Hablando del mejor programa de la tv actual, First Dates, el otro día se pasó el campeón europeo de petanca, un chaval de veinticuatro años [24] buscando pareja. Decía que le costaba ligar porque su deporte es muy exigente, tanto en entrenamiento como en dietas, que no puede salir de noche, ni beber, y que por supuesto, nada de mujeres; la petanca es lo primero.
Y aunque parezca mentira, la peña se lo tomó a coña por las redes sociales. Son unos ignorantes atrevidos, despreciando de primeras la sutil detreza neuromotriz y la inteligencia táctico-estrategica que exige un deporte psicomotor como la petanca, para competir minimamente.
Y os lo digo como experto monitor de petanca. Que me costó mucho esfuerzo, 8h de un sábado y 4h de un DOMINGO. Obviamente los esfuerzos dominicales cuestan más del triple, que es el día que nuestro señoriño mandó descansar.
Un día os enseño, después de la paliza grupal a Ferris o a queleimpogta. Tengo bolas profesionales, de acero, peso y medidas reglamentarias de competición. El boliche de caucho. Vosotros empezaríais con un juego de petanca de bolas de plástico hueco, las hay en los chinos. Con esas juegan a modo terapéutico en los centros de retrasados.
Así estarías a gusto, aparte que con vuestra deplorable condición física las profesionales de acero os crearían unas agujetas que ni dios al segundo día de jugar, o igual una tendinitis o un desgarro muscular en los rotadores del hombro.
Corrijo: Enpezaríais con bolas de espuma, llamadas también “de foam”, para una correcta progresión y evitar riesgos por lesión. Los subnormaliños tienen más nivel que vosotros, por eso usan bolas de plástico.
Pensaréis que es coña, pero la petanca es un arma cargada de futuro.