Pues mira, a mí
@liachu69 no me molesta especialmente, porque estoy convencido de que su estilo al escribir es un fiel reflejo de su forma de expresarse. Para mí es un forero que refleja autenticidad. Ni siquiera un pedante relamido como
@cuellopavo me resulta farragoso, es más, estoy convencido de que realmente habla así siempre que tiene ocasión y le dejan.
En su casa, mismamente. Digo habla y no conversa, porque lo segundo requiere que te presten atención. Me lo puedo imaginar como si estuviera allí: su mujer debe haber desarrollado una especie de filtro auditivo por el cual solo algunas palabras superan el umbral de atención: niño, salario, factura... esas cosas que interesan a las mujeres que también son madres. Debe ser algo tal que así:
Cuellopavo:
¿Sabes? En 1857 se publicó la obra poética Las flores del mal, pero los dos volúmenes que contienen la mayor parte de su obra crítica, Curiosidades estéticas y El arte romántico, aparecieron en prensa hasta después de su muerte. Para el autor, su trabajo crítico no era menos importante que su poesía, por lo que con frecuencia se detiene a considerar la función del crítico; para él, la mejor crítica es aquella que es divertida y poética. Baudelaire considera a la crítica como una aliada de la poesía, y remite a un análisis razonado de la experiencia estética, la cual debe ser parcial y exclusiva. Es el camino privilegiado para perseguir la modernidad y la belleza moderna.
Muller: Ajá... (menea el puchero para que no se quede pegado).
C:
Por cierto, en la novela que escribo los fines de semana en casa de los papás el asesino a sueldo
M: ¿Qué? ¿Perdóns? ¿Dixeches algo?
C: Sí, digo que el asesino a sueldo
de mi novela es un personaje peripatético en la linea de las novelas de Hammet pero con un toque cañí no muy distinto de lo que escribía Juan Madrid cuando era bueno, no llas últimas que debe estar Andreu Martí descojonándose en catalán. ¿Se puede uno carcajear en distintos idiomas? ¿Hay giros idiomáticos que se perciben en la risa? Bueno, como te decía
M: Ajá... (continúa meneando el cucharón y el suspiro, casi inaudible, se pierde en la nube de vapor que emana del puchero).