The fart expeller. Se trata de un culo, casi tan grande como el de la gata, con un detector de presencia que, ante el acercamiento de alguien, ponga en marcha un compresor de aire, que antes de salir, ha cogido aroma de las heces recogidas en la perrera municipal.
Diarrea continua, para el niño y la niña.Un circuito cerrado, donde una estatua caga sin parar. La mierda es recogida por una bomba succionadora y, mediante un tubo es trasladada a la boca, que engulle con pasión las heces y las dirige de nuevo al culo.