Vinicius tiene condiciones de sobra para ser una referencia. De sobra.
Es un jugador muy bueno técnicamente, poderoso físicamente y tiene además eso tan demandado en LinkedIn para puestos de comercial de energía: una CAN DO ATTITUDE de la hostia. No se arruga, no se esconde. Falla una y vuelve a por más sin amilanarse hasta que le salga, si no hoy, en el próximo partido.
El problema de Vinicius es de cabeza, de lectura de partido, de saber administrar sus sentimientos negativos y su ansiedad. No le ayuda que el plan de juego de Gelote si la cosa se pone fea sea: balón al niggah (aunque es de valorar que abrace ese rol con fruición y se ponga el primero a tirar del carro, aunque lo haga en dirección al desfiladero y se despeñe). Y tampoco le ayuda la montaña rusa emocional al que le somete el mass media y, por arrastre, su propia afición en muchos casos manipulada por esa misma escoria.
Se generaron expectativas superlativas que no se cumplieron en sus primeros pasos, se hizo de él un objeto de mofa y escarnio por su escasa puntería y su errónea toma de decisiones, se utilizó su nombre como sinónimo de mastuerzo tanto en la prensa como en los palcos (Lendoiro subnormal) y ¿qué pasó? Que de pronto le crecieron pelotas y se vino arriba.
En cuanto Vinicius empezó a mejorar, empezaron los ajustes de cuentas y se ha visto en medio de una situación mal gestionada, por su club (que desea convertirlo en jugador franquicia tras el no del Mbaricón), por sus aficionados (que están muertos de ganas por saldar cuentas con los que se cebaron con él en sus inicios), por sus haters (a los que no les ha sentado bien el salto de calidad y quieren seguir teniendo razón) y por él mismo (que se muere por ser ese jugador crucial). Los que se quejan de los bailes, de las risas, o de las mofas a los que van a por él con los tacos dirección rodilla pueden pasar en fila a comerme los huevos.
A mi me encanta que acepte la responsabilidad. Pero esa responsabilidad no le corresponde porque no está preparado (todavía), y de eso él no tiene la culpa. Necesita ayuda de muchos frentes y por lo que a mi respecta ni el club, ni el cuerpo técnico, ni sus compañeros están proprocionandosela. Los COJONES que Vinicius demuestra tener le faltan a mucha gente en este puto equipo.
Total, que Vinicius al psicólogo y la prensa al paredón.
PD: A Endrick tiene toda la pinta de que va a pasarle exactamente lo mismo.