Evidentemente en la España de los 50 ningún niño quería ser torero, ni éstos eran personajes con los que se pudieran identificar. Tampoco un niño tiene interés en Mickey Mouse, ni en cualquier gilipollez de dibujos animados. Por eso están de más en las celebraciones.
Sin embargo, un tarado mental que se disfraza de mujer para ESCANDALIZAR y PROVOCAR, si tiene mucho de interés que salga en una cabalgata de Reyes. Porque es para integrar a no se qué colectivo. Y que tampoco es para tanto porque se van a comportar (ya nos dejan entrever que lo que tienen por costumbre es hacer el subnormal). Que no vayamos a pensar que se van a meter consoladores por el culo o crucifijos. Que saben que están ante niños.
Pero lo peor no son esos enfermos mentales. Lo peor son los gilipollas que vienen a justificarlos, directa o indirectamente, porque se supone que justificar la decisión de que un gilipollas le de por sacar a desfilar ante niños a una panda de tarados mentales es muy progresista y muy moderno. Y lo mismo tienen razón. Pero ya puestos, que vayan un poco más lejos y lo mezclen todo con Gore. Qué se yo. Crucificar a los travelos y meterles fuego junto al genio de la idea. Y así la chavalería se integra de golpe con los maricones, los retrasados mentales de podemos, el reciclaje de la basura y los incendios forestales. Más progresismo de una vez, imposible.
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Freak
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Muerto por dentro
