ms.cs.ds
El Willy Fogg del foro
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He estado mirando por si había algún hilo sobre este tema, y me ha extrañado no encontrar ninguno, el caso, es que aprovechando que no puedo dormir y que estoy con el móvil, abro un hilo condenado al fracaso, pero que mierda, hay que vivir al límite.
Bueno soy del 89 y tuve el gran "honor" de servir a mi patria en la maravillosa ciudad de Ceuta, perla del mediterráneo, aunque la verdad es que era un montón de mierda, llena de militares y morros, a partes iguales.
Empezaré por el principio, te llevan de Valencia a Algeciras en un tren de esos que ni los animales tomarían, al final te dejan, un montón de horas tirado en el puerto de Algeciras, donde los alistadores de la legión y los paracas, están todo el rato intentando que firmes con ellos, que la legión es la hostia que todos los días vas ha comer de puta madre, que el costo es gratis, en fin, mil mentiras para que piques.
Cuando por fin llegan todos los trenes, nos embarcan y cruzamos el estrecho, antes nos han ido separando por destinos, y cuando llegamos, nos meten en camiones y para el cuartel, ni de cenar nos dieron los hijos de puta, total primera noche en el culo del mundo.
Después de darnos la ropa, contarnos el pelo y desparasitarnos, por fin tuvimos una tarde de paseo, así que nos fuimos a ver la ciudad, solo había bares, y bazares, donde vendían aradios y ropa de imitación, nada más llegar a la calle Real nos asalta un morro y nos dice si queremos chocolate, nosotros decimos que por supuesto, le pillamos un talego y nos pasó casi medio huevo, nosotros estábamos flipando, así que nos Metimos en el primer bar que vimos, nos pedimos unas birras, y a liarnos unos canutos, íbamos cuatro de Valencia y estábamos acostumbrados a que allí nadie te decía nada por fumar en un bar, pero nada más acabar de encender el primer canuto, apareció el dueño del bar con palo de esos que pone "matasuegras" y se nos pone a gritar que coño estábamos haciendo, el que tenía el canuto se levanto y le dijo que no pasaba nada, que sólo era un porrillo, entonces la mala bestia le areo un palazo en toda la cabeza, el porro y el calleron a la vez al suelo, y yo en un acto de valentía, grite maricon el último y salí de allí cagando leches, baje la calle Real como el correcaminos, menos mal que al final esta el paseo, sino acabo volviendo a nado a la península.
Bueno soy del 89 y tuve el gran "honor" de servir a mi patria en la maravillosa ciudad de Ceuta, perla del mediterráneo, aunque la verdad es que era un montón de mierda, llena de militares y morros, a partes iguales.
Empezaré por el principio, te llevan de Valencia a Algeciras en un tren de esos que ni los animales tomarían, al final te dejan, un montón de horas tirado en el puerto de Algeciras, donde los alistadores de la legión y los paracas, están todo el rato intentando que firmes con ellos, que la legión es la hostia que todos los días vas ha comer de puta madre, que el costo es gratis, en fin, mil mentiras para que piques.
Cuando por fin llegan todos los trenes, nos embarcan y cruzamos el estrecho, antes nos han ido separando por destinos, y cuando llegamos, nos meten en camiones y para el cuartel, ni de cenar nos dieron los hijos de puta, total primera noche en el culo del mundo.
Después de darnos la ropa, contarnos el pelo y desparasitarnos, por fin tuvimos una tarde de paseo, así que nos fuimos a ver la ciudad, solo había bares, y bazares, donde vendían aradios y ropa de imitación, nada más llegar a la calle Real nos asalta un morro y nos dice si queremos chocolate, nosotros decimos que por supuesto, le pillamos un talego y nos pasó casi medio huevo, nosotros estábamos flipando, así que nos Metimos en el primer bar que vimos, nos pedimos unas birras, y a liarnos unos canutos, íbamos cuatro de Valencia y estábamos acostumbrados a que allí nadie te decía nada por fumar en un bar, pero nada más acabar de encender el primer canuto, apareció el dueño del bar con palo de esos que pone "matasuegras" y se nos pone a gritar que coño estábamos haciendo, el que tenía el canuto se levanto y le dijo que no pasaba nada, que sólo era un porrillo, entonces la mala bestia le areo un palazo en toda la cabeza, el porro y el calleron a la vez al suelo, y yo en un acto de valentía, grite maricon el último y salí de allí cagando leches, baje la calle Real como el correcaminos, menos mal que al final esta el paseo, sino acabo volviendo a nado a la península.