MuRRaY
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Es conocido que una de las características del Hombre, desde tiempo ha, es que siempre le ha gustado imitar, e incluso superar, a su propio padre, esto es, a Dios (supongo que no he de explicar que lo utilizo como metáfora).
Se podría decir que el Hombre es, de todas las especies conocidas, el Creador. Sí, algunos animales e insectos se construyen sus propios hogares, tienen sus formas de organización, etc., pero no deja de ser una forma de supervivencia. Es el Hombre el que desde siempre ha tenido diversos estilos, que se han manifestado no sólo en la arquitectura, sino en la escultura, pintura, mentalidad, y en definitiva, en la cultura. Es todo esto lo que le da a los humanos esa gran riqueza y variedad cultural que últimamente se está intentando globalizar en pos de un mundo "mejor".
La creatividad del Hombre le ha llevado a realizar grandiosas obras de arte, grandes obras filosóficas y literarias, así como científicas, aunque también importantes barbaridades. Las ideas eugenésicas, de clonación, de procreación "a la carta", forman parte de la idea de la especie humana de mejorarse a sí misma, por encima de las ideas morales de su propia cultura.
Esto último no sólo se ha intentado hacer con humanos, sino también con animales. Aunque todo sea un proceso de estudio, como medio, y no como fin, lo cierto es que la clonación es algo que se ha estado llevando a cabo en animales, como la famosa oveja Dolly. Incluso en obras ficticias hemos visto el intento del Hombre de creación de nuevas especies o especies extinguidas, como podría ser el ejemplo de Parque Jurásico, en el que un grupo de científicos (y empresarios) tratan de revivir a los dinosaurios. Si bien esto es inviable, al menos hoy en día, en cuanto a la realización práctica en la realidad (y no sólo en la ficción), nadie dudará en que si se pudiera hacer, se haría.
Todas estas ambiciones del Hombre le han llevado a, en el último siglo, un deseo mucho más ambicioso: crearse a sí mismo. Ahora no se trataría de llevar un proceso genético o biológico de mejora o control de embriones, es decir, dar lugar a una procreación a partir de una vida ya existente (que la proporcionarían los embriones), sino crear la propia vida desde materiales inertes.
Es aquí donde entra el papel de la Inteligencia Artificial.
La IA es el "problema" principal de esa creación ansiada por la especie humana. La parte material es menos complicada, poco a poco vamos viendo los avances de la medicina en los que, entre unas prótesis por aquí y unos transplantes por allá, va a acabar pudiéndose crear un auténtico Frankenstein. Ahora, en este caso no hay rayo que de vida a un cerebro inerte, por eso el principal problema es conseguir una inteligencia artificial lo suficientemente compleja que se asemeje a la mente humana.
Hasta ahora, la mayoría de la inteligencia artificial "humanoide" (es decir, no sólo de automatización de ciertas máquinas u organización de programas, sino aplicada a la semejanza humana) existente, si bien es bastante compleja y conseguida con gran esfuerzo, aún dista mucho de acercarse siquiera a la complejidad de la mente humana. Por muchos bots muy currados que haya por ahí de IA, aún parece algo lejano el momento en el que se pueda mantener una conversación con un robot y que, si desconoces que es un robot (porque sea una conversación vía internet, por ejemplo), te sea casi imposible diferenciarlo de un humano.
Ni que decir tiene que esto ha dado lugar a una gran variedad de manifestaciones artísticas y literarias, entre las que cabe destacar las obras de ciencia ficción del Buen Doctor, el genial Isaac Asimov. Se podría decir que fue él el que le dió a la robótica el sentido etimológico que hoy en día tiene. Si alguien aún no las ha leído, desde aquí le recomiendo fervorosamente que lea todas sus obras, desde sus relatos cortos (recopilados en libros como Yo, Robot o Sueños de Robot), hasta sus novelas de robot (Bóvedas de Acero, El Sol Desnudo, Los Robots del Amanecer, Robots e Imperio). Con sus obras, Isaac Asimov consigue despertar el interés en la robótica en cualquier persona que lea sus novelas, desde el aficionado a los robots, hasta el granjero ordeñador de vacas totalmente ajeno a cualquier cosa que huela a ciencia.
Por supuesto, además de en la Ciencia Ficción literaria (sobre todo en la Hard Science-Ficcion, que es la parte más "científica" y menos fantasiosa en cuanto a explicaciones de la ciencia ficción), ha habido una importante variedad de obras en el cine. Varias obras del propio Asimov, como El Hombre Bicentenario o Yo, Robot (si bien esta última poco tiene que ver con la recopilación de relatos cortos que comprenden el libro), se han llevado a la gran pantalla, así como otras películas de todo tipo, desde Cortocircuito, hasta Inteligencia Artificial.
En definitiva, a diferencia de otros temas que distan más de nuestra época, como puede ser la colonización de otros planetas, lo cierto es que la robótica, y los robots humanoides, es algo que tiene que venir mucho antes, incluso se podría decir que podríamos nosotros mismos llegar a verlo en su máximo desarrollo antes de morir. El propio Asimov establecía el desarrollo de la robótica cronológicamente anterior al desarrollo de los viajes interestelares (de hecho, fue la propia inteligencia positrónica la que estableció las ecuaciones necesarias para alcanzar esos viajes...).
¿Conseguirá el Hombre su deseo? ¿Lo veremos nosotros? Quizá estamos más cerca de lo que parece.
Se podría decir que el Hombre es, de todas las especies conocidas, el Creador. Sí, algunos animales e insectos se construyen sus propios hogares, tienen sus formas de organización, etc., pero no deja de ser una forma de supervivencia. Es el Hombre el que desde siempre ha tenido diversos estilos, que se han manifestado no sólo en la arquitectura, sino en la escultura, pintura, mentalidad, y en definitiva, en la cultura. Es todo esto lo que le da a los humanos esa gran riqueza y variedad cultural que últimamente se está intentando globalizar en pos de un mundo "mejor".
La creatividad del Hombre le ha llevado a realizar grandiosas obras de arte, grandes obras filosóficas y literarias, así como científicas, aunque también importantes barbaridades. Las ideas eugenésicas, de clonación, de procreación "a la carta", forman parte de la idea de la especie humana de mejorarse a sí misma, por encima de las ideas morales de su propia cultura.
Esto último no sólo se ha intentado hacer con humanos, sino también con animales. Aunque todo sea un proceso de estudio, como medio, y no como fin, lo cierto es que la clonación es algo que se ha estado llevando a cabo en animales, como la famosa oveja Dolly. Incluso en obras ficticias hemos visto el intento del Hombre de creación de nuevas especies o especies extinguidas, como podría ser el ejemplo de Parque Jurásico, en el que un grupo de científicos (y empresarios) tratan de revivir a los dinosaurios. Si bien esto es inviable, al menos hoy en día, en cuanto a la realización práctica en la realidad (y no sólo en la ficción), nadie dudará en que si se pudiera hacer, se haría.
Todas estas ambiciones del Hombre le han llevado a, en el último siglo, un deseo mucho más ambicioso: crearse a sí mismo. Ahora no se trataría de llevar un proceso genético o biológico de mejora o control de embriones, es decir, dar lugar a una procreación a partir de una vida ya existente (que la proporcionarían los embriones), sino crear la propia vida desde materiales inertes.
Es aquí donde entra el papel de la Inteligencia Artificial.
La IA es el "problema" principal de esa creación ansiada por la especie humana. La parte material es menos complicada, poco a poco vamos viendo los avances de la medicina en los que, entre unas prótesis por aquí y unos transplantes por allá, va a acabar pudiéndose crear un auténtico Frankenstein. Ahora, en este caso no hay rayo que de vida a un cerebro inerte, por eso el principal problema es conseguir una inteligencia artificial lo suficientemente compleja que se asemeje a la mente humana.
Hasta ahora, la mayoría de la inteligencia artificial "humanoide" (es decir, no sólo de automatización de ciertas máquinas u organización de programas, sino aplicada a la semejanza humana) existente, si bien es bastante compleja y conseguida con gran esfuerzo, aún dista mucho de acercarse siquiera a la complejidad de la mente humana. Por muchos bots muy currados que haya por ahí de IA, aún parece algo lejano el momento en el que se pueda mantener una conversación con un robot y que, si desconoces que es un robot (porque sea una conversación vía internet, por ejemplo), te sea casi imposible diferenciarlo de un humano.
Ni que decir tiene que esto ha dado lugar a una gran variedad de manifestaciones artísticas y literarias, entre las que cabe destacar las obras de ciencia ficción del Buen Doctor, el genial Isaac Asimov. Se podría decir que fue él el que le dió a la robótica el sentido etimológico que hoy en día tiene. Si alguien aún no las ha leído, desde aquí le recomiendo fervorosamente que lea todas sus obras, desde sus relatos cortos (recopilados en libros como Yo, Robot o Sueños de Robot), hasta sus novelas de robot (Bóvedas de Acero, El Sol Desnudo, Los Robots del Amanecer, Robots e Imperio). Con sus obras, Isaac Asimov consigue despertar el interés en la robótica en cualquier persona que lea sus novelas, desde el aficionado a los robots, hasta el granjero ordeñador de vacas totalmente ajeno a cualquier cosa que huela a ciencia.
Por supuesto, además de en la Ciencia Ficción literaria (sobre todo en la Hard Science-Ficcion, que es la parte más "científica" y menos fantasiosa en cuanto a explicaciones de la ciencia ficción), ha habido una importante variedad de obras en el cine. Varias obras del propio Asimov, como El Hombre Bicentenario o Yo, Robot (si bien esta última poco tiene que ver con la recopilación de relatos cortos que comprenden el libro), se han llevado a la gran pantalla, así como otras películas de todo tipo, desde Cortocircuito, hasta Inteligencia Artificial.
En definitiva, a diferencia de otros temas que distan más de nuestra época, como puede ser la colonización de otros planetas, lo cierto es que la robótica, y los robots humanoides, es algo que tiene que venir mucho antes, incluso se podría decir que podríamos nosotros mismos llegar a verlo en su máximo desarrollo antes de morir. El propio Asimov establecía el desarrollo de la robótica cronológicamente anterior al desarrollo de los viajes interestelares (de hecho, fue la propia inteligencia positrónica la que estableció las ecuaciones necesarias para alcanzar esos viajes...).
¿Conseguirá el Hombre su deseo? ¿Lo veremos nosotros? Quizá estamos más cerca de lo que parece.