Bueno, describiré al primero de la lista. Si gusta, bien, si no, mándenme al nabo y me callo.
El medicado imprevisible afortunado.
A éste le conocí al poco de entrar yo, era un nota que siempre se colocaba en el mismo sitio del patio, sentado en el suelo y mirando a las nubes empantallado. Un día me acerqué a pedirle fuego y me puse a hablar con él. Estaba por drogaína, como la mayoría, pero al llevar una vida en la calle de 3 gramos diarios como mínimo, al entrar, el monazo y la depresión hicieron que le proporcionaran pirulas de todos los colores. Ya dije en el hilo de la automedicación que no tengo ni puta idea de pirulas, lo único que sé es que al colega le daban todas las mañanas una especie de sobrecito marrón pequeño con ocho pirulas dentro, pirulas que se debía administrar durante el día. Había antidepresivos, ansiolíticos y no sé que más.
Estaba muy muy pillao pero no era violento, yo flipaba con la suerte que tenía para no meterse en follones, porque él nunca provocaba a nadie ni se metía en líos feos por drogas, pero no tenía filtro, soltaba las cosas tal como le venían. Además, solía hacer mongoladas como ponerse a chillar incongruencias y a partirse la polla él solo.
Allí dentro todos los días son iguales pero al mismo tiempo todos los días son diferentes; lo que quiero decir es que el tío que hoy está de buenas mañana ni le preguntes la hora. Mantener una línea recta emocional en el talego es casi imposible, los picos son muy pronunciados y aparecen por cualquier gilipollez.
Bueno, pues eso, que el menda llegaba pa comer por ejemplo y le soltaba a uno de los que estaba allí: "Eres un gitanoooo, eres un gitanoooo, AAAAGGGHH AAAAAGGHH AAAAAGGHH, gitano hijo de putaaaaaaa" (en modo cantinela desacompasada). Como mucho le decían: "Killo, no me vaya a tocá loh cohone hoy, EH!!" Y ya se callaba, el resto de ocasiones que hacía eso le solían reír las gracias con la condescendencia que se le concedería a cualquier forero.
Había veces que yendo a comunicar los domingos por la mañana, se metía en su locutorio, y al otro lado estaba su madre. Se ponían a hablar de sus cosas y cuando a lo mejor pasaba por detrás de los cristales una tía que estuviera medio qué, se ponía: "Mamá mira que culo!!" Se descojonaba a todo volumen y empezaba a canturrear: "Mira que cuuuulo mamáaaa, LA LALA LA LAAAAA, mira que cuuuuuloooooo", y la madre allí con la cara de póker y los colores subidos mientras el mico de su hijo era el hazmerreír de presos y visitantes. En un par de ocasiones corría detrás de él para conseguir meterme en el locutorio de al lado, y así, poder disfrutar del show en primera fila.
Una vez hasta me amenazó el funcionario con meterme un parte si no dejaba de armar escándalo riéndome y golpeando el cristal del locutorio. Al otro lado del mismo tres colegas míos metidos allí como sardinas en lata, y el flipao éste en la cabina de al lado, mirando cada dos por tres a mis colegas y espetándoles: "Jota jota, cómeme las pelotas" mientras se agarraba el paquete y se partía de risa.
Te solía pedir tabaco y de todo lo que tuvieses, y lo hacía con mucha educación, como por ejemplo: "Dame un cigarro pedazo de hijo de la gran puta", a veces hacía efecto eco en el final de la frase asín: "hijo de la gran puta, hijo de la gran puta, hijo de la gran puta". Y así con todo el mundo, pero del mismo modo que pedía también daba, así que en ese sentido, sin problema.
Como digo, aún hoy cuando lo pienso, no me explico como no le partieron la cara al menos una vez, es algo sorprendente, de verdad. Eso hoy, allí había veces que me quitaba hasta el sueño y no me podía dormir pensando en la sique humana. A cualquier otro, por un empujón sin querer o por algo parecido, le montaban el circo, y éste cabrón nunca tuvo el más mínimo percance. Pa flipar.
Salió antes que yo y se fue para su Valladolid natal (juraría que era de allí). Le eché de menos en la cárcel por los ratazos de LOL, pero aún le echo más de menos ahora, pensando en qué habrá sido de él. Las opciones cuando se fue no eran muchas: De vuelta al talego, psiquiátrico, cementerio, casa de acogida quizás, no sé. En fin, cuando pienso en él se me viene a la cabeza la escena de cuando los bokis se llevan al Pirri arrastrando mientras Paco se pregunta que habrá sido de él también.
Me recuerda un huevo al maestro Ares, sus explosiones de risa nerviosa eran las mismas.