La infancia lolérrima de Torquemada

Mi padre solamente nos acompañó una vez. Y fue para ver si era verdad que los zagales de la edad de mi hermano llevaba los pelos de punta.

Se puso de moda ese peinado y a mi viejo le parecía una aberración. Cuando lo vió una mañana le dijo que así no salía a la calle. Mi madre que si, que era lo que se llevaba. Mi padre que no, que donde iba que esos pelajos y que no le volviera a echar laca en el pelo al zagal. Al final dijo mi padre se venía con nosotros a ver si era verdad.

Calle arriba los cuatro, mi hermana partiendose el ojete y diciendole a mi hermano que iba a cobrar, mi hermano acojonado por si no veía a nadie con los pelos de punta y al lado de mi padre intentando mantener su paso y sin comprender la cara de mala hostia que llevaba y que no presagiaba nada bueno. Llegando al colegio nos tropezados con uno que iba a la clase de mi hermano, y llevaba los pelos de punta. Mi padre soltó un bufido y le pregunto a Juan como lo debaja salir su padre así. Este le dijo que no lo había visto aun, pero seguro que el dia que lo viese no salía mas así. Tambien te echa tu madre laca?? le preguntó mi padre. No, limon, que se quedan mas tiesos, le respondió.

Al llegar a la escuela, mi padre miró por la verjas y vió un monton de zagales con los pelos de punta, casi todos los de la segunda etapa los llevaban así. Se cago en dios tres o cuatro veces y le dijo a mi hermano que vale, que los pelos de punta pero sin laca. Que a partir de mañana se los pusiera tiesos con limon.

Esa fue la única vez que me acompañó mi padre al colegio. Siempre solos, lloviendo y con frío. Paraguas y botas de agua en invierno esos dias. No recuerdo a nadie conocido al que le llevaran sus padres.

No se en las ciudades como sería en aquellos tiempos. Pero en Granada da grima vez las colas que se lían ahora por los padres dejando a los niños en la misma puerta
 
¿Nadie a sufrido el reciclado de los zapatos de la comunión? Yo sí.

Una vez realizado el ritual, mi madre los guardó para ocasiones especiales (comidas familiares, asistencias a bodas y cosas así...). El problema es que los zapatos se quedaban de la misma talla y los pinreles seguían su curso de natural crecimiento.

Al cabo de unas tres o cuatro ocasiones, meterse esos zapatos era un ejercicio parecido a intentar introducir los pies en dos copas de anís. Sufrías al ponértelos, te jodías vivo al usarlos y cuasí llorabas al sacarte esas botas de tortura medieval.
No veo qué tiene de raro el seguir poniéndote los zapatos de la comunión, la verdad. ¿Se supone que hay que tirarlos después de ese día o cómo va la cosa? Lo lógico y normal es seguir poniéndoselos cuando la ocasión así lo aconseje. Lo que dices de que tu madre te haga ponerte unos zapatos que ya no te valen para estirar su uso se aplica a los de la comunión, a los de diario o a cualquier otro calzado que ya no te valga y te digan de seguir poniéndote. No veo el reciclado por ningún lado, pero me ha hecho recordar la historia de un un primo mío, que hizo la comunión vestido no de chaqueta ni de marinero ni de nada así, sino con un extraño atuendo compuesto por jersey blanco, pantalón de pinzas y, atención, zapatos blancos. El resto de la historia os la podéis imaginar: el tío siempre con zapatos blancos :lol:

No se en las ciudades como sería en aquellos tiempos. Pero en Granada da grima vez las colas que se lían ahora por los padres dejando a los niños en la misma puerta
En cuanto aprendí a cruzar la calle no volvieron a llevarme en la puta vida. Y como yo, la mayoría de los niños. Había excepciones, claro, y ahora que lo pienso en todas se cumplía el mismo patrón: las madres que llevaban o recogían a los niños del colegio eran las más modernas, las más guays, las que iban en vaqueros, las que iban a las reuniones del APA, las que iban de supermadres.

Ya se sabe que la maternidad responsable y guay es en la que está la madre todo el puto rato encima del niño llevándole a todo. Esas debieron ser las primeras. Hoy es generalizado. Luego pasa lo que pasa: que van a acompañarles hasta a una entrevista de trabajo.
 
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¿Nadie a sufrido el reciclado de los zapatos de la comunión? Yo sí.

Una vez realizado el ritual, mi madre los guardó para ocasiones especiales (comidas familiares, asistencias a bodas y cosas así...). El problema es que los zapatos se quedaban de la misma talla y los pinreles seguían su curso natural de crecimiento.

Al cabo de unas tres o cuatro ocasiones, meterse esos zapatos era un ejercicio parecido a intentar introducir los pies en dos copas de anís. Sufrías al ponértelos, te jodías vivo al usarlos y cuasí llorabas al sacarte esas botas de tortura medieval.

Un año y pico jodiéndome con esos zapatos del demonio hasta que mi madre ya me compro otros "de bonito", que también duraron los suyo, eso porsupu.

Lo de tener hermano mayor y tener que recibir ropa heredada que estaba completamente fuera de temporada y además tu brother tiene una constitución distinta a la tuya (el cachitas y yo cuerpo palillo) ya merece capítulo aparte.

Yo. Y el traje de la primera comunion tambien tuve que volver a ponermelo para el Corpus, había que salir en procesión otra vez con esa ropa. Y los zapatos ya se quedaban para la ropa del domingo
 
No veo qué tiene de raro el seguir poniéndote los zapatos de la comunión, la verdad. ¿Se supone que hay que tirarlos después de ese día o cómo va la cosa? Lo lógico y normal es seguir poniéndoselos cuando la ocasión así lo aconseje. Lo que dices de que tu madre te haga ponerte unos zapatos que ya no te valen para estirar su uso se aplica a los de la comunión, a los de diario o a cualquier otro calzado que ya no te valga y te digan de seguir poniéndote. No veo el reciclado por ningún lado, pero me ha hecho recordar la historia de un un primo mío, que hizo la comunión vestido no de chaqueta ni de marinero ni de nada así, sino con un extraño atuendo compuesto por jersey blanco, pantalón de pinzas y, atención, zapatos blancos. El resto de la historia os la podéis imaginar: el tío siempre con zapatos blancos :lol:

Tirarlos no, pero sí ser consciente de que el pie crece en un niño al largo de año y medio. Para una o dos ocasiones, pues vale, pero no estirarlos al punto de que te van dos tallas más pequeños y te los tienes que meter a presión con una palanca y luego sacarlos con forceps.
 
Tirarlos no, pero sí ser consciente de que el pie crece en un niño al largo de año y medio. Para una o dos ocasiones, pues vale, pero no estirarlos al punto de que te van dos tallas más pequeños y te los tienes que meter a presión con una palanca y luego sacarlos con forceps.
Correcto, pero eso pasaba con los zapatos de la comunión, con las zapatillas de deporte, con un jersey, con los pantalones o con cualquier otra prenda, que muchas veces intentaban estirar su uso más allá de lo razonable; no era una cosa de los zapatos de la comunión.
 
Correcto, pero eso pasaba con los zapatos de la comunión, con las zapatillas de deporte, con un jersey, con los pantalones o con cualquier otra prenda, que muchas veces intentaban estirar su uso más allá de lo razonable; no era una cosa de los zapatos de la comunión.

No, si con el resto de ropa y calzado también lo hacía. Se estiraba el chicle hasta el infinito y más allá.

Siempre recordaré el comentario de mi tío a mi madre cuando me vió con una camiseta heredada de mi hermano (tres años mayor y corpulento) y yo con mi cuerpecillo huesudo:

- Joer, hermana. A este niño le pones dos palos, le atas una cuerda, sales corriendo y ya tienes una cometa, juasjuasjuas.
 
Ciertamente las cosas son como decís. En mi casa pasaba exactamente lo mismo. A buenas horas me iban a comprar a mí zapatillas de deporte de marca, vaqueros de marca, jerseys de marca o mierdas de marca. A buenas horas mi madre me iba a llevar a la moda en lugar de llevarme bien. Y cuando se compraban cosas nuevas, siempre la misma frase "esto resérvalo y gasta lo que tengas más viejo". Seguro que a vosotros os decían lo mismo. En una ocasión me regalaron unas botas de fútbol Adidas que eran la hostia y mi madre, con su idea de "reservar" las cosas, no me las quería deja para jugar al fútbol porque decía que las iba a romper [emoji38] No sé exactamente para qué quería que utilizara unas botas de fútbol, o para qué evento quería que las reservara; a lo mejor quería que fuera a una boda en ellas o algo. Pues así, a fuerza de reservar, muchas prendas de mi infancia me las puse dos o tres veces nada más, porque cuando iba a cogerlas ya no me valían. Como las botas de fútbol, que las usé sólo una vez.

Y es esto, @Torquemada2.0, es a lo que yo llamo miseria. A que un niño, por mor de tener más cuidado con las cosas del necesario, se vea abochornado en clase porque su madre le compra las zapatillas más baratas que encuentra pudiendo comprarle una cosa más decente, a que un niño tenga que ir haciendo el ridículo con zapatos viejos y chándal por no ensuciar unas zapatillas, a que otro niño tenga unas botas de fútbol y no las use porque son demasiado buenas y tenga que ir en otras más malas y al final se queden sin estrenar. No te confundas y entiende a qué llamo miseria.
Por una vez no iba la respuesta dirigida a ti. De hecho después de contarte la lolada de las Yumas en su momento, hiciste un comentario idéntico al que has hecho, los cuales comparto a carta cabal.

Iba por los que decían que qué mierda de infancia y qué miseria más infame. Obviamente está compilación de vivencias lo he hecho por el LoL, y porque ahora te descojonas, y qué coño, porque las cuento de puta madre, ojo, sin exagerar absolutamente nada.

Los que tenemos una edad hemos vivido una época que tenía sus estrecheces, más bien otras prioridades.

También eran épocas donde te tirabas todo el día en la calle interactuando con decenas de chavalotes y chavalas, cosa que hoy no pasa, yendo como niños burbuja.
 
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Siempre tuve todo tipo de zapatillas de marca, de las de 10.000. Varios tipos. Botas militares, zapatos y botines. Viajes periódicos a Bilbao a ver a la familia y aprovechar para gastar de 50.000 en 50.000 en El Corte Inglés.

Compraba habitualmente en Levis (hasta tuve un peto :face:), y en mi colegio casi que estaba mal visto llevar ropa de almacenes o tiendas de barrio. Recordemos que en aquella época, no estaba consolidado ni de lejos el imperio Inditex y asimilados.

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Había tres tipos de ropa. De pijos, de cutres y rock bottom (mercadillo). Habría que mencionar una cuarta categoría. Muchachos, que al igual que Torquemada o algunos de ustedes, venían a clase con unos ropajes heredados de hermanos mayores, que en plenos años 80 destacaban por cantar a años 70 cosa mala.

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Tuve dos chupas así.

En vez de rollo Kirk Cameron, era más The Brady bunch.
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Jersey de típico rarito norteamericano con gafas de violador y cazadoras dignas de un seminarista de esos rogelios de la transición.

Simplemente, eran los que no encajaban en ninguna de las tres primeras categorías. Los verdaderos excluidos. De hecho, a uno le rebautizaron como Constancio. Un mote mucho más acorde con su look de bibliotecario de pueblo.

El traje de la comunión, nuevo, con mil extras y a todo trapo. Usado el 1/05/1990 y nunca más.

Luego vino la adolescencia y los pijos se disfrazaron de grunjes y de jebis. Pero ya es otra historia.

¡Puta vida, qué viejo me siento!
 
Mi señora madre, como la de todos ustedes, siempre fue la más mirada de casa con el dinero. No era algo Torquemadesco, pero sí nos ponía los pies en el suelo porque los hijos siempre queríamos zapatillas y ropa de marca, pero ella nunca consentía y compraba cosas más "mundanas" y, por supuesto, económicas. Mis compañeros llevaban Camper de 10.000 pelas de la época. Yo llevaba unos SNIPE, exactamente iguales a esos Camper (fusilados, vamos), que valdrían la mitad. Eso de niño en colegio caro crea un cierto estigma, pero aprendes a lidiar con ello cuando ves, y sobre todo te explican tus padres, que somos personas normales con una economía media y que ellos se dejan el culo para darte unos buenos estudios. A nosotros de niños/chavales nos reventaba esa "roñosería" (que en realidad no era tanto, simplemente quitarnos la tontería de encima comprando algo perfectamente usable costando la tercera parte), pero es algo que en buena medida entiendes siendo ya algo más maduro. La economía familiar se habría visto seriamente trastocada a menudo de acceder a los caprichos de unos mocosos: vamos, que casi siempre tenía razón. Si cuentan además los colegios, uniformes, actividades extraescolares, vacaciones y demás... Pues salvo que se sea rico, no es posible hacerlo todo a tutiplén. A menudo a la pobre le tocó hacer el papel de "mala" frente a su marido y los críos, que éramos más derrochadores.

Por contra, ir con mi padre de compras (a el Corte Inglés, vamos) era una fiesta porque mi padre siempre ha sido una persona muy generosa y ahí teníamos mucha más libertad para gastar. A mi padre siempre le preocupó mucho más la calidad que el precio, y, especialmente, en aquella época lo caro solía durar mucho. Recordarán aquellos polos Lacoste que podían tener 20 años y seguían casi como nuevos. Había que comprar una raqueta de tenis? Una buena. Balones? Ropa? Lo que fuera, pero de calidad.

Ya de mayores, y respecto a mi madre, eso cambió completamente, posiblemente por tener que dejar de pagar estudios y demás y devino en la persona sumamente generosa y desprendida que es hoy día.
 
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Había tres tipos de ropa. De pijos, de cutres y rock bottom (mercadillo). Habría que mencionar una cuarta categoría. Muchachos, que al igual que Torquemada o algunos de ustedes, venían a clase con unos ropajes heredados de hermanos mayores, que en plenos años 80 destacaban por cantar a años 70 cosa mala.

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!

En mi pueblo asomabas así vestido a la escuela y eras carne de cañon para toda tu vida.

Te ha faltado una categoría. por lo menos en los pueblos era así. La tienda de toda la vida.

Allí podías encontrar los vaqueros elvis, en vez de levis. Sudaderas, entoces llamadas la parte de arriba del chandal sin pantalones, las camisetas interiores y los calzoncillos azules abanderado, el maletin para la escuela, las botas de goma para el invierno, plomos para la escopeta.... Toda la ropa para tu infancia y entrada en la adolescencia la encontrabas en una tiendezucha de 20 metros cuadrados con mostrador de madera que tenia mas astillas que un barco español despues de la batalla de Trafalgar. Por supuesto todo ordenado de tal manera que allí cogiese mas ropa que en todo el corte ingles de El Bercial. Del techo tambien colgaba ropa que descolgaban con un palo para enseñarte, sobre todo los abrigos largos tapados con un plastico y los paraguas. No había nada de marca en esa tienda, nada

Y por supuesto el probador. Ese probador en una esquina que era un trozo de tela colgado de una barra que tu intentabas que tapase los dos lados cuando te despelotabas allí para probarte unos pantalones. Pero no, no tapaba nunca los dos lados, así que te cambiabas en el lado que quedaba cubierto. Y luego tenias que avisar a tu madre para que te los viese puestos. Te metía los bajos a ver como te quedaba y si había alguna conocida se asomaba a dar el visto bueno tambien. Eso cuando no te hacían salir y que te viesen todas las marujas que habia allí comprando. Como ha cambiado todo, joder
 
Y no sería nada de marca lo de esa tienda, @curro jimenez, pero desde luego estoy seguro de que duraba lo que no está en los escritos. Ya he contado lo del jersey de Galerías Preciados que aún tengo en uso y está como el primer día y que hasta mi novia se pone de vez en cuando.

De todas formas esto se está desviando peligrosamente al "ya no hacían la ropa como antes", y va de anécdotas lolérrimas de la infancia. Contad alguna de las vuestras. Curro, tú seguro que tienes que tener más de una y más de dos, porque a ti siempre te ha pasado más que a nadie y si no te ha pasado más te ha pasado antes, así que despáchate a gusto.
 
Mis primeros pantalones largos fueron confeccionados por un sastre, 2 me hizo, unos azul marino y otros marrones.
Joder, la cintura casi me llegaba a las tetas, peor que cachuli. Ya que tenían que ser largos de pierna por si pegaba el estirón.
Pero eso no era lo malo del diseño, cagondios, eran de franela, gorda como un saco, para que fueran ponibles en invierno.
Ni mil ladillas me hubieran producido tanto picor, eso, unido a los calores del verano, me hacían llevar la parte interior de los muslos casi en carne viva.
Escozidito y andando siempre como un vaquero. Que infancia tan feliz.
 
Y no sería nada de marca lo de esa tienda, @curro jimenez, pero desde luego estoy seguro de que duraba lo que no está en los escritos. Ya he contado lo del jersey de Galerías Preciados que aún tengo en uso y está como el primer día y que hasta mi novia se pone de vez en cuando.

De todas formas esto se está desviando peligrosamente al "ya no hacían la ropa como antes", y va de anécdotas lolérrimas de la infancia. Contad alguna de las vuestras. Curro, tú seguro que tienes que tener más de una y más de dos, porque a ti siempre te ha pasado más que a nadie y si no te ha pasado más te ha pasado antes, así que despáchate a gusto.

Mi infancia, como la de casi toda la gente de pueblo, se pasó en la calle desde que salia el sol hasta que se ponía. Cuando el pueblo se te quedaba pequeño te ibas al campo, al río, a maltratar animales o a hacer daño por los huertos y los cultivos. Esto ultimo si no te pillaban era muy gracioso, pero cuando te enganchaban en plena faena terminaba en palos del dueño y luego en tu casa. No había ningún problema en que te moliera a palos alguien al que le habías destrozado el huerto. No estaba rechazado moralmente que alguien ajeno a tu familia te calentara el talle por ello. Todo lo contrario. Era algo obligatorio, aleccionador y estaba bien visto

Un día estabamos subidos en un cerezo comiendonos una cerezas explendidas. Era la hora de la siesta, sobre las cuatro de la tarde, así que estabamos tranquilos por que era imposible que a esas horas asomara alguien al huerto. Estaban calientes y algunas un poco verdes, eso significaba que te podía dar diarrea, lo sabíamos y nos reíamos a ver quien era el primero que se cagaba.

De pronto escuchamos tirar santos al suelo, nos giramos y era Andres "el media oreja", el dueño de aquello. Empezamos a tirarnos del cerezo como locos mientras se oye un cartuchazo y notamos como pasaba algo por nuestras cabezas. Si hoy salto del cerezo como aquel día, se me rompen las rodillas para los restos.

Fue tocar el suelo y salir corriendo hacia el río que era el único parapero que teníamos cerca. Casi llegando note en la espalda como un manotazo muy fuerte y un escozor. Saltamos todos al río a ver que pasaba. Allí pudimos comprobar que no estabamos todos, faltaba juanillo, miramos hacia el cerezo a ver donde estaba y descubirmos con horror que lo había atrapado.

Juanillo era el gordo del grupo. Era de esperar que le costara mas bajar del árbol, el no podía saltar. Pero no, no le habían pillado por eso. Le pillaron por que se había comido dos kilos de cerezas calientes y verdes, y fue el primero al que le dio cagueta. Fue tocar tierra y tuvo que bajarse los pantalones para ponerse a cagar. Desde donde estabamos lo veíamos con los pantalones cortos por tos tobillos, como salia la mierda a perdigonazos y el brillo de su frente por el sudor. Tambien oíamos el ruido que hacia y las voces que le pegaba el mediaoreja mosqueado. Te comes mis cerezas y encima te cagas en el cerezo, que bonico pijo!!!! Cuando teminó empujo a Juanillo y se cayó encima de su mierda. Menudo culo de mierda se le puso, y encima no tenia nada con que limpiarse el ojal.Estaba para un beso negro. Dos patadas en el culo cuando se subió los pantalones para que cantase quien eramos los demas. Como los gordos son debiles no hizo falta una tercera, dió nombres y apodos familiares.

Todo eso lo veíamos y oíamos mientras permanecíamos agazapados en la ribera del rio intentando recuperar el resuello y el pulso. Con el bajon, otro y yo empezamos a notar picor en la espalda. Otro me dice que las tengo rojas. Me miran y mientras cada vez me escuece mas. Sal gorda, nos ha tirado con sal gorda el cabron. Me tiro al rio a ver si se me alivia eso. Un poco pero no mucho. Iba sin camiseta y tengo sal gorda clavada en la espalda.

Salgo corriendo para mi casa con las espaldas para perderlas. Con el sudor y el sol me escuece lo que no hay en los escritos. Que pollas sabía yo entoces de eso. Llego a mi casa que rabio, llamo a mi madre, que al verme como voy me pilla de los pelos y me dice que me va a matar, que a quien le habré hecho el destrozo para pegarme un cartuchazo de sal. Sin prisa, va a por unas pinzas a la maquina de coser, me sienta de lado en una silla y me saca los granos de sal de la piel. Menuda tortura cojones. Yo llorando de dolor, chillando como una maricona y sorbiendo mocos que me llegaban al ombligo . Y claro, despierto a mi padre. Se asoma a la salita cagandose en dios y ahí veo que la he cagado y que va a empeorar mi suerte esa tarde. Me dice que quien me ha pegado el cartuchazo, y yo que no estoy en situación de resistir muchas guantás en ese momento se lo digo antes casi antes de que termine de preguntarme. Me mira y suelta un escueto ,

-Y por qué?

-Por que nos estabamos comiendo sus cerezas. Respondí yo entre sollozos.

Es que no tienes cerezas en tu casa que tienes que ir a comerte las de los demas???

-Ya.... Yo..... Es que......... Estamos unos cuantos....

-Quienes???

-Fulanito, meganganito, zutanito....

-A cuantos mas han plomeado??

- A zutanito y a mi?? Y a juanillo lo ha pillado cagandose en el tronco y bla bla....

Mi madre se empieza a reir como una condenada y a mi padre se le escapa una sonrisa, sale de la habitacion rapido y oigo como se va partiendo el ojete por el pasillo.

- Te has escapado esta vez por lo de Juanillo. Me dice mi madre

A la media hora ha terminado de sacarme la sal, me da con alcohol por toda la espalda que me hace ver las estrellas y a la calle otra vez a dar por culo. Cuando voy a salir aparece mi padre y me pilla de un brazo mientras me suelta muy serio

- Como me llamen la atencion otra vez por que te pillan comiendo en el huerto de otro te vas a enterar.

Por supuesto hubo venganza
 
Hostias, hoy me he acordado de otra lolada y que no he contado. Dedicada a @Rhodium y a mi madre, que pese a sus racanadas era una jodida leona cuidando de sus crías.

A los ocho años, tercero de EGB, la profesora y el director del colegio buscaron una obra de teatro para ser radiada por la SER Bronxtoles que acaba de empezar. Eligieron a los empolloncillos del colegio, entre los que estaba yo. Pese a no ser un artista principal, me tocó el papel de mayordomo que era el que más intervenía después de los dos personajes principales.

Recuerdo que éramos entre 7-8. Después de varios ensayos en horario extraescolar, fuimos a los estudios que estaban ubicados en la avenida de la Constitución y nos sentamos dispuestos a intervenir para leer nuestra obra. Yo me senté al lado del director, elección que más tarde me daría cuenta que fue un error de bulto.

La obra salió a las mil maravillas, loas y felicitaciones por parte de los locutores por el buen desempeño de unos chavalines no acostumbrados al medio. Seguidamente el locutor dijo que habláramos los protagonistas. El director ordenó que empezarán por el chaval situado al otro lado del que me separaba del él. Así fueron hablando uno tras otro, cuando me disponía a hablar después del que estaba a mi izquierda, quedando sólo yo y por último el director, el cabrón me apartó y se puso a dar un speech sobre las bondades del colegio y sus métodos de enseñanza.

Se alargó tanto que se quedaron sin tiempo, teniendo que cortarle y acabar la retransmisión. El locutor, un buen hombre, se acordó de mi y tuvo la deferencia de tener unas palabras de consuelo por no haber podido hablar. El director a su puta bola, quitando importancia a eso. Eso me produjo una rabia tan brutal que llegué llorando como una magdalena a casa.

Allí estaba mi madre, la mujer que esperaba oir mi voz y mi nombre para fardar con las vecinas, pero se quedó con las ganas. Cuando llegué llorando y le expliqué la situación, se convirtió en un superguerrero con permanente, yo creo que lanzaba ondas vitales con los ojos. Freezer le hubiera durado dos minutos.

Al día siguiente, nos acompañó al colegio, me llevó en volandas directo al despacho del director, y hostia puta la que le armó. Aquello no se me olvidará jamás. Entró como un huracán y le puso al director de vuelta y media, eso si sin insultar ni utilizar palabras groseras, pero era como Tyson, esperaba que en cada ataque el director se pusiera a llorar. Aquello terminó con el director, suplicando perdone señora, perdone señora, intentaré enmendar esta situación.

Realmente no hubo otra obra, pero desde ese día era intocable para el director siempre atento a mis necesidades
 
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Me encantan vuestros ladrillos en este hilo, como se nota que la infancia nos remueve. Ninguna otra etapa lo ha hecho igual.
 
Hablando de infancias.

A vosotros os acompañaban vuestros padres a la escuela en coche o andando??

¿Acompañar? Hombre, si se quejaban los profesores y los mandaban llamar, únicamente.

Yo iba en transporte público desde los 11 años, pero no en villa abajo del conejoelculo, en la cuidad de Méjico. Una hora en metro+autobús. Aunque han pasado cerca de 4 décadas, ya de aquellas conocías gente secuestrada, a uno del colegio lo hicieron pedacitos. Pero no fueron mis padres los que me lo impusieron, fui yo el que dijo, a partir de ahora no quiero autobús escolar.

Claro que, ellos, como buenos Torquemados, tampoco dijeron ni mu, si fuera para pedirles algo seguro que me recitaban la biblia en arameo.

Cuando me lea las aventuras torquemadescas ya entrelazaré las mías, que en algo se han de parecer.
 
Muy identificado con vuestras historias, caballeros. Especialmente con Torquemada. Nuestras madres están cortadas por el mismo patrón, creo yo.
También una vez me hizo ir al colegio en zapatos y chándal porque, según ella, se me estaban poniendo pies de pato por ir todo el día con deportivas.
La rareza intrínseca de los gustos de mi madre, el pasotismo paternal y no oler ni un duro en casa hicieron la tormenta perfecta. Todo lo heredaba de mi hermano, persona cuidadosa con todo salvo con la ropa lo cual hacía que algunas prendas llegasen a mí como si hulk se hubiera convertido dentro de ellas. Mi madre se liaba a poner parches y el resultado era que acababa pertrechado con una suerte de especie de mono de motociclismo. Tengo que decir que esto me gustaba porque me solía dejar elegir los parches y perfectamente unos pantalones podían ir con rodilleras normales y luego un parche de Freddy krueger, uno del Real Madrid, uno de los Chicago bulls etc. Todos tapando rotos, claro. Recuerdo uno que me pillé con la cara de Hugo Sánchez. Qué maravilla.
En las épocas más oscuras mi madre tiró de familia lejana para vestirnos y dió con una prima segunda que nos facilitó un buen ajuar. Mi hermano acabó vistiendo como Antonio alcántara a la edad de 12 años y yo como un niño de posguerra. También había juguetes y mi hermano heredó una bici de color rosa en la que ponía en el sillín " princesa" lo cual le valió de mote para el resto de su vida.
Anécdota que sirve de ejemplo de todo esto: hicimos una obra de teatro y yo era el alcalde. Mi madre se pasó ese tercer trimestre diciéndome que porqué no me pedía de personaje uno de los ciudadanos, que tenía menos texto. Yo, muy extrañado porque mi madre siempre me hacía coger los caminos difíciles, me preguntaba porqué esta vez ella quería que fuese uno más y no el alcalde, que era uno de los personajes con más texto.
Todo era porque para hacer de alcalde mi madre entendía que debía ir con ropa elegante, cosa que no tenía. Así me lo hizo saber el día de la obra pero me dijo que no preocuparse, que tiene la solución.
La cosa fue que al final fui engalanado con una chaqueta de mi padre ( yo tenía 9 años) también una corbata suya, una camiseta blanca abanderado y unas bermudas porque en el mes de junio que estábamos mi madre no había podido tirar de más parches en los 2 pantalones largos que tenía y los había tirado en espera de un nuevo envío de la prima lejana para septiembre.
Así me presenté en la obra y al verme la profesora me pidió que saliese con ella un momento. Me llevó a una clase que estaba vacía y allí estaba mi madre. La profesora suelta a mí madre que mira este niño cómo se ha presentado, que el día de la obra y mira la trastada que he hecho y mi madre que no que no, que ha sido idea suya. La profesora, como pasó a torquemada y su capote, se quedó paralizada y me miró con la cara de pena mayor con la que nunca me hayan mirado.
Bueno, bueno, vale, puede ser un enfoque distinto del personaje, dijo.
El resultado fue que cuando aparecí en escena la gente se rió a carcajada limpia y la obra, que era una versión para niños y simplificada de historia de dos ciudades, se convirtió en una hilarante comedia no pretendida.
 
Cabrones, está compilación lolesca de mi infancia, me ha provocado que se rememoren otras que estaban en la neblina del olvido.

La que viene es también lolérrima. Como siempre protagonizada por el dúo sacapuntas, Torquemada y su madre.

Bueno, un día teníamos evento por la tarde (creo que un bautizo) y aunque mi padre se había pillado el día libre, el día antes le habían llamado que iba a fallar un compañero, y tenía que hacer un servicio shutlle al aeropuerto para recoger gente. Como era un toli en estas cosas no supo decir que no, sólo tímidamente que a mediodía debía estar en casa.

Mi madre entró en furia, como casi siempre con estas cosas, y con toda la razón

Se va mi Torquefather a trabajar con la promesa que a la 13:00 estaba en casa. Mentira. Las 13;30, las 14:00 y Torquefather desaparecido. En este momento mi madre empieza a llamar repetidamente al trabajo para ver si le decían donde estaba Torquefather y cuándo llegaría a casa. LLamó tres veces.

A la cuarta, como siempre tiró de Torquemada. En un momento de nerviosismo y con la delirante idea que ya la iban a llamar loca, se le ocurre que llame yo para que hagan más caso.

Mi madre marca, teléfono en ristre, Torquemada como un flan esperando que no cogieran el parato, que siguiera comunicando indefinidamente.

Pero no, sonó una voz al otro lado

-Buenos días

-Buenos días, soy Torquemada Torquemadín Torquemadón de todos los santos. Me presenté como un duque con sus titulos, eso si balbuceando

-Qué quieres chiquillo?

-Sabe cuando va a llegar Torquefather?

-Torquefather está ahora mismo en Barajas, recogiendo unos turistas

-Está en Braga? (Collejón de mi madre que oyó perfectamente lo que había dicho el hombre y me dijo Barajas subnormal) Ay perdón señor!!!

Aquí con el collejón de mi madre donde casi me como el teléfono y el ridículo hecho, ya no sabía por dónde me andaba..

-Silencio

-Sliencio

- Chiquillo quieres algo más?

- ahhh uhhhh ( miro a mi madre, está haciendo aspavientos para que colgara con prontitud aquella llamada surrealista)

- No señor, muchas gracias, muy amable. Un beso. MUUAAACK.

Fin de la llamada.

Pedazo beso le endiñé al hombre por teléfono. Yo que sólo utilizaba el aparato para hablar con mi tía, y siempre me despedía igual con un beso, esa vez no iba a ser menos.

Mi hermana llorando de la risa, mi madre qué verguenza, quién me mandaría a mi ponerte, dando besos a desconocidos madre mía que vergúenza.....

Al par de horas apareció mi padre, que no debió enterarse de nada porque no hizo ni un comentario.
 
Decidme si no recordáis con cariño esas cosas. Y si no valorábais más unas simples zapatillas que hoy en día, que se compran sin esfuerzo. Las dificultades nos preparan para caminos inimaginables.

También soy del equipo chándal con zapatos. Unos zapatos de esos yo que sé como definirlos, algo parecido a esto:
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Con un chándal de táctel de esos de los mediados de los 90

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El argumento que daba mi madre es que con las deportivas todo el día salían hongos en los pies y se ensanchaban. ¿Porqué entonces no combinarlos con unos vaqueros? Ah, yo que sé, el chándal es que era más cómodo para ir a estudiar, que es a lo que se iba al colegio, no a presumir. Algunas risas arrancaba mi indumentaria, pero no lo recuerdo traumático. Se reían un rato y luego ya a otra cosa, a jugar e intentar destrozar esos zapatos lo antes posible para ser uno más.
 
Última edición por un moderador:
Cabrones, está compilación lolesca de mi infancia, me ha provocado que se rememoren otras que estaban en la neblina del olvido.

La que viene es también lolérrima. Como siempre protagonizada por el dúo sacapuntas, Torquemada y su madre.

Bueno, un día teníamos evento por la tarde (creo que un bautizo) y aunque mi padre se había pillado el día libre, el día antes le habían llamado que iba a fallar un compañero, y tenía que hacer un servicio shutlle al aeropuerto para recoger gente. Como era un toli en estas cosas no supo decir que no, sólo tímidamente que a mediodía debía estar en casa.

Mi madre entró en furia, como casi siempre con estas cosas, y con toda la razón

Se va mi Torquefather a trabajar con la promesa que a la 13:00 estaba en casa. Mentira. Las 13;30, las 14:00 y Torquefather desaparecido. En este momento mi madre empieza a llamar repetidamente al trabajo para ver si le decían donde estaba Torquefather y cuándo llegaría a casa. LLamó tres veces.

A la cuarta, como siempre tiró de Torquemada. En un momento de nerviosismo y con la delirante idea que ya la iban a llamar loca, se le ocurre que llame yo para que hagan más caso.

Mi madre marca, teléfono en ristre, Torquemada como un flan esperando que no cogieran el parato, que siguiera comunicando indefinidamente.

Pero no, sonó una voz al otro lado

-Buenos días

-Buenos días, soy Torquemada Torquemadín Torquemadón de todos los santos. Me presenté como un duque con sus titulos, eso si balbuceando

-Qué quieres chiquillo?

-Sabe cuando va a llegar Torquefather?

-Torquefather está ahora mismo en Barajas, recogiendo unos turistas

-Está en Braga? (Collejón de mi madre que oyó perfectamente lo que había dicho el hombre y me dijo Barajas subnormal) Ay perdón señor!!!

Aquí con el collejón de mi madre donde casi me como el teléfono y el ridículo hecho, ya no sabía por dónde me andaba..

-Silencio

-Sliencio

- Chiquillo quieres algo más?

- ahhh uhhhh ( miro a mi madre, está haciendo aspavientos para que colgara con prontitud aquella llamada surrealista)

- No señor, muchas gracias, muy amable. Un beso. MUUAAACK.

Fin de la llamada.

Pedazo beso le endiñé al hombre por teléfono. Yo que sólo utilizaba el aparato para hablar con mi tía, y siempre me despedía igual con un beso, esa vez no iba a ser menos.

Mi hermana llorando de la risa, mi madre qué verguenza, quién me mandaría a mi ponerte, dando besos a desconocidos madre mía que vergúenza.....

Al par de horas apareció mi padre, que no debió enterarse de nada porque no hizo ni un comentario.
A mí me tenían adiestrado para coger el teléfono. Me gustaba ir corriendo y decir ¿ quién? Aunque mi madre siempre me decía que era mejor decir ¿ si, dígame?
Pues a esto que una vez, por hacer una gracia que había visto en el príncipe de bel air creo, descolgué el teléfono y dije " residencia de los apofis, si no desea algo importante váyase al infierno" o algo así. Yo pensaba que sería mi tía, a la que hacía especial gracia, pero mira qué bien que era para una entrevista de trabajo para mi padre.
Al ver que al otro lado una voz no conocida decía " apofis apofirrez vive ahí?" yo colgué acojonado.
Me dieron una ensalada de hostias que ni las vi venir. Mi madre me juró que si no llamaban otra vez me tiraba por la ventana.
Llamaron al rato y bueno, ya se encargó mi padre de completar el trabajo que yo inicié haciendo parecer que aquella era una casa de subnormales profundos.
 
Decidme si no recordáis con cariño esas cosas. Y si no valorábais más unas simples zapatillas que hoy en día, que se compran sin esfuerzo. Las dificultades nos preparan para caminos inimaginables.

La nostalgia siempre vende, por eso ahora se hacen tanta pelis y series basándose en los 80 y la peña las disfruta porque solo enseña lo guay. Cuando lo realmente cierto es que también había mierda, peligros y carencias a paladas.

Si uno se pone a pensar seriamente no volveríamos atrás ni de puta coña, las cosas malas y cutres de esa época pesan demasiado. Nos forjó como personas, bien cierto es, pero eso debe quedar en el pasado que es donde mejor está.
 
Yo añoro cuando venían a hacer maniobras los militares y luego iban con los tanques por las calles del pueblo hasta el bar.
 
Lo del beso es lolérrimo :121::121:

Me refería a esto que se colaron dos mensaje

- No señor, muchas gracias, muy amable. Un beso. MUUAAACK.

Fin de la llamada.

Pedazo beso le endiñé al hombre por teléfono. Yo que sólo utilizaba el aparato para hablar con mi tía, y siempre me despedía igual con un beso, esa vez no iba a ser menos.

Mi hermana llorando de la risa, mi madre qué verguenza, quién me mandaría a mi ponerte, dando besos a desconocidos madre mía que vergúenza.....

Al par de horas apareció mi padre, que no debió enterarse de nada porque no hizo ni un comentario.
 
Última edición:
A mí me tenían adiestrado para coger el teléfono. Me gustaba ir corriendo y decir ¿ quién? Aunque mi madre siempre me decía que era mejor decir ¿ si, dígame?
Pues a esto que una vez, por hacer una gracia que había visto en el príncipe de bel air creo, descolgué el teléfono y dije " residencia de los apofis, si no desea algo importante váyase al infierno" o algo así. Yo pensaba que sería mi tía, a la que hacía especial gracia, pero mira qué bien que era para una entrevista de trabajo para mi padre.
Al ver que al otro lado una voz no conocida decía " apofis apofirrez vive ahí?" yo colgué acojonado.
Me dieron una ensalada de hostias que ni las vi venir. Mi madre me juró que si no llamaban otra vez me tiraba por la ventana.
Llamaron al rato y bueno, ya se encargó mi padre de completar el trabajo que yo inicié haciendo parecer que aquella era una casa de subnormales profundos.

Mi padre ni miraba el telefono, podía estar sonando a su lado que no lo descolgaba. Creo que nunca lo ví hablar por el.

Si estaba mi madre hablando y preguntaban por el y mi madre se lo decía dandole el telefono la frase de mi padre siempre era la misma, que quiere???
 
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