Entre los socorristas playeros se comenta que tanto la picadura como la ingestión de ciertas medusas provoca un efecto afrodisíaco similar al cristal.
No me había picado una medusa en mi puta vida. Fue en la mano.
Sería del tamaño de una mandarina y morada. Sentí como un calambrazo seguido de escozor de ortigas. Y oí hasta un ruido como de chispazo.
Retrato roboc.
Sin ponerme nerviosa, salí del agua y miré en Internec qué cojones había que hacer, y como no tenía nada a mano simplemente la metí en agua salada.
Luego leí que había que pillar antihistamínicos, pero conociendo al gremio de los farmacéuticos feniciomercaders en los Països Catalans, entre los que incluyo a Baleares por supuesto, pues como que me abstuve de gastarme los oros en una chorrada que se podía soportar y aliviar con un poco de talco.
Huelga decir que no volví a esa playa, y que me pasé el resto de las vacaciones traumatizado, puesto que el agua no es tan transparente como en Baleares por la ausencia de praderas de posidonia, y para cuando quieres ver una puta mierda, ya la tienes encima.
Hoy he nadado en la piscina en mi puto pueblo, y he notado la no flotación. Ser como de plomo y tal.
Miedo me da pensar en lo que tiene que joder una picadura/rozadura de una medusa grande o peligrosa rollo carabela portuguesa.
Pregunta a los marineros de agua salada: ¿Un traje de neopreno evita poblemas con las medusas?
Bezo.