Resubo este hilo para que no caiga en el olvido. Últimamente vuelvo a la rutina de nadar dos días por semana mientras mi hijo pequeño está en curso de natación, y vuelvo a estar encontrando viejas sensaciones perdidas. El haber tocado algo la sala con ejercicios específicos de hombro y rotadores y el cambiar un poco la forma de entrada de la mano, amén de 500 de calentamiento suave, está haciendo que el hombro no me duela. Pocas anécdotas que contar, pero allá van:
- Hay una monitora de pre-natación que está para meter la cabeza entre sus nalgas y hacer prrrrrrrrrrrrrr. Muy del estilo de
Sultry Simone o
Khristine Monroe en el vídeo de
Bubble Butts. Absolutamente hipnótico el movimiento de ese pandero bajo el agua, además de llevar siempre bañadores apretados que le acaban quedando como un tanga. Me está entrando tortícolis (tortículis) de respirar siempre hacia ese lado...
- La gente sigue sin saber las reglas más básicas de etiqueta en la piscina. Hay una madre que se mete a veces a nadar, bastante rubenesca y con dos cabezas de benito por tetas que tiene la puta manía de nadar en recto (como si la calle se dividiera en dos). Más de una vez hemos estado a punto de chocar, lo cual no me importaría si no fuera porque un día se puso a nadar a braza y tenía el bañador medio corrido, y un ewok me saludó desde su entrepierna. Por dios señora, un respeto a los nadadores - stalkers de braza.
Y hasta aquí mis anodinas anécdotas sobre mis remojones en cloro. ¿Alguno seguís nadando?