Este premio para MacGaydi va a merecer una gala de entrega. Alfombra roja, etiqueta, discursos vacíos, etc. Y al final, coronar a tamaño subnormal con vestido de lentejuelas, sujetando su ramo de flores y con la banda mientras llora emocionado por un reconocimiento tardío y tan largamente trabajado. En su discurso de aceptación dará las gracias a todos quienes le han apoyado desde parvulario, en especial a sus padres subnormales, quienes cedieron sus cromosomas a tan magnífico ejemplar con este propósito.
Baja el telón y el público rompe a aplaudir, exigiendo bises.
Toda una vida de subnormal ha recibido su justo premio. Este máximo galardón de la subnormal le ayudará a entrar en la Academia de las Ciencias Subnormales ocupando el sillón S mayúscula. Quien crea que no existe la meritocracia debe reconocer el mérito a tanta entrega y a tan profundo subnormal.
MacGaydi, siéntete orgulloso. No hay más motivos en tu vida.
Feliz ano.