Dr.Maligno
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- 1 Jun 2005
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mundele rebuznó:Año 1988, maniobras de esquí y combate en alta montaña. A nuestro brillante teniente 10 se le ocurre un buen día salir toda la compañía totalmente pertrechados (esquíes de travesía, uniforme de combate blanco, mochila de montaña y de combate, fusil CETME C y por supuesto, munición de guerra para aburrir) a realizar la ascensión de un tres mil en el Pirineo catalán. Dicho pico está situado en la frontera con Francia y la ascensión la hicimos por la cara sur, que está en España.
El ascenso fue infernal, un sol inclemente nos hizo sudar los pocos chicharrones que nos quedaban. Al llegar al collado, un viento del norte que agrietaba el forro de los huevos nos secó el sudor en segundos; recuerdo que era tan frío que me dolían los dientes (no es coña).
De repente, uno de los nuestros se queda inmóvil y se le ponen los ojos blancos. Cae redondo al suelo. El sanitario dice que está en estado de shock y que hay que evacuarlo.
Las "casualidades del destino" nos situaban en ese momento en Francia, lado norte del pico y vía más rápida para salir de allí. No se pidió un helicóptero porque no se había informado a nuestro país vecino que una compañía entera del ejército español estaba pisando su suelo y entre todos empezamos a bajarlo en camilla. Nunca imaginé que resultaría tan penoso bajar a alguien en camilla por la nieve entre sesenta tíos, en turnos de cuatro.
Al cabo de trece horas de descenso furtivo y nocturno por los Pirineos franceses, nuestros camiones esperaban en el fondo de un valle para llevarnos al campamento que estaba en el quinto coño. Sesenta tíos hechos papilla, reducidos a ectoplasma.
Por aquel entonces no había GPS ni móviles ni pollas en vinagre, el rescate se hizo transmitiendo con el PRC, dando las coordenadas en clave y realizando los cálculos de topografía a mano.
Lo mejor de todo: al final de la mili supimos que el que se puso enfermo, a mitad del descenso ya se encontraba bien como para bajar por su pie, pero se hizo el enfermo el muy hijo de puta.
Buenas tardes.
Hace algún tiempo a un colega mío se le ocurrió la idea de tirarse a una pava de discoteca en una playa poco concurrida. Estaba oscureciendo cuando se puso el mono de trabajo y empezó a darle al tema.
Al cabo de un rato, unas risas y ruidos metálicos le obligaron a abandonar la postura del misionero. Como estaba algo oscuro no se percató que no estaban solos, así que siguió empujando como un poseso, hasta que algo frío y metálico le besó la nuca.
Según contó, casi se muere allí mismo. Resulta que un grupo de operaciones especiales estaba de maniobras por la playa cuando vieron el percal y no se les ocurrió nada mejor que reptar hacia la pareja y comprobar in situ sus tácticas de infiltración sin ser sorprendidos.
Mi colega apenas se subió los pantalones implorando que no le mataran y parece que incluso les dijo a los militares que si querían podían tirarse a la churri, que él casi no la conocía.
Al final se largó dejando a la chica y lo cierto es que nadie sabe si se la repartieron los soldados, cosa que no sería de extrañar 8)