcar, almendras y yema de huevo recubiertos con cosas, los clásicos, para más inri, de piñones. Yo venía de no pegar ojo esta noche y oliendo el zumo de naranja recién exprimido desde el portal y he tenido que contar hasta cinco, y luego hasta diez. Pero sin más. Al final entiendes que la gente no está en tu cabeza todo el día, y aunque tengan perfectamente presente lo que haces y te hayan visto hacerlo y pasarlo mal muchas veces, al final por simple cortesía o descuido es fácil que se escape algo, que no es por maldad. Paciencia y a seguir.
Fluctuaciones en el estado de ánimo hay, por cosas tan tontas como verse más o menos seco, plano o lleno según el momento del día, las luces, etc. Son putadas que hace la mente que hay que saber sortear y confiar en la visión objetiva de alguien externo en el que confíes, ahí es cuando más útil resulta la figura de un preparador para no liarse a hacer cambios absurdos de última hora y seguir con el plan.
En culturismo no todo es el tamaño muscular que sacas ni el punto que consigues, hay muchos factores a la hora de tener en cuenta cómo se juzga la muscularidad de un físico, no todo es tan simple como mides tal y pesas cual.
Evidentemente hay gente cuya baza es salir enormes, gigantescos, llaverizar a todo el mundo. Son pocos, sobre todo en Europa del sur, y que yo sepa hace muchos años que no hay superpesados españoles. Desde luego nunca saldré seco en 120 kg, olvidémonos de eso, imposible.
Luego hay otros que juegan la carta de la definición extrema, especialmente en IFBB Elite, donde les encanta que la gente se exprima para meterse en categorías de peso que no son las suyas aunque sea a costa de tejido muscular ganado con sudor y sangre. Eso tampoco me va, no es el culturismo que me gusta.
Después hay otros que llaman la atención por su apariencia de dureza, son los típicos que parecen hechos de granito y que hacen ese efecto raro en el que parece que la piel esté llena de "puntitos", no sé definirlo mejor y además es extremadamente difícil captarlo en fotos, pero son fáciles de detectar a simple vista porque es un efecto visual muy llamativo y que te hace destacar del resto. Este año voy a salir más duro que nunca, tengo fibras separadas incluso sin apretar, pero no tengo la piel lo suficientemente fina genéticamente como para ser uno de esos.
Otros, y la mayoría de estos son de estatura corta, intentan presentar físicos extremadamente "saturados". Genéticamente no son extraordinariamente grandes ni excesivamente pesados, pero sus físicos presentan la ilusión de que no caben más músculos, de que hay fibras encima de fibras como si fueran a reventar. Me falta carne para eso.
La carta que yo juego siempre es la de la redondez, a plenitud y la simetría, lo que se conoce por la "línea", vientras musculares abultados, cuádriceps, femorales y hombros que parecen curvos, articulaciones pequeñas, aspecto tridimensional, no me atrevo a decir "de cómic" porque aún me falta mucho para eso, pero mis referentes están más cerca de ser Esteban Amat o Melvin Anthony que Jay Cutler, Dorian Yates o Andreas Münzer.
Esta introducción es para reflexionar sobre la importancia de no escuchar la voz dentro de la cabeza, esa que siempre sugiere ocurrencias de bombero y que cuanto más se acerca la competición más fuerte se oye, llegando al punto de llevar un megáfono cuando te quedan pocas semanas para salir. Es indiscutible que para que TE MIREN en un campeonato nacional tienes que llevar buen punto, tienes que tener el culo rayado o ni siquiera te van a comparar con los primeros. Es como la nota de corte. Si no traes buen punto olvídate del tamaño, la línea y la dureza, te van a descartar de entrada. Mi estrategia para este año fue empezar con mucho tiempo para sacar buen punto sin llegar a perder redondez, plenitud y línea, porque entonces no hace falta ni que me suba: no seré el más grande ni seguramente el que traiga mejor punto. Lo he llevado muy bien hasta ahora, pero desde hace dos o tres días me veo mucho más plano, vacío, y evidentemente es una percepción psicológica, porque tras semanas y semanas por debajo de 100 gr de hidratos es imposible que me haya "descargado" de golpe justo ahora en dos días. Es una sensación inducida por la fatiga acumulada, el cansancio, la falta de sueño, los entrenos con malas sensaciones y dificultad para congestionar. Si fuera por mí, seguramente, hubiera hecho alguna estupidez este fin de semana, alguna "minicarga", algún "refeed", algún "cheat meal" o cualquiera de esas otras payasadas que hacen los fitfluencers modernos para justificar su falta de disciplina y que explican que nunca salgan como tendrían que salir. En lugar de eso, teniendo a alguien con ojo clínico que está al tanto de tus cambios corporales periódicamente y que te dice que aunque ahora no te veas vas a salir como tienes que salir, es más fácil que te despreocupes y simplemente sigas con lo que hay que hacer, por mal que te veas y sientas. Así que este fin de semana la única "licencia" que me permitiré es el entrecot que él mismo me indicó a días alternos, y a aguantar. Al fin y al cabo una carga se puede solucionar en dos o tres días, pero un mal punto no.