ilovegintonic
Muerto por dentro+
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Lolitonta rebuznó:No creo que sea así la cosa.
Las mujeres de las que hablas lo que pasa es que se lían con el chico con el que sienten más feeling. Y el feeling ése no se sabe por qué surge. Lo más probable es que sea cuestión de compatibilidad genética, algo hormonal, etc... vamos, causas biológicas de las que normalmente no somos conscientes ni podemos controlar.
Y, como sabrás, se dice que el amor es ciego. Pues bien, las mujeres creen ver todo lo que buscan en el hombre de quien se han enamorado. Aunque para observadores externos no sea así.
Luego, cuando se les pasa el subidón, van dándose cuenta del error en que han caído. Y es cuando empiezan a quejarse de la situación, puesto que ya están emparejados, y es más difícil dar punto final a la cosa.
En fin, esas cosas pasan. A mí me pasó, de hecho, y es una gran putada.
Creo haber referido en alguna ocasión la anécdota más extrema que conozco al respecto de esto, con un amigo de amigos míos, que no mío, del instituto.
Este fulano era absolutamente cerril, catetazo -sacó el BUP a base de copiar, y presumía de no haberse leído jamás un libro-, egoísta, mezquino -tenía por costumbre ir a pedir él las copas para sacarse la suya gratis y quedarse además con las vueltas- aprovechado -trabajaba en Tabacalera donde le daban tabaco gratis, lo cogía y luego nos pedía a los demás de fumar-, mentiroso, interesado -propuso a un amigo común el día de su cumpleaños que todos le regaláramos dinero y recogerlo él para irse de putas con el del cumple (él gratis, que para algo era el ideólogo)- y cobarde. Bien, pues hete tu aquí que el prenda, que lo tenía todo y que como además no tenía muchas luces se le veía venir, un día se echa novia. La novia era una muchacha de Granada, así que le venía fenomenal: cada mes o así o bajaba él o subía ella, echaba un par de polvos gratis y el resto del tiempo a mantener la situación y pasar de ella como de la mierda. Esta muchacha, en su ceguera, decía de él que era la persona más noble, generosa, culta, educada y leal que había conocido. Ojo, no es que me lo dijera a mí -nunca la llegué a conocer- es que este tío nos enseñaba las cartas que ella le escribía y donde le decía esto mientras se partía el culo de la risa. Así fueron pasando los años, él seguía por su senda y ella seguía diciendo que él era maravilloso. Y un día, ya más creciditos, a la tía se le ocurre la infeliz idea de casarse, y se lo propone. Ya ella había, a lo largo de los años, preparado el hogar en Granada ¿Que nos casemos, dices? Sí... ¿te quieres casar conmigo? Pensó en que iba a tener unos días de no trabajar y se iba a pegar un viaje al Caribe de gorra y aceptó. Se casan, vuelven del Caribe. Y entonces él, con dos cojones, enfila de nuevo a Madrid y le dice a su ya mujer "bueno, ya vamos hablando, cari". Pretendía, aún después de casados, perpetuar su situación de noviazgo a distancia. Y entonces a ella le empezó a chirriar todo. Y el tío que bajaba a Granada, se quedaba algunas semanas enteras incluso, pero volvía a Madrid. ¿Para qué me he casado? ¿Y con quién me he casado? se preguntaría en algún momento la infeliz. Y entonces vio cómo era la persona a la que ella creía dotada de todas esas virtudes que nos exponen en este hilo. No tenía ninguna de ellas. Ni las había tenido nunca. Pero ella tenía un traje de príncipe azul perfecto y llevaba ocho años encasquetándoselo a uno a quien no le valía. Tardó tres meses en pedir el divorcio. Como es natural, acabaron divorciándose, no sin antes mi conocido enviar a su hermano a que la intentara convencer de que siguieran casados, en un último alarde de caradura, porque ni siquiera tuvo los cojones de ir él a salvar su matrimonio. La verdad sea dicha: tampoco se le vio muy afectado, ni le importó.
Y como este ejemplo de tías que le endiñan un traje precioso de príncipe azul al primero que le moja las bragas le valga o no y se autoconvencen de que han buscado esas cualidades y de que además las han identificado en una persona está el mundo lleno. Qué bien que todas describáis un traje tan bonito, un traje tan digno y tan cabal, qué pena que lo más normal sea que se lo pongáis a quien no le vale ni de manga ni de largo ni de ancho ni de tiro ni de sisa, qué mal que encima vengáis diciendo "pero mi traje es fantástico, mirad qué bien coso".