Van a hacernos republicanos... Robado de la prensa del sistema
ZARZUELA/LA VIVIENDA DEL HEREDERO
La residencia del Príncipe de Asturias se adaptará a los deseos de su futura esposa
La residencia del Príncipe de Asturias, que se levanta en el recinto del Palacio de la Zarzuela, se convertirá en el hogar de Letizia Ortiz y Don Felipe tras su boda en el próximo mes de junio. Los 1.771 metros cuadrados de la vivienda, ocupada actualmente por Don Felipe, no van a estar tan «vacíos» como hasta ahora, porque el hogar de un matrimonio no es lo mismo que una casa de soltero, por muy bien montada que esté con muebles de Patrimonio Nacional. Letizia Ortiz, como es lógico, cambiará y pondrá a su gusto algunas cosas, especialmente en la primera planta, que es la verdadera «vivienda», porque la parte de abajo es la representativa. Letizia Ortiz se
llevará esos pequeños detalles que siempre la han acompañado y los exóticos objetos y recuerdos comprados durante sus viajes. Y acomodarán en la casa muchos de los regalos de boda que reciban, tanto de los organismos e instituciones del Estado como de sus amigos y familiares. Nada será igual en la casa del Heredero a partir de la boda.
Y cambiará otras estancias porque cuando los decoradores Patricia Sanchís y Francisco Muñoz fueron seleccionados para llevar a cabo la decoración de la casa, con espacios muy bien definidos cada uno, hicieron una residencia para el Príncipe de Asturias pero sin pensar en la que será la Princesa de Asturias. Ardua tarea para Francisco Muñoz, un hombre de amplísima trayectoria en España y en el extranjero, y exquisito gusto, a quien le correspondió la parte «íntima», llámense dormitorios, vestidores, baños, salas de estar, de música, de invitados, además de otras habitaciones como el despacho privado del Príncipe, de sus ayudantes o las salas
de las visitas. Francisco Muñoz decoró la parte más privada de la residencia sin saber qué le gustaría a la futura Princesa de Asturias. En esta parte es donde hace la vida Don Felipe. Cuenta con 423 metros cuadrados, un espacio que alberga un gran salón, un comedor, una pequeña cocina, un dormitorio principal con dos vestidores y otros dos baños, otros dormitorios, también con sus baños, y un pequeño despacho. Vamos, igualito que cualquier trbajador español
Esta parte privada es la que naturalmente será retocada ahora, para adaptarla a las necesidades y a los gustos de la nueva Princesa de Asturias. El Príncipe sí intervino en la decoración de la casa, y, al parecer, con buen criterio, dando su opinión sobre los colores y telas que le presentaban los decoradores, las necesidades de su vestidor para uniformes militares, ropa de deporte, trajes de gala, de calle, de sport, zapatero... Ahora, que se ha hecho público su compromiso, con toda probabilidad serán cambiadas algunas de las cosas para las necesidades de Letizia Ortiz.
El protocolo hace necesarios amplios armarios para guardar los trajes de ceremonia, cada uno de los cuales, al igual que sucede en el Palacio de La Zarzuela con los trajes de la Reina, llevará una ficha con la ocasión y el día en que se llevó. Esto evitará errores, como acudir con el mismo traje a la recepción de la Pascua Militar o a cualquier otra. La residencia es muy grande y la buhardilla está todavía sin acabar, esperando lo que quiera hacer la nueva Princesa de Asturias.
La casa, distribuida en cuatro plantas, con un total de 1.771 metros cuadrados, ha supuesto al Estado 4.237.125 euros, un poco más de lo que estaba presupuestado, dinero que salió de una partida especial de los Presupuestos Generales del Estado, cuando en noviembre de 1999 el Gobierno de Aznar hizo público que el Heredero de la Corona contaría, en un plazo de unos dos años, con su propia residencia. Las obras tardaron un poco más, pero el Príncipe, por fin, pudo estrenar oficialmente su residencia el 26 de junio de 2002. Y para la ocasión celebró una reunión con la Fundación Príncipe de Asturias, seguida de un almuerzo, donde su presidente Graciano García y los miembros de la Fundación fueron los primeros en estrenar el nuevo comedor de Don Felipe que, por expreso deseo del Heredero de la Corona, era el que tenía su abuelo Don Juan, primero
en su casa de Estoril y después en la de Madrid.
Planta «oficial»
La planta baja de la casa ocupa 568 metros cuadrados. Es la parte oficial y allí está el despacho del Príncipe, otro para su ayudante, una biblioteca, un salón oficial y un comedor oficial. Fuera, en un gran porche y mirando al monte del Pardo, hay un comedor de verano (que el Príncipe utiliza mucho) y unos sofás donde disfrutar de los agradables días de sol de Madrid. Y reposar de su ajetreado y duro ritmo de trabajo...
El salón principal es amplio, luminoso y con vistas al monte del Pardo. Tiene una mezcla de muebles modernos y antiguos, procedentes estos últimos de Patrimonio Nacional, lo mismo que algunos de sus cuadros, como un retrato de Alfonso XIII pintado por Joaquín Sorolla, o un paisaje de la ría de Aranjuez, obra de Rusiñol. Las paredes son de tono vainilla, el mismo color que se ha utilizado para tapizar dos sofás, de estilo chéster, en pana, y las cortinas. Otros sofás grises en terciopelo color piedra se asientan sobre una gran alfombra de la Real Fábrica de Tapices.
La decoración está hecha a base de piezas de Patrimonio y desde el salón se accede al comedor y, a través de un pequeño jardín, también se puede ir a la biblioteca y al despacho del Príncipe de Asturias sin tener que pasar obligatoriamente por las estancias de sus ayudantes.
En su despacho, con las paredes en color vino y madera, tiene cabida tras su vieja mesa la vanguardia de Canogar y de Chillida y también un cuadro del Rey que le pintara el artista andaluz Hernán Cortés. Contiguo está el despacho de su ayudante, decorado con cuadros del fallecido Juan Muñoz, regalo de la Comunidad de Madrid. En la sala de espera de las visitas hay obras de Mompó y Pombo.
En la planta alta, a la que no tuvo acceso la prensa cuando fue presentada la residencia del Príncipe, está el verdadero hogar de Don Felipe, con un comedor y una pequeña cocina especiales, distintos al comedor oficial de la planta baja y a la cocina de la residencia. Aquí tiene los cuadros que le gustan, su equipo nuevo de música, sus CD y sus películas.
La casa tiene un semisótano de 780 metros cuadrados para albergar los servicios de cocinas, lavandería, etcétera, además de cuatro dormitorios con baño y un comedor, todo para el servicio. Una bonita piscina y un garaje cubierto para ocho coches completan la obra que realizase el arquitecto de Patrimonio ya jubilado Manuel del Río y la decoradora de Jardines de Patrimonio María Mérida.
La Casa del Rey calcula que las obras acabarán en breve plazo y que Su Alteza Real se instalará a finales de la primavera
La Casa del Rey mantiene las fechas. Antes de que acabe la primavera, el Príncipe Felipe se emancipará y se instalará en una mansión, cuyas cuatro plantas suman 3.150 metros cuadrados.
El nuevo palacio reúne todo lo necesario: 11 dormitorios, nueve baños, seis aseos, seis cuartos de servicio, tres salas de estar, una sala de espera, cuatro despachos, dos salas de audiencia, dos salas de consejo, un comedor, una terraza, tres offices, una cocina, cuatro vestidores, cuatro vestuarios, una piscina de diseño, tres ascensores, una cava, una despensa, un muelle de carga, una buhardilla, dos salas de máquinas y 20 plazas de garaje.
Para llegar a la majestuosa construcción, el visitante debe tomar el camino que va al Palacio de La Zarzuela, residencia oficial de los Reyes y de su hijo. A un kilómetro de esa atalaya del poder se divisa a la perfección la imponente vivienda, en pleno final de obra, más conocida como Nuevo Pabellón.
Atravesando el jardín, la vía de entrada baja hasta una curva donde los vehículos se detienen para dejar al invitado justo frente al porche principal. Si el automóvil es del séquito real, descansará en una de las 10 plazas de garaje escondidas en un edificio alargado unido por un extremo al conjunto principal.El lugar albergará coches de gran cilindrada o todoterrenos en plazas de hasta siete metros. Los empleados deberán emplear un parking exterior.
La entrada principal incluye un nuevo control de seguridad y un ropero para los invitados transeúntes. El cuerpo de guardia disfrutará de un área de descanso con una cama y su propio cuarto de aseo. Muy cerca se encuentra un office de grandes dimensiones dotado con una cocina-encimera y dos montaplatos que suben la comida desde la cocina principal, situada en el sótano.
Para las audiencias
Una sala de espera será el siguiente paso del invitado. Conocido el objeto de la visita, y dependiendo de su rango, el huésped será conducido a alguno de los salones polivalentes que tiene este nivel, entre los que destaca la Gran Sala de Audiencias, con 120 metros cuadrados de superficie, que dispondrán de una isla de sofás que abrazarán una mesa baja. Todo ello con espléndidas vistas a los jardines.
La Gran Sala del Consejo es la estrella de la entreplanta, según fuentes que han estado a pie de obra. Esta habitación, de 55 metros, albergará una larga mesa a la que se podrán sentar 18 personas.
La decoración del entresuelo, de 900 metros de superficie, es la más clásica de toda la vivienda. En sus paredes se podrán ver cuadros, relojes, tapices y alfombras cedidos por Patrimonio Nacional.
Este palacio, obra del arquitecto Manuel del Río, guarda una estricta simetría interior. Junto a la Gran Sala del Consejo se encuentra un clon más pequeño, apto para ocho personas. Lo mismo pasa con la Gran Sala de Audiencias, que tiene una hermana menor de 65 metros cuadrados.
El visitante dispone de tres servicios repartidos por toda la planta, a compartir con los empleados del gabinete de Don Felipe que trabajen en uno de los dos despachos que tienen asignados.
Para subir a los 750 metros cuadrados que ocuparán el Príncipe de Asturias y su futura familia, el invitado escogerá entre una lujosa escalera circular o un ascensor. Los miembros del servicio deben acceder a través de una escalera rectangular de menores pretensiones.
En el primer piso se encuentran el dormitorio del Príncipe y los de su futura esposa dispone de uno individual, si lo requiere e hijos. La alcoba está compuesta por la habitación, una sala de estar con recibidor, un vestidor y un cuarto de baño en suite decorado con madera de teka y acero inoxidable. El conjunto mide 110 metros cuadrados ver ilustración adjunta .
La estancia principal está presidida por una cama de matrimonio de grandes dimensiones (el Heredero ronda los dos metros de estatura).En la sala de estar, Don Felipe de Borbón dispondrá de todas las comodidades (televisión, equipo de alta fidelidad, teléfono...) y de una chimenea, así como de un cómodo sofá y una mesa de té.
Siguiendo el paralelismo arquitectónico que preside este edificio, la sala de estar del Príncipe sirve de nexo a otro dormitorio ligeramente más pequeño pero con idénticos servicios que el anterior.Los futuros hijos de Su Alteza Real, o sus invitados más allegados, dispondrán de dos dormitorios de unos 20 metros cuadrados con su aseo, su vestidor y una sala de estar cercana.
Otra de las joyas del primer piso, el más cálido y funcional, es una terraza de 90 metros. La planta dispone también de una zona pensada para el trabajo burocrático: se ha levantado dos despachos, ambos destinados al gabinete del Príncipe de Asturias.
En cuanto al área del servicio, los aposentos principescos cuentan con un office al que llegan los dos pequeños montacargas que suben la comida y la ropa de la lavandería. A su lado se halla una dependencia pensada para guardar la ropa fina y un camarote con aseo para el mayordomo que hace las guardias en planta.
Un piso más arriba, el huésped puede ver la buhardilla, un loft de 600 metros cuadrados bien iluminado por unas ventanas encastradas entre las tejas que, de momento, no tiene función asignada.
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