A raíz de la muerte de mis padres, sí comencé a ir a la iglesia. Les hago cada año tres misas seguidas a cada uno por su cumpleaños, santo y día de defunción; con lo que voy bastante a misa, sin ser excesivamente beato. Pensé que si yo hubiese muerto, mi madre lo habría hecho por mí, y esa es la razón de tanta misa.
Me casé por la Iglesia, bauticé a mi hija, y tengo bastantes imágenes por la casa.
Creo que algo hay, aunque no somos capaces de comprenderlo. Por eso dijo Jesús que había que ser como un niño para entrar en el reino de los cielos; la fe es algo que se da incondicionalmente y no tiene razón de ser, más que creas o no.
Después de la muerte de mis padres me ocurrieron tantas cosas de golpe, que no pienso que puedan ser casualidades. Todo puede tener una explicación racional, pero dudo mucho que tras años sin que nada me hubiera ocurrido nunca, todo se acumulara. Y si solo hubiese sido estando yo solo, que también, podría ser un efecto de mi mente, pero cuando hay testigos, la imaginación pasa a un segundo plano.