De lo que se trata es de que el sistema permite triunfar con esfuerzo, talento y suerte. Pero la mayoría no mueve un dedo y se dedica a quejarse del sistema para justificar su fracaso personal.
Puedo entender las quejas del que lo ha intentado diez veces dejándose la piel y no lo ha conseguido. Pero la inmensa mayoría NO LO HA INTENTADO.
El sistema permite la ilusión de que eso es así, y para crearla tiene a la fuerza que dejar triunfar a unos pocos de entre millones que lo intentan. A la inmensísima mayoría no les deja triunfar, y a otra inmensísima mayoría lo que les deja es sobrevivir. Sólo unos pocos consiguen triunfar de verdad. Luego coge a esos pocos y se los pone de ejemplo a todos los demás, mientras que todos los que no han podido no por falta de talento ni por falta de trabajo, desde luego, son silenciados. Hasta la polla de emprendedores de éxito, de poner la lupa entre el uno de cada mil que triunfa y de que jamás se muestre a los que muerden el polvo, que son infinitamente más.
ILG, el argumento es tramposo porque la igualdad de condiciones no existe nunca, ya sea por talento natural, por familia de origen, por país de nacimiento, por raza, por educación o por lo que sea.
La igualdad de condiciones no existe nunca, cierto. En una carrera, no es lo mismo el atleta que tiene condiciones naturales que el que no las tiene, el que tiene unas buenas instalaciones para entrenar o el que no las tiene, pero se ponen a correr y son ellos, la pista y una meta al fondo, y que gane el más rápido.
En la carrera del sistema económico que hay ahora montado, ya procuran que nunca llegues a ponerte unas zapatillas de deporte, no vaya a darte por correr. Procuran, además, que las zapatillas buenas sólo se vendan en el barrio de los que ya han sido campeones. Procuran, también, que los de otros barrios no vayan a esas tiendas. Y si aún así alguno que no pertenezca a la élite consigue por una concatenación de circunstancias calzarse unas zapatillas de deporte ya procurarán que la pista de entrenar aparezca un día llena de barro otra con veinte coches aparcados en ella, especialmente si corre demasiado y puede comerle la tostada al que estaba. A algunos les dejan correr y entrenar, porque total, nunca se van a clasificar para las olimpiadas, sólo van a correr la carrera del barrio o de la ciudad (a esos les engañan llamándoles triunfadores, cuando la dimensión que tienen es infinitamente menor que los que DE-VER-DAD triunfan, así se genera también esa ilusión de que cualquiera puede triunfar), y luego, si por casualidad alguno acaba corriendo con los grandes, su calle estará con vallas, mientras que las de los otros no.
Y cuando empiezan la carrera y el tío se pone en los tacos de salida y mira al lado, ve de repente que el otro va en una moto. ¿Ah, no te has enterado? Han cambiado la legislación, ahora se puede correr en una de estas. Suerte, chaval.
Aún así, alguna vez alguno de los que no deberían, triunfan a lo grande. Pero es tan ridículo el número que no puede ser tomado en consideración. Salvo para generar más ilusión de posibilidad, para eso sí.
Ya hace falta estar ciego, pero ciego, para no ver que no es una cuestión de igualdad de condiciones, SINO DE TRAMPAS.
¿Lo ve usted, @ilovegintonic? Los primero que se quejan del sistema son los vagos de solemnidad.
Aquí hay dos cuestiones: uno, si se queja es para justificar su vaguería lo que está haciendo es justificar su vaguería escondiéndose tras una verdad. Pero es que no creo que esté justificando nada, simplemente está enseñando esa verdad, y la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero.
Puto imbécil, que dejeis las putas discusiones en todos los hilos, que ya está bien, que no hace gracia, que la mayoría veis humillaciones inexistentes
No, el único que ve humillaciones inexistentes es él; igual que el único que no ve las muy gordas que se está comiendo es también él