La cuenta atrás.

Es el mismo rollo de siempre, no caigan en la trampa, coño, que parece mentira. En España los jornales son de hambre. Hambre en España o donde lo paguen. Un puto jornal de hambre; con los 900 mortadelos que cobra un camarero o una limpiadora no hay dios que viva. Y no vivir trabajando más de 40 horas a la semana es una puta mierda. Aquí y en Londres y en HongKong.

La razón de que el jornal sea una mierda es que las contribuciones sociales son del 41% (el 34 coma algo en pago delegado a la empresa y el 6 coma algo como descuento directo al trabajador. Como contrapartida a este pago, los trabajadores españoles tienen unas coberturas sociales muy amplias: pensiones, bajas, desempleo, etc. Por todas y cada una de ellas cotizan por el 41% de su salario bruto anual. En mi caso, me cuesta la broma unos 20.000 euros anuales. Que los oyes hablar y parece que lo den gratis, hostia, y es un atraco a mano armada.

Hay países donde la cotización (tanto la parte en pago delegado como la parte directa) es menor, pero no por éso el coste total por hora trabajada es menor, porque la gente cobra muchísimo más debido a que debe implementar seguros privados adicionales o ahorrar. El salario mínimo en UK es de más de 1.200 euros, mientras en España es de 748. Esto implica, sin lugar a duda ninguna que el coste laboral en UK es mucho más alto que en España. Si a 748 le sumas los costes sociales, tienes 1.048 y no más de 1.200, que es el 20% más, y éso suponiendo que en UK no hubiera ninguna cotización, que no es el caso, porque es como el 19%.

En Japón, por ejemplo, se paga muy poquito de seguridad social, pero el máximo a percibir es de unos 700 euros al mes. La gente lo sabe, paga sus fondos de pensiones y se jubila en condiciones. En España, no. Pagas un pastón de cojones, te jubilarás con lo que el cretino de turno determine en ese momento y encima se supone que te lo llevas muerto y por la cara. Entonces el gobierno del mamarracho de turno (es uno u otro, pero es un mamarracho el 100% de las veces) decide si te sube, si te baja, si pagas ésto o lo otro. Pero graciosamente, como si fuera una dádiva y no un derecho adquirido pagándolo como un cabrón 35 ó más años.

Los únicos que se lo llevan muerto sin trabajar son los que se dedican a la política, porque de la gente que se dedica a trabajar, de lo que sea, lo normal es que haya pagado el doble de lo que luego cobrará. Este rollo a estas alturas deberíamos tenerlo claro todos los españoles.

Pero no veo que salgan ni el cara-puerco de los relojes caros, ni el mierda de los cruceros de lujo, ni el que ocultaba el GAL, ni los de Izquierda Hundida, ni la mujercica esa flaca que se fue de consejera del gobierno vasco porque ganaba poco y lo digan alto y claro. La gente paga religiosamente lo que le piden y luego hay que darle aquello por lo que han estado pagando toda su puta vida. Y el problema nunca es el que paga. El problema siempre es el que se lo gasta. En España el mercado laboral ya es suficientemente flexible. A un tio lo puedes echar cuando quieras. Le tienes que pagar, pero solo una pequeña parte de todo lo que le has estado robando todo el tiempo que trabajó para ti. Prefiero cobrar lo que un inglés que haga lo mismo que yo y renuncio a cobrar el día que me despidan. Seguro que así no quieren.

Es lo que hay. Paletos de mierda. Tener que mirarse en el espejo de UK, de Alemania o de Francia. Debería darles vergüenza.
 
baron_harkonen rebuznó:
A) El euro tiene mucho que ver con la burbuja inmobiliaria. De acuerdo con que hubiéramos tenido crisis sin ese problema añadido, pero ha agravado mucho la situación.

B) Es cierto que no podremos tirar por el camino "fácil" sino por uno más largo, penoso e injusto, pero no entiendo qué tiene eso de bueno. ¿Por qué los políticos tendrán que renunciar a algunos de sus privilegios? Pues no creo que eso compense un empobrecimiento general y doloroso. La gente se marcha a trabajar fuera y los salarios se hunden pero como los políticos ya no pueden ir dos veces por semana al puticlub nos podemos dar por contentos.



C) Je, pues si no emigran porque aquí apenas hay trabajo y con condiciones de mierda... Será que buscan la excelente cocina de UK.

A) Si no hubiera habido euro, también podría haber habido burbuja inmobiliaria, como ha pasado en los USA desde que greenspan impuso los tipos de interés bajos en una política keynesiana totalmente, sí, de ese tipo que tanto gusta a los partidos izquierdiles como los que (des)gobernaron de 2004-2011. A poco que hubiera bajado un poco la demanda, el banco central de la roja habría bajado los tipos llegando a la misma conclusión.

B) Si estuviera la peseta, ésta se habría devaluado un 50% de su valor (mínimo); los políticos ya lo sabrían y tendrían sus ahorros en Svizzera; la gente normal (los no financieros, sino desde el parado hasta el frutero o empresario textil) tendría sus ahorros en entidades locales y perdería todo ese valor; si la gasolina no ha subido demasiado en estos años es porque se paga en dólares y el euro ha estado muy estable con respecto a esa moneda; sí, los salarios subirían por ejemplo un 10% nominal, pero con un 50% de devaluación, habrían bajado más de un tercio en términos reales.
Conclusión, la pobreza es menor gracias a la estabilidad que da el euro y no tener el poder absoluto para devaluar. Por cierto, pese a estar en el euro y no devaluar, las exportaciones han subido los últimos años, siendo lo que salva mínimamente la economía.

C) El estudio que cito dice que en los PIGS hay más paro y por tanto menos posibilidades de encontrar un trabajo decente, debido a razones como la escasa flexibilidad laboral o los convenios colectivos (que no existen en el centro y norte de Europa), que son ambos maravillosos para el que está con trabajo pero hacen que el parado tenga más difícil entrar en el mundo laboral que en la sede del Mossad.

Alekos002 rebuznó:
Fuga de capitales non stop de españa, hacia alemania principalmente y nos han bajado la calificación de la deuda a bbb+

Cada vez más se dice entre los inversores y gente de bolsa (angloparlantes, con los que me comunico en twitter) que la calificación de la deuda debería llevar así durante varios años, y que bajadas como esta vienen dadas por razones políticas (por algún motivo desconocido les cae mejor zp que Pajoy).
Para que comprobemos lo poco que pintan ahora estas agencias, a las 14: 00 la bolsa que más subía del mundo civilizado era el IBEX con un 2.1%.
 
Un problema de fondo

Más allá de ideologias, partidos y estomagos agradecidos, está la idiosincrasia española ya mencionada por alguno de ustedes en algún momento. Obseven la historia, mientras otros paises han combatido contra otros paises, aquí nos matamos entre nosotros. No hay conciencia de colectividad, la socialdemocracia española no es mas que la pancarta que esconde el saqueo público constante. Tanto socialdemocratas (PSOE) como democristianos (PP), combaten a cara de perro por conseguir la ansiada poltrona que les legitima para expoliar a una parte de la población con el beneplácito de la otra parte, que sonrie con cinismo.

No hay altura de miras, de luchar por coseguir un pais mas libre y solidario, no, solamente se trata de posicionarse el la parte de la sociedad que jode históricamente a la otra parte. No me basta con tener un sueldo, una casa, un coche... el vecino tiene que estar al borde del precipicio, eso es lo que realmente me proporciona bienestar. Porque si soy de derechas entonces mi vecino es de izquierdas y eso implica que es un mamón olgazán. Y si soy de izquierdas entonces mi vecino es de la extrema derecha, un ávaro glotón.

España tiene una tendencia hacia posiciones radicales que asusta, solo le han bastado 7 años al partido, para volver a encender la llama del comunismo, sí, a estas alturas de la historia. La política o mejor dicho la cultura de la subvención instaurada por el anterior gobierno, no esconde más que una intervención deliberada en los mercados hasta tal punto que suprimida esa cultura, nos escontramos en un pais que no sabe hacia donde va. Una nación que se a acomodado tanto a las directrices del partido, que ahora no es capaz de competir, mejor dicho, nunca lo ha sido. En un mercado globalizado como el actual, un país habierto al exterior como el nuestro no vende ni un cepillo.

Las consecuencias del intervencionismo brutal de la administración en la empresa privada se miden en parados, y esto no ha echo más que empezar, porque despues de la empresa privada va todo el estado.

PD; no presteís mucha atención a la bolsa española pues en relidad solo tiene de española su sede, la mayoria de las empresas que cotizan en el IBEX estan en manos de fondos de inversión extranjeros.
 
Después de ver lo que ha subido en apenas un simple trimestre, si sigue así la tendencia de aumento del paro se llega seguro a los 6 millones para Octubre.

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A los españoles sólo nos quedan ya una salida: por tierra, por mar o por aire...
 
Hombre, van a subir el IVA (al 21%, probablemente), pero van a bajar los impuestos al trabajo, lo cual lleva la UE recomendándonos desde que Franco era corneta. Espero que sirva para incentivar la contratación porque el IVA al empresario se la trae floja (soporto tanto, repercuto tanto, pago al Estado tanto, pero el beneficio de la operación para mí es el mismo), pero bajar las aportaciones por trabajador sí que es una buena medida.
 
error, todo este tinglado lo sustenta el consumo, y una subida del iva le hace mas daño que una bajada del irpf ( que seguro que no lo bajan). Ademas es caldo de cultivo para que la economia sumergida sea mucho mayor.
Un iva del 21 % es una barbaridad, y mas tal y como esta españa. Un irpf que tenga maximos del 49 % es otra puta barbaridad. La vaca ya no da leche, está famélica, pero con tal de no hacer la revolución que hay que hacer de verdad, la seguirán estrujando. Y aemás el pp menuda panda de mentirosos, que no iba a subir los impuestos decian, no slo estan cometiendo un terrible error, sino que encima se rien de la gente
 
El consumo no puede sustentar nada si no hay consumidores, y con 5 millones y subiendo de parados, no hay consumo que valga.

Prefiero un IVA del 21% y un mercado laboral activo, con contratación y movimiento, que un IVA del 16% y que la cosa siga como hasta ahora.

Para un españolito medio que tenga unos gastos de 1.000 eypos al mes, una subida del IVA del 18% al 21% le va a suponer la brutal cifra de 25 eypos. No lo veo tan grave, sinceramente, y menos aún cuando se supone que la bajada en los impuestos al trabajo ayudará a recuperar el mercado laboral.
 
País en quiebra técnica real.
Deuda soberana en default (sí, lo del rating BBB es para no matarnos del susto).
6 millones de parados reales y subiendo.
17 Reinos de Taifas haciendo cada uno lo que le sale de los cojones.
Corruptelas Políticas de todo signo, partido y condición.
Ni un pavo extranjero invertido en España (las subastas de DP las compraba el BCE y el FMI, ahora ya NO)
Bancos que no dan un puto duro y siguen pidiendo dinero público para sanear balance.
IBEX 35 en free falling.
Medidas y recortes chiripitiflaúticos para contentar a una Europa agonizante (que va a reventar en breves).
...

¿Pero de veras creen ustedes que esto va a aguantar hasta 2013?

Me lol...
 
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¿cuanto pagas de IVA al més alekos?

Es que te veo muy sensible a ese tema, por mi que lo suban, es la única forma de hacer que paguen algo más el 80% de inmigrantes, el 80% de gitanos y el 20% de españoles que, no siendo por el IVA, pagarían cero impuestos.

Teniendo en cuenta que luego se lo llevan crudo en ayudas, digo yo que es sano que les cueste algo más.

No sé porqué debería ser al 21%, la cifra más lógica parece el 20%
 
YoHiceARoqueIII rebuznó:
País en quiebra técnica real.
Deuda soberana en default (sí, lo del rating BBB es para no matarnos del susto).
6 millones de parados reales y subiendo.
17 Reinos de Taifas haciendo cada uno lo que le sale de los cojones.
Corruptelas Políticas de todo signo, partido y condición.
Ni un pavo extranjero invertido en España (las subastas de DP las compraba el BCE y el FMI, ahora ya NO)
Bancos que no dan un puto duro y siguen pidiendo dinero público para sanear balance.
IBEX 35 en free falling.
Medidas y recortes chiripitiflaúticos para contentar a una Europa agonizante (que va a reventar en breves).
...

¿Pero de veras creen ustedes que esto va a aguantar hasta 2013?
Mejor que se lo pregunten a la señora Merkel, que dicen es la dueña del cotarro europeo. Esa sólo quiere austeridad y más austeridad. Y vaya que nos vamos a ver austeros...no hay más remedio.:cry:
 
navorsuker rebuznó:
A) Si no hubiera habido euro, también podría haber habido burbuja inmobiliaria, como ha pasado en los USA desde que greenspan impuso los tipos de interés bajos en una política keynesiana totalmente, sí, de ese tipo que tanto gusta a los partidos izquierdiles como los que (des)gobernaron de 2004-2011. A poco que hubiera bajado un poco la demanda, el banco central de la roja habría bajado los tipos llegando a la misma conclusión.

Me temo que esto no es correcto y no te lo daría por bueno un profesor de macroeconomía.
-Alan Greenspan no es en absoluto un keynesiano. A grosso modo, el keynesianismo se caracteriza por expandir la demanda agregada con gasto público, no con políticas monetarias. Greenspan es el inventor de la llamada "nueva economía", que tiene poco de izquierdista.
-El Banco de España jamás habría podido bajar el tipo de interés real al nivel como pasó con la entrada en el euro. Un banco central de un país pequeño en un mundo con flujos de bienes y capitales está condicionado por los tipos de interés de fuera.

navorsuker rebuznó:
B) Si estuviera la peseta, ésta se habría devaluado un 50% de su valor (mínimo); los políticos ya lo sabrían y tendrían sus ahorros en Svizzera; la gente normal (los no financieros, sino desde el parado hasta el frutero o empresario textil) tendría sus ahorros en entidades locales y perdería todo ese valor; si la gasolina no ha subido demasiado en estos años es porque se paga en dólares y el euro ha estado muy estable con respecto a esa moneda; sí, los salarios subirían por ejemplo un 10% nominal, pero con un 50% de devaluación, habrían bajado más de un tercio en términos reales.
Conclusión, la pobreza es menor gracias a la estabilidad que da el euro y no tener el poder absoluto para devaluar. Por cierto, pese a estar en el euro y no devaluar, las exportaciones han subido los últimos años, siendo lo que salva mínimamente la economía.

-¿Que la gente podría perder sus ahorros? :shock: Pues siento dar esta mala noticia pero es que eso ya ha pasado pero en un proceso más largo y doloroso que todavía no ha acabado. Un tipo de interés real negativo como el que produjo la entrada en el euro es un castigo para los ahorradores.
-Por cierto, el euro no se ha mantenido estable respecto al dólar. Empezó casi con paridad (1€=1$) y desde entonces se ha apreciado mucho respecto al dólar, encareciendo el precio del petróleo.
-Nunca he negado que la devaluación no signifique una pérdida de poder adquisitivo, pero es una pérdida rápida y para todos.
-Si "estabilidad" significa que el desempleo se dispare, la inflación esté descontrolada y haya perspectivas de estancamiento para largo, pues no sé para qué cojones queremos la estabilidad.


navorsuker rebuznó:
C) El estudio que cito dice que en los PIGS hay más paro y por tanto menos posibilidades de encontrar un trabajo decente, debido a razones como la escasa flexibilidad laboral o los convenios colectivos (que no existen en el centro y norte de Europa), que son ambos maravillosos para el que está con trabajo pero hacen que el parado tenga más difícil entrar en el mundo laboral que en la sede del Mossad.

Es bastante más complicado que todo eso. La verdad es que habría tanto que aclarar en lo que dices que sería como para hacer un ladrillo enciclopédico.

Si hay algún punto en particular que te interese...
 
baron_harkonen rebuznó:
¿Que la gente podría perder sus ahorros? :shock: Pues siento dar esta mala noticia pero es que eso ya ha pasado
Ya lo creo. Primero fué con el rollo de Fórum y Afinsa y ahora con eso de las preferentes. Mucha gente dice que aquí ya ha habido el clásico "corralito".

Esto cada vez va peor y da más asco.
 
baron_harkonen rebuznó:
-¿Que la gente podría perder sus ahorros? :shock: Pues siento dar esta mala noticia pero es que eso ya ha pasado pero en un proceso más largo y doloroso que todavía no ha acabado. Un tipo de interés real negativo como el que produjo la entrada en el euro es un castigo para los ahorradores.

Esta es una de las claves economicas de la trampa en la que nos encontramos, cuando cese esta crisis habrá unos ricos más ricos, riquisimos, una clase media muy, pero que muy mermada, y una gran clase baja.

baron_harkonen rebuznó:
-Por cierto, el euro no se ha mantenido estable respecto al dólar. Empezó casi con paridad (1€=1$) y desde entonces se ha apreciado mucho respecto al dólar, encareciendo el precio del petróleo.

No es cierto, la apreciación del euro respecto al dolar - 1 Leuro= 1,31 Dolar - nos ha abaratado el petroleo un 31% en la actualidad. La apreciación del leuro que ha llegado a estar incluso a 1,56 dolares hizo que pudiesemos hacer turismo por EEUU, que todo lo que importaramos gratis, mientras nuestros productos se encarecieran enormemente en el mercado internancional.

baron_harkonen rebuznó:
-Nunca he negado que la devaluación no signifique una pérdida de poder adquisitivo, pero es una pérdida rápida y para todos.
-Si "estabilidad" significa que el desempleo se dispare, la inflación esté descontrolada y haya perspectivas de estancamiento para largo, pues no sé para qué cojones queremos la estabilidad.

[mod sarcatico]
Me llama mucho la atención, cuando entraba dinero a manos llenas al Estado, el gobierno creaba empresas y puestos de trabajo, ahora que vienen mal dadas, no hay dinero, las empresas aquellas no producian nada, bueno si, producian deudas y las cierran, cuando lo que se debía hacer es crear empleo, crear más empresas.[/mod]

Una de las propuestas de IU en Andalucia es que se podia emplear 40.000 millones de leuros para crear 400.000 puestos de trabajo. Son de esas soluciones magicas de la izquierda, por extensión, empleando 400.000 millones de leuros tendriamos pleno empleo en Expaña. Ahora mi pregunta es ¿alguien ha visto 400.000 millones de leuros. Dice el gobierno que para este año va a tener que pedir a los mercados 120.000 millones, y tiene sus problemas; creo que deberíamos elegir a esa señora andaluza para que nos gobernara, de hecho gobernaran en Andalucia, deberían enviarla a Madrid, ella sabrá donde está el dinero.

Creo en los ajustes y que debemos adecuarnos a los ingresos, al igual que quien quiera vender un piso deberá perder un 50, 60, 75% de lo que costó antaño. Creo que se deberían revisar estructuras del Estado y hacerse más agil con lo que se ahorraría mucho dinero. Creo que se debía revisar los sueldos de todo el Estado, no puede ser que el presidente de una comunidad gane más que el presidente de la nación, no puede ser que un guardia municipal gane más un guardia civil; no puede ser que la paga de los ministros no tribute y IRPF; no puede ser que se subvencione a todo el mundo y no sepamos las cuentas y a qué dedican el dinero realmente los subvencionados... así podría seguir hasta mañana y más allá.


MarXito rebuznó:
El consumo no puede sustentar nada si no hay consumidores, y con 5 millones y subiendo de parados, no hay consumo que valga.

Prefiero un IVA del 21% y un mercado laboral activo, con contratación y movimiento, que un IVA del 16% y que la cosa siga como hasta ahora.

Para un españolito medio que tenga unos gastos de 1.000 eypos al mes, una subida del IVA del 18% al 21% le va a suponer la brutal cifra de 25 eypos. No lo veo tan grave, sinceramente, y menos aún cuando se supone que la bajada en los impuestos al trabajo ayudará a recuperar el mercado laboral.

hay un circulo económicos se retroalimentan, el circulo virtuoso lo conocimos, no hace muchos años, lo aguantaba todo, incluso la creación de empleo artificioso -que no artificial-. En la actualidad estamos en un circulo vicioso, se puede salir y para ello necesitamos crecer, la palabra exacta es CRECER; ahora bien, la pregunta del millón es como vamos a crecer, ¿con el turismo?. A nadie le importa nuestras ideas, mucho menos al señor de Guindos; tenemos un potencial increible, lo hemos tenido delante de nuestras propias narices y no nos hemos dado cuenta: tenemos los mejores chorizos del mundo, chorizos de calidad, con un coste de producción por debajo que el Chino.

YoHiceARoqueIII rebuznó:
País en quiebra técnica real.
Deuda soberana en default (sí, lo del rating BBB es para no matarnos del susto).
6 millones de parados reales y subiendo.
17 Reinos de Taifas haciendo cada uno lo que le sale de los cojones.
Corruptelas Políticas de todo signo, partido y condición.
Ni un pavo extranjero invertido en España (las subastas de DP las compraba el BCE y el FMI, ahora ya NO)
Bancos que no dan un puto duro y siguen pidiendo dinero público para sanear balance.
IBEX 35 en free falling.
Medidas y recortes chiripitiflaúticos para contentar a una Europa agonizante (que va a reventar en breves).
...

¿Pero de veras creen ustedes que esto va a aguantar hasta 2013?

Me lol...

Hay dias en los que uno se debía quedar en cama. ¡En Serio!

Saludetes.
 
RUTKOWSKY rebuznó:
No es cierto, la apreciación del euro respecto al dolar - 1 Leuro= 1,31 Dolar - nos ha abaratado el petroleo un 31% en la actualidad. La apreciación del leuro que ha llegado a estar incluso a 1,56 dolares hizo que pudiesemos hacer turismo por EEUU, que todo lo que importaramos gratis, mientras nuestros productos se encarecieran enormemente en el mercado internancional.

Eso es un lapsus mío. Efectivamente la apreciación del euro ha abaratado el petróleo.
 
Cachondo Mental rebuznó:
Ya lo creo. Primero fué con el rollo de Fórum y Afinsa y ahora con eso de las preferentes. Mucha gente dice que aquí ya ha habido el clásico "corralito".

Esto cada vez va peor y da más asco.

No se puede comparar, las participaciones preferentes fue una estafa en toda regla, nadie invertiría bajo esas condiciones, nadie. Entidades de prestigio como BBVA, Santader, Caixa... enviaron a sus directores de banco en busca de dinero, un dinero que sabían que no iban a devolver y necesitaban. Se valieron de pequeños ahorradores, sobre todo gente mayor de edad que confiaban en el director del banco, ellos no jugaban a la bolsa, la gran mayoria iban a lo fijo. Se valieron de un producto que supuestamente era preferente, ¿preferente en qué?. La gente joven le gusta los riesgos, la mayor no; se valieron, sobre todo, de la confianza de los trabajadores de banca que les decían que no problem, además lo pueden recuperar cuando deseen, son preferentes en trato. Así, La Caixa, tiene -o no- 5.000 millones de leuros que no pagan intereses, y que no piensan devolver a los afectados, han ofrecido darles a cambio canciones de Manolo Escobar, pero no se conforman.

Fórum y Afinsa eran dos empresas financieras de caracter piramidal, en aquel entonces el gobernador del Banco España, nuestro entrañable amigo, don Miguel Angel Fernandez estaba estudiando la viabilidad del Pacto de Toledo y no tenía tiempo para realizar su función inspectora ¡Dios, como le odio!


Saludetes.
 
RUTKOWSKY rebuznó:
en aquel entonces el gobernador del Banco España, nuestro entrañable amigo, don Miguel Angel Fernandez estaba estudiando la viabilidad del Pacto de Toledo y no tenía tiempo para realizar su función inspectora ¡Dios, como le odio!
Yo también le odio. Uno de los máximos culpables del sufrimiento de mucha gente en este país...Además tiene cara horrorosa, como de cura perverso.
 
Es que al MAFO deberían enchironarle por ser un jodido inútil.
Todas las cajillas quebrando, sus dires llevandose la pasta en camiones, y el BE que él dirige tocándose el nabo.

Joder que tropa...
 
baron_harkonen rebuznó:
-Alan Greenspan no es en absoluto un keynesiano. A grosso modo, el keynesianismo se caracteriza por expandir la demanda agregada con gasto público, no con políticas monetarias. Greenspan es el inventor de la llamada "nueva economía", que tiene poco de izquierdista....

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baron_harkonen rebuznó:
--Por cierto, el euro no se ha mantenido estable respecto al dólar. Empezó casi con paridad (1€=1$) ...

La moneda comunitaria, que se estrenó en enero de 1999 a 1,1782 dólares, recuperó el pasado 15 de julio(2002) la paridad con el billete verde, que había perdido el 24 de febrero de 2000. En octubre de 2000, el euro llegó a alcanzar su valor mínimo en 0,8225 dólares, un 30% menos de su valor inicial.

El euro roza la paridad con el dólar - CincoDías.com
 
A los que se preguntan qué está pasando y cuando dejará de pasar, les conviene leer esto, es largo, aunque le he recortado un buen pico, el que lo quiera ver entero que vaya al enlace:

Eurodämmerung: el crepúsculo del euro | Economía | EL PAÍS


Existen costes reales derivados del uso de varias monedas; pero tener moneda propia también supone algunas ventajas nada desdeñables; la más conocida es cómo la devaluación —reducir el valor de la propia moneda en relación con las otras— puede, en ocasiones, facilitar el proceso de ajuste posterior a una crisis económica.

Situémonos ante el siguiente ejemplo, nada hipotético: España ha vivido buena parte de la última década fortalecida por un gigantesco auge inmobiliario, financiado por grandes entradas de capital proveniente de Alemania. Este auge ha alimentado la inflación y ha hecho subir los sueldos españoles en relación con los de Alemania. Pero, al final, resulta que el auge estaba hinchado por una burbuja que ahora ha estallado. Ahora, España tiene que reorientar su economía, dejando a un lado la construcción y volviendo otra vez a la industria. En este punto, sin embargo, la industria española no es competitiva, porque los sueldos españoles son demasiado altos comparados con los alemanes. ¿Cómo puede recuperar España su competitividad?

Una forma sería convencer a los trabajadores españoles de que acepten sueldos inferiores (o exigirles que lo hagan). Es la única vía real de la que disponer si España y Alemania comparten moneda, o si, como consecuencia de una directriz política no modificable, la moneda española se ha fijado frente a la moneda alemana.

Pero si España tiene su propia moneda, y está dispuesta a dejarla caer, para conservar sus sueldos le basta con devaluar la moneda. Si pasamos de 80 pesetas por marco alemán a 100 pesetas por marco, aunque los sueldos españoles en pesetas no cambien, habremos reducido de golpe los sueldos españoles un 20% en relación con los alemanes.

¿Por qué tiene que ser más fácil así que si negociamos una bajada de sueldos? La mejor explicación la ofrece Milton Friedman —ni más ni menos—, quien defendió los tipos de cambio flexibles en un artículo clásico de 1953 (The case for flexible exchange rates, en Essays in Positive Economics). Decía Friedman:

La defensa de los tipos de cambio flexibles es, por curioso que parezca, casi idéntica a la del cambio de hora en verano. ¿No resulta absurdo cambiar el reloj en verano cuando se podría conseguir exactamente lo mismo si cada persona cambiase sus costumbres? Lo único que se precisa es que cada persona decida llegar a la oficina una hora antes, comer una hora antes, etc. Pero, obviamente, es mucho más sencillo cambiar el reloj que guía a todas estas personas, en lugar de pretender que cada individuo por separado cambie sus costumbres de reacción ante el reloj, por más que todos quieran hacerlo. La situación es exactamente igual a la del mercado de divisas. Es mucho más simple permitir que un precio cambie —el precio de una divisa extranjera— que confiar en que se modifique una multitud de precios que constituyen, todos juntos, la estructura interna del precio.

Sin duda, Friedman está en lo cierto. Los trabajadores siempre se muestran reticentes a aceptar recortes en sus salarios, pero sobre todo se niegan si no están seguros de que otros trabajadores vayan a aceptar otros recortes similares y que el coste de la vida vaya a rebajarse igual que bajan los costes laborales. No conozco ningún país cuyas instituciones y mercado laboral le faciliten responder a la situación que acabo de describir para España por la vía del recorte salarial generalizado. Pero los países sí pueden sufrir, y de hecho sufren, importantes disminuciones de sus sueldos relativos de forma más o menos repentina, por la vía de la devaluación de la moneda; y lo hacen con trastornos relativamente menores.

Por lo tanto, fijar una moneda única implica ciertos sacrificios. De un lado, compartir moneda aumenta los rendimientos: disminuyen los costes empresariales y, es de suponer, mejora la planificación de los negocios. Del otro, se pierde flexibilidad, lo cual puede acarrear serios problemas si llegan a producirse choques asimétricos como el hundimiento de un boom inmobiliario cuando tiene lugar solo en algunos países, no en todos.

Es difícil cuantificar el valor de la flexibilidad económica. Y es aún más difícil cuantificar los beneficios obtenidos por compartir moneda. Disponemos, no obstante, de abundantes estudios económicos sobre los criterios para determinar una zona monetaria óptima, un tecnicismo feo, pero útil, para aludir a un grupo de países que se beneficiarían de una fusión de sus monedas. ¿Qué dicen esos textos?

En primer lugar, no tiene sentido que unos países compartan moneda de no ser que entre ellos exista un gran comercio. A este respecto, a Europa no parecía irle mal: los países europeos realizan aproximadamente el 60% de su comercio entre sí, y el suyo es un comercio muy profuso. Sin embargo, atendiendo a otros dos criterios importantes —la movilidad laboral y la integración fiscal—, Europa no parecía ni de lejos tan bien preparada para asumir una moneda única.

La movilidad laboral ocupaba un primer plano en el artículo que dio origen a todo el campo de estudio de la zona monetaria óptima, escrito en 1961 por el economista de origen canadiense Robert Mundell. Un resumen a grandes rasgos de la tesis de Mundell diría que los problemas de ajustarse a un boom en Saskatchewan y una depresión simultánea en la Columbia Británica (o viceversa) se reducirían bastante si los trabajadores se desplazaran libremente allí donde están los empleos. Y, de hecho, la mano de obra se mueve libremente por las provincias canadienses, exceptuando Quebec; y se mueve libremente por los distintos Estados de EE UU. Sin embargo, no se mueve libremente por los países de Europa. Aunque los europeos tienen, desde 1992, derecho legal a trabajar en cualquier parte de la Unión Europea, las divisiones lingüísticas y culturales son suficientemente grandes como para que incluso grandes diferencias en las tasas de desempleo ocasionen unas tasas migratorias muy modestas.

La importancia de la integración fiscal fue subrayada por Peter Kenen, de Princeton, pocos años después de la publicación del artículo de Mundell. Para ilustrar el punto de vista de Kenen, imaginemos una comparación entre dos economías que —dejando a un lado los paisajes— se parecen mucho en la actualidad: Irlanda y Nevada. Ambas tuvieron enormes burbujas inmobiliarias que han estallado, ambas cayeron en profundas recesiones que dispararon las tasas de desempleo y en ambos casos hay una elevada morosidad en las hipotecas de la vivienda.

Pero en el caso de Nevada, las crisis se han visto amortiguadas, en gran medida, gracias al Gobierno federal. Ahora Nevada está pagando muchos menos impuestos a Washington, pero los jubilados del Estado siguen cobrando los cheques de la Seguridad Social, y Medicare sigue pagándoles las facturas sanitarias; en consecuencia, la realidad es que el Estado está recibiendo mucha ayuda. Además, los depósitos de los bancos de Nevada están garantizados por una agencia federal, la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC en sus siglas inglesas), y algunas pérdidas derivadas de la morosidad hipotecaria recaen sobre Fannie y Freddie, que cuentan con el respaldo del Gobierno federal.

Irlanda, por el contrario, está principalmente sola: tiene que rescatar a sus bancos, pagar las jubilaciones y costear la Sanidad a partir de sus propios ingresos, muy disminuidos. Por tanto, aunque la situación es dura en ambos lugares, Irlanda no está pasando por la crisis igual que Nevada.

Cuando uno preguntaba cómo manejaría Europa las situaciones en las que algunas economías funcionasen bien al tiempo que otras se hundían —como sucede en la actualidad con Alemania y España— la respuesta oficial, más o menos, era que todos los países de la zona euro seguirían políticas fiables, de modo que no se producirían tales “choques asimétricos”; y, si de algún modo llegaba a darse un caso así, la reforma estructural flexibilizaría lo suficiente las economías europeas para permitir los ajustes necesarios.

Pero lo que ha ocurrido, en realidad, ha sido el mayor de todos los choques asimétricos. Y se debió a la propia creación del euro.

La euroburbuja

El euro tuvo un efecto inmediato fatídico: hizo que los inversores se sintieran seguros.

Más concretamente, hizo que los inversores se sintieran seguros al poner su dinero en países que antes se consideraban de riesgo. Los tipos de interés en el sur de Europa habían sido, históricamente, más altos que en Alemania, porque los inversores exigían una prima como seguro ante el riesgo de devaluación o mora. Con la llegada del euro, esas primas se desmoronaron: la deuda de España, de Italia, incluso la griega, se trataba como si fuera tan segura, o casi, como la deuda alemana.

Eso supuso un fuerte descenso en el coste del dinero prestado en el sur de Europa; y provocó enormes explosiones inmobiliarias que pronto se convirtieron en enormes burbujas inmobiliarias.

El mecanismo de estos auges y estas burbujas inmobiliarias es un poco distinto del que vivió la burbuja de EE UU: hubo menos extravagancias financieras, con mucho más peso de los préstamos directos por parte de bancos convencionales. No obstante, los bancos locales no tenían, ni de lejos, depósitos suficientes para respaldar el volumen de préstamo que movían, de modo que se volcaron en el mercado mayorista y solicitaron préstamos a los bancos del corazón de Europa —de Alemania, sobre todo—, que no estaba atravesando un auge comparable. Por tanto, hubo enormes flujos de dinero desde el corazón de Europa hacia su floreciente periferia.

Esa afluencia de capital alimentó auges que, a su vez, provocaron un aumento de sueldos: en la década siguiente a la creación del euro, el coste unitario de la mano de obra (con sueldos ajustados a la productividad) ascendió cerca de un 35% en el sur de Europa, comparado con el incremento de solo un 9% en Alemania. La industria del sur de Europa dejó de ser competitiva, lo cual a su vez significó que los países que estaban atrayendo grandes cantidades de dinero empezaron a registrar, a su vez, grandes déficits comerciales. Para que el lector se haga una idea de lo que sucedía —y del lío que ahora hay que desliar—, el cuadro adjunto indica el incremento de los desequilibrios comerciales dentro de Europa tras la introducción del euro. Una línea muestra el saldo de la balanza por cuenta corriente de Alemania (medida aproximada de la balanza comercial); la otra indica la balanza por cuenta corriente combinada de los países GIPSI (Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia). Esta ampliación del diferencial se halla en el núcleo de los problemas de Europa.

Pero pocos se dieron cuenta del gran peligro que suponía este proceso. Más bien al contrario, la mayoría mostraba una satisfacción que bordeaba la euforia. Hasta que la burbuja reventó.

La crisis financiera en EE UU fue el desencadenante del derrumbe europeo; pero este hundimiento habría llegado igualmente, más tarde o más temprano. Y, de repente, el euro se vio ante un enorme choque asimétrico, que se agravó mucho por la falta de una integración fiscal.

Pues el estallido de estas burbujas inmobiliarias —que se produjo algo más tarde que en EE UU, pero que en 2008 ya había recorrido un buen trecho— hizo más que hundir a los países de las burbujas en una recesión: además ha colocado sus presupuestos bajo una terrible presión. Los ingresos cayeron a la vez que caían la producción y el empleo; el gasto en los subsidios de desempleo se disparó; y los Gobiernos se encontraron (o se colocaron ellos mismos) en una peligrosa posición a consecuencia de los gravosos rescates de los bancos, puesto que no solo garantizaron los depósitos, sino también, en numerosos casos, las deudas que sus bancos habían contraído con otros bancos en países acreedores. Por lo tanto, también se dispararon la deuda y el déficit, y los inversores se inquietaron. En vísperas de la crisis, los tipos de interés de la deuda irlandesa a largo plazo estaban ligeramente por debajo de las tasas de interés aplicadas a la deuda alemana, y las de España, solo un poco por encima; mientras estoy escribiendo estas palabras, las tasas españolas multiplican por 2,5 las alemanas, y las irlandesas llegan a cuadruplicarlas.


El Gran Engaño europeo


La creencia de que la crisis europea se debe ante todo a la irresponsabilidad fiscal. Los países incurren en déficits presupuestarios excesivos —nos dice el cuento— y se endeudan en exceso, por lo que ahora lo importante es establecer unas normas que impidan que la historia se vuelva a repetir.

¿Hasta qué punto confunde la helenización del discurso en Europa? Tal vez se podría aducir irresponsabilidad fiscal también en el caso de Portugal, aunque en un grado distinto. Pero justo antes de la crisis, Irlanda tenía superávit presupuestario y una deuda baja; en 2006, George Osborne, que ahora dirige la política económica de Reino Unido, la calificó de “brillante ejemplo del arte de lo posible en la formulación de políticas económicas a largo plazo”. España también tenía superávit presupuestario y una deuda baja. Italia había heredado un elevado nivel de deuda de los años setenta y ochenta, cuando se practicaba una política verdaderamente irresponsable, pero aun así la deuda en cuanto porcentaje del PIB iba disminuyendo de forma constante.


¿Cómo se suma todo esto? la deuda como porcentaje del PIB para un país promedio de entre los países que ahora están en crisis: un promedio, ponderado en función del PIB, de las proporciones de deuda/PIB en los cinco países GIPSI (recordemos: Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia). Hasta 2007 inclusive, este promedio descendía de forma sostenida; o sea que, en lugar de transmitir una imagen de derrochadores, parecía que el grupo de los GIPSI, con el tiempo, mejoraría su situación fiscal. La deuda se disparó solo tras la llegada de la crisis.

Pero muchos europeos en puestos clave —sobre todo destacados políticos y funcionarios alemanes, aunque también los dirigentes del Banco Central Europeo y líderes de opinión de todo el mundo de las finanzas y la banca— están totalmente comprometidos con el Gran Engaño y ninguna prueba esgrimida en su contra les afectará. En consecuencia, el problema de hacer frente a esta crisis suele formularse en términos morales: los países tienen problemas porque han pecado, y ahora tienen que redimirse a través del sufrimiento.

Y este enfoque es funesto, a la hora de abordar los problemas reales a los que se enfrenta Europa.

Si contemplamos Europa, o más concretamente la zona euro, como un conglomerado, o sea, sumando las cifras de todos los países que usan el euro, no parece que tuvieran que encontrarse tan mal. Tanto la deuda privada como la pública son algo inferiores a las de EE UU, lo que hace pensar que deberían contar con más margen de maniobra; las cifras de inflación se parecen a las nuestras y no se aprecia el menor rastro de una crisis inflacionaria; y, por lo que añada el dato, Europa en su conjunto tiene un balance por cuenta corriente más o menos equilibrado, lo que significa que no necesita atraer capital de ninguna otra parte.

Pero Europa no es un conglomerado. Es una colección de países, cada uno con sus presupuestos (porque hay muy poca integración fiscal) y sus propios mercados laborales (porque hay poca movilidad laboral), pero sin sus propias monedas. Y esto ha provocado una crisis.

Pensemos en el caso de España, que, a mi modo de ver, es un caso emblemático de la crisis económica del euro; y dejemos de lado, por un momento, la cuestión del presupuesto gubernamental. Como ya hemos visto, durante los primeros ocho años de vida del euro, España recibió grandes flujos de dinero, que alimentaron una enorme burbuja inmobiliaria y, además, provocaron un considerable aumento de sueldos y precios en relación con las economías del núcleo de Europa. La esencia del problema español —de donde proviene todo lo demás— es la necesidad de reajustar los costes y los precios. ¿Cómo puede hacerse algo así?

Bien, podría conseguirse mediante la inflación en las economías de los países centrales. Supongamos que el Banco Central Europeo siguiera una política de dinero barato mientras el Gobierno alemán proponía un estímulo fiscal; esto supondría pleno empleo dentro de Alemania, aunque en España las tasas de desempleo continuaran siendo aún elevadas. Por lo tanto, los sueldos españoles no subirían mucho, si es que llegaban a subir, mientras que los alemanes sí crecerían bastante; de este modo, los costes españoles se mantendrían al mismo nivel mientras que los costes alemanes aumentarían. Y este ajuste, en el caso español, sería relativamente sencillo; no digo sencillo, solo relativamente sencillo.

Pero los alemanes sienten un odio verdaderamente profundo hacia la inflación, debido al recuerdo de la gran inflación de los primeros años veinte. (Curiosamente, recuerdan mucho menos las políticas deflacionistas de los primeros años treinta, que en realidad fueron las que abonaron el terreno para la ascensión al poder de el-lector-ya-sabe-quién. El Banco Central Europeo se constituyó con el mandato de mantener la estabilidad de los precios; y punto. Hasta qué extremo es vinculante este mandato es una pregunta abierta; yo sospecho que el BCE podría dar con un modo de justificar una inflación moderada, diga lo que diga su carta fundacional. Sin embargo, el ánimo que impera concibe la inflación como un demonio terrible, sin tomar en consideración las consecuencias que puede tener una política de inflación reducida.

Pensemos ahora en lo que esto implica para España; a saber, que tiene que ajustar los costes por medio de la deflación, que en la eurojerga se conoce como devaluación interna. Y eso sí es muy difícil de conseguir, porque los sueldos son casi rígidos, cuando se trata de bajarlos: solo caen despacio y de mala gana, por mucho que el país se enfrente a un fuerte desempleo.

Si hubiera dudas en torno a esta rigidez, la historia de Europa las disipará todas. Tomemos el caso de Irlanda, por lo general considerada una nación con mercados laborales muy flexibles (otro eufemismo para hablar de una economía en la que los patrones pueden despedir a los trabajadores, o recortarles los sueldos, con suma facilidad). Pese a que Irlanda lleva varios años sufriendo unas tasas de paro muy elevadas (próximas al 14%, en el momento de escribir estas páginas), los sueldos irlandeses solo han caído un 4% desde su pico más elevado. Es decir, Irlanda está consiguiendo una devaluación interna, en efecto; pero muy despacio. Es una historia parecida a la de Lituania, que no está en el euro pero ha rechazado la posibilidad de devaluar la moneda. En cuanto a España, el salario medio ha llegado a aumentar ligeramente pese a la fuerte tasa de desempleo, aunque tal vez solo se trate, en parte, de una ilusión estadística.

Y, por cierto, si quieren un ejemplo de la tesis de Milton Friedman —cuando afirmaba que, para recortar precios y salarios, lo más sencillo, con diferencia, es devaluar la moneda—, miren el caso de Islandia. Este pequeño país insular saltó a la fama por la magnitud de su desastre financiero, y quizá podríamos haber esperado que ahora estuviese aún peor que Irlanda. Pero Islandia declaró que no era responsable de las deudas de sus banqueros desbocados, y además contaba con la grandísima ventaja de tener aún su propia moneda, lo cual le facilitó mucho el camino para recuperar la competitividad: se limitaron a dejar caer la corona y, solo con eso, recortaron sus sueldos en un 25% en relación con el euro.

Sin embargo, en España no hay moneda propia. Esto significa que, para ajustar el nivel de costes, España y otros países tendrán que atravesar un largo periodo de tiempo con tasas de desempleo elevadísimas, lo suficientemente altas como para que vayan forzando una muy lenta reducción salarial. Y aquí no termina todo. Los países que ahora se ven obligados a ajustar los costes son los mismos que tuvieron la mayor acumulación de deuda privada antes de la crisis. Ahora se enfrentan a la deflación, que incrementará el peso real de aquel endeudamiento.

Pero ¿qué pasa con la crisis fiscal, las tasas de interés aplicadas a la deuda gubernamental, que se han disparado en el sur de Europa? En gran medida, esta crisis fiscal es un producto derivado del estallido de las burbujas y el descontrol de los costes. Cuando estalló la crisis, el déficit se puso por las nubes, y la deuda también aumentó mucho de golpe cuando los países con problemas actuaron para rescatar sus sistemas bancarios. Y la vía a la que los Gobiernos recurren habitualmente para abordar las cargas del endeudamiento —una combinación de inflación y crecimiento, tal que reduzca la deuda en relación con el PIB— no es un camino viable para los países de la zona euro, que, por el contrario, están condenados a años de deflación y estancamiento. No debe sorprendernos, entonces, que los inversores se pregunten si los países del sur de Europa estarán dispuestos a devolver todas sus deudas, o si serán capaces de hacerlo.

Pero la historia tampoco acaba aquí. Aún hay otro elemento en la crisis del euro, otra debilidad causada por la moneda común, que ha cogido a muchas personas por sorpresa; y aquí me incluyo entre ellas. Resulta que los países sin moneda propia son muy vulnerables a caer víctimas de un pánico que acarrea su propio cumplimiento; un pánico en el que el empeño de los inversores por evitar pérdidas por impago termina desencadenando precisamente el impago temido.

El primero en señalarlo fue el economista belga Paul de Grawe, cuando hizo ver que las tasas de interés de la deuda británica son muy inferiores a las de la española —el 2% frente al 5%, respectivamente, en el momento de escribir—, pese a que Reino Unido tiene más deuda y más déficit y, posiblemente, una perspectiva fiscal peor que la española, aun teniendo en cuenta la deflación de España. Pero tal como apuntó De Grawe, España se enfrenta a un riesgo del que Reino Unido está libre: la congelación de la liquidez.

¿Qué quiere decir esto? Casi todos los Gobiernos modernos tienen una deuda cuantiosa, y no toda son bonos a treinta años; hay mucha deuda a cortísimo plazo, con un vencimiento de tan solo unos meses, además de bonos a dos, tres o cinco años, un buen número de los cuales vence en cualquier año dado. Los Gobiernos dependen de su capacidad de refinanciar la mayor parte de esta deuda; de hecho, venden bonos nuevos para pagar los viejos. Si, por alguna razón, los inversores se negasen a comprar bonos nuevos, hasta un Gobierno esencialmente solvente podría verse obligado al impago.

¿Puede suceder algo así en EE UU? No, en realidad, no; porque la Reserva Federal podría intervenir, y lo haría, comprando la deuda federal, imprimiendo de hecho más dinero para pagar las facturas del Gobierno. Tampoco podría ocurrirle a Reino Unido, a Japón o a cualquier otro país que pide prestado el dinero en su propia moneda y dispone de su propio banco central. Pero sí les puede suceder a cualquiera de los países que están ahora en la zona euro, que no pueden contar con que el Banco Central Europeo les dé efectivo en caso de emergencia. Y si un país de la zona euro se ve obligado a no pagar sus deudas por esta clase de restricción del efectivo, tal vez nunca logre devolver la deuda por completo.

Esto crea, inmediatamente, la posibilidad de una crisis que acarree su propio cumplimiento, en la que el temor de los inversores ante un posible impago derivado de la falta de efectivo les llevaría a rechazar los bonos de ese país, lo cual provocaría la misma falta de dinero que temían. Y pese a que todavía no se ha producido una crisis de este tipo, es fácil ver cómo la inquietud constante ante la posibilidad de que estalle una de ellas puede llevar a los inversores a pedir tasas de interés más elevadas para mantener la deuda de los países susceptibles, en potencia, de caer en esta clase de pánico autorrealizante.

Evidentemente, desde principios de 2011, el euro ha supuesto una clara penalización: los países que usan el euro tienen que afrontar costes de préstamo más elevados que otros países con un panorama económico y fiscal parecido, pero que mantienen la moneda propia. No se trata solamente de España frente a Reino Unido; mi comparación favorita reúne a los tres países escandinavos: Finlandia, Suecia y Dinamarca. Aunque todos ellos son dignos de considerarse países de alta solvencia, sin embargo, Finlandia (que está dentro del euro) ha visto cómo sus costes de préstamo se incrementan sustancialmente más que los de Suecia (que ha conservado su moneda propia, con libre flotación) e incluso los de Dinamarca (que mantiene un tipo de cambio fijo con respecto al euro, pero conserva su moneda y, por tanto, la posibilidad de salir por sí sola del apuro, si falta el efectivo).

Salvar el euro


Dados los problemas que está sufriendo el euro en la actualidad, se diría que los euroescépticos —los que advirtieron a Europa de que, en realidad, no estaba bien preparada para tener una moneda única— estaban en lo cierto. Además, aquellos países que decidieron no adoptar el euro —Reino Unido, Suecia— lo están pasando mucho menos mal que sus vecinos del euro. Así pues, los países europeos que ahora tienen problemas ¿deberían invertir el curso, sencillamente, y volver a sus monedas independientes?

No necesariamente. Hasta los euroescépticos como yo nos damos cuenta de que romper el euro ahora que ya existe se pagaría muy caro.

En primer lugar, cualquier país que pareciera candidato a abandonar el euro se enfrentaría, de inmediato, a una descomunal estampida bancaria, puesto que los depositantes correrían a desplazar sus fondos a otras euronaciones más sólidas. Y la vuelta del dracma o de la peseta provocaría enormes problemas legales, cuando todo el mundo intentara esclarecer el significado de las deudas y los contratos expresados en euros.

Además, un cambio de postura radical en relación con el euro representaría una derrota política terrible para el proyecto europeo más amplio de unidad y democracia a través de la integración económica; y este proyecto, como dije al principio, es muy importante no solo para Europa sino para el mundo entero.

En consecuencia, sería mejor encontrar una forma de salvar al euro. ¿Cómo se podría conseguir?

Lo primero, y más urgente, es que Europa ponga coto a los ataques de pánico. De un modo u otro, tiene que haber garantías de una liquidez adecuada —garantías de que los Gobiernos no se quedarán sin dinero a consecuencia del pánico en el mercado—, comparables a las que existen en la práctica para los Gobiernos que asumen préstamos en su propia moneda. La forma más clara de lograrlo sería que el Banco Central Europeo estuviera preparado para comprar bonos gubernamentales de los países del euro.

En segundo lugar, esos países cuyos costes y precios se deben ajustar —los países europeos que han venido generando grandes déficits comerciales, pero que no pueden continuar haciéndolo— necesitan vías realistas de retorno a la competitividad. A corto plazo, los países con excedente tienen que ser la fuente de una gran demanda de exportaciones. Y, con el tiempo, si este camino no termina conllevando una deflación carísima en los países deficitarios, tendrá que implicar una inflación moderada, pero significativa, en los países excedentarios, y una tasa de inflación algo menor pero aún importante —digamos de un 3% o 4%— para la zona euro en su conjunto. Todo esto exige una política monetaria muy expansiva por parte del Banco Central Europeo, además de un estímulo fiscal en Alemania y unos pocos países más pequeños.

Por último, aunque las cuestiones fiscales no están en el meollo del problema, en el punto actual los países deficitarios tienen problemas de déficit y endeudamiento y tendrán que poner en práctica medidas de considerable austeridad fiscal, durante un tiempo, para ordenar sus sistemas fiscales.


Esto es lo que se necesitaría, probablemente, para salvar el euro. Pero ¿qué posibilidades hay de que lo veamos?

El Banco Central Europeo nos ha sorprendido de manera positiva desde que Mario Draghi relevó a Jean-Claude Trichet en la presidencia. Cierto es que Draghi se negó en redondo a admitir que el banco comprara bonos procedentes de los países en crisis. Pero encontró un modo de conseguir un resultado más o menos similar por la puerta de atrás: anunció un programa por el cual el BCE avanzaría préstamos ilimitados a los bancos privados y aceptaría bonos de los Gobiernos europeos como garantía secundaria. El resultado ha sido que, en el panorama general (al menos, mientras escribo estas páginas), el pánico autorrealizante parece menos inminente y, con ello, las tasas de interés de los bonos europeos se han reducido.

Pese a esto, sin embargo, los casos más extremos —Grecia, Portugal e Irlanda— siguen excluidos de los mercados de capital privado. Por lo tanto, han dependido de una serie de programas de préstamo ad hoc, establecidos por una troika compuesta por los Gobiernos europeos más fuertes, el BCE y el Fondo Monetario Internacional. Por desgracia, la troika siempre ha proporcionado el dinero en cantidad insuficiente y sin la celeridad necesaria. Además, a cambio de estos préstamos de emergencia, los países deficitarios se han visto obligados a imponer programas de recorte de gastos inmediatos y draconianos, además de subidas de los impuestos. En consecuencia, estos programas los empujan a pozos aún más hondos y siguen siendo demasiado escasos aun en términos exclusivamente presupuestarios, ya que las economías en recesión también sufren la caída de los ingresos tributarios.

Mientras tanto, no se ha hecho nada para ofrecer un entorno en el que los países deficitarios encuentren una vía razonable para recuperar su competitividad. Mientras los países con déficit se ven forzados a adoptar medidas de austeridad salvajes, los países con superávit se han metido por su cuenta en programas de austeridad, lo cual socava las esperanzas de un crecimiento de las exportaciones. Y en lugar de admitir que la inflación tiene que ser un poco más alta, el Banco Central Europeo subió los tipos de interés en la primera mitad de 2011, para responder a una amenaza de inflación que solo existía en su imaginación (más adelante dio marcha atrás al incremento de los tipos, pero para entonces ya se había hecho mucho daño).

¿Por qué Europa ha respondido tan mal a su crisis? Ya he apuntado parte de la respuesta: muchos dirigentes del continente parecen decididos a helenizar el cuento y creer que quienes atraviesan dificultades —no solo Grecia— han llegado ahí por culpa de la irresponsabilidad fiscal. Y, con esta premisa falsa, se busca un remedio falso: si el problema era el despilfarro fiscal, la rectitud fiscal debería ser la solución. Se presenta la economía como una obra moral, pero con otra vuelta de tuerca: en realidad, los pecados por los que se pena jamás tuvieron lugar.

Pero esta es solo una parte de la historia. Que Europa sea incapaz de afrontar sus problemas reales, y que insista en enfrentarse a fantasmas inexistentes, no es en modo alguno exclusiva de este continente. En 2010, buena parte de la élite que determina las políticas a ambos lados del Atlántico se enamoró perdidamente de una serie relacionada de falacias sobre la deuda, la inflación y el crecimiento.
 
Emilio Izquierdo rebuznó:
Hay países donde la cotización (tanto la parte en pago delegado como la parte directa) es menor, pero no por éso el coste total por hora trabajada es menor, porque la gente cobra muchísimo más debido a que debe implementar seguros privados adicionales o ahorrar. El salario mínimo en UK es de más de 1.200 euros, mientras en España es de 748. Esto implica, sin lugar a duda ninguna que el coste laboral en UK es mucho más alto que en España. Si a 748 le sumas los costes sociales, tienes 1.048 y no más de 1.200, que es el 20% más, y éso suponiendo que en UK no hubiera ninguna cotización, que no es el caso, porque es como el 19%.

En Japón, por ejemplo, se paga muy poquito de seguridad social, pero el máximo a percibir es de unos 700 euros al mes. La gente lo sabe, paga sus fondos de pensiones y se jubila en condiciones. En España, no. Pagas un pastón de cojones, te jubilarás con lo que el cretino de turno determine en ese momento y encima se supone que te lo llevas muerto y por la cara. Entonces el gobierno del mamarracho de turno (es uno u otro, pero es un mamarracho el 100% de las veces) decide si te sube, si te baja, si pagas ésto o lo otro. Pero graciosamente, como si fuera una dádiva y no un derecho adquirido pagándolo como un cabrón 35 ó más años.
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Me parece que fue usted el que ya explico que una de las causas de la burbuja es la necesidad que siente el españolito de invertir sus ahorros en vienes tangibles para no acabar debajo del puente.

Planes de ahorro, planes de pensiones, cajas de ahorro...la cueva de Alí Baba.

Recientemente ha petado una de esas tramoyas rurales (cooperativa) en un pueblo cercano y gente que habia depositado allí el esfuerzo y los ahorros de toda su vida se ha quedado con una mano delante y otra detras.

Imaginese la imagen que tiene la oligarquia (y todo el entramado económico) que preferimos arriesgarnos con los ladrones de los politicos y el sistema público que confiar nuestro futuro a fondos de pensiones, seguros de salud privados....
 
Ya es que da igual donde confíes tus ahorros que al final los vas a perder.

Salió precisamente en la televisión el caso de una mujer en que le dijo al director de un banco que no quería que le pasara lo que les pasó a los afectados de Fórum y Afinsa, que quería tener los ahorros seguros y va el tipo ese y...¡¡le mete los ahorros de la señora en las jodidas participaciones preferentes!!.

Menudo país de pandereta en el que estamos...
 
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