DON_PELAYO rebuznó:
Pena de muerte no, pero tampoco "vacaciones" pagadas por los españoles por 30 años "tocandose los huevos" en su supuesta reinsercion.
Deberian construirse unas carceles absolutamente austeras para que el elemento en cuestion sepa lo duro que es la privacion de la libertad y sea capaz de reflexionar sobre el daño que ha hecho.
Por tanto, destierro de todo tipo de comodidades en las carceles, y CUMPLIMIENTO INTEGRO DE LAS CONDENAS.
Tambien, y como contraprestacion a los 6 millones de ptas/año que nos cuesta cada delincuente (ya sea español o extranjero), servicios a la comunidad en forma de construir carreteras, vias de tren y cosas parecidas durante todo el tiempo que esten en prision. Al menos con eso devuelven algo a la sociedad que les esta manteniendo.
Otro tema es la PUTA MIERDA de la Ley del Menor. Yo me pregunto, ¿a que deficiente mental se le puede ocurrir semejante atentado contra el sentido comun y la inteligencia de las personas?. ¿Que coño se estaba fumando el/los redactor/es de la Ley a la hora de formularla?.
La Ley del Menor esta bien para chavales que cometen pequeños robos o meten pequeñas trifulcas. La Ley del Menor es un GRAVE insulto a la sociedad para aquellos que matan o violan a otra persona. En este caso el menor asesino o violador debe ir a un centro de menores especial hasta los 18 años sin posibilidad de salir de el, y cuando cumpla los 18 años JUICIO EN TODA REGLA y que pague el daño que ha hecho a las familias de los asesinados como si fuera ya un mayor de edad. Si le condenan a 30 años de carcel pues a la PUTA CARCEL.
Las soluciones legislativas son complicadas.
Además hay un tipo de delincuentes que son inmunes a la amenaza penal, por ejemplo inmigrantes de países subdesarrollados.
Si triunfan en sus delitos obtienen el botín. Si les cogen, tienen alojamiento y comida con mejores condiciones que las que puedan soñar en su país.
Consigan lo que consigan, siempre ganan.
Yo no tengo ni idea de qué habría que hacer, pero lo que me sorprende es que se pretenda justificar un hecho político con la ética, de una forma tan burda.