ilovegintonic rebuznó:
He estado pensando un rato acerca de lo que dice Rubén y también he hecho un poco de memoria, y he procurado quitarme de encima la idea de que la inteligencia, la conversación, el saber estar y todas esas cosas son las que mojan bragas. Bien, está claro que no. Creo que escribí lo anterior que escribí en este hilo queriendo creer que fuera así, pero en realidad no es así. Rubén tiene -por una vez
- razón. Es la belleza física, el atractivo físico, la cara bonita y el buen cuerpo y la sonrisa agradable lo que moja bragas. De vez en cuando quiero creer que no es así, que las bragas se mojan dependiendo de lo que haya detrás de todo eso, pero no. Con eso basta. Aunque no se tenga nada más. Una desgracia como otra cualquiera, menos mal que soy guapo
.
Estaba a finales del año pasado en la cafetería de la universidad un viernes tarde con una resaca que me impedía controlar mi capacidad psicomotriz con la elegancia de movimientos que me caracteriza y planteándome la asistencia a unas charlas sobre licencias y propiedad intelectual según las legislaciones de distintos países (¡toma ya qué fiesta!). Tomar la decisión de asistir me llevo una media hora desde que había empezado la conferencia y, finalmente, al llegar a la sala me tuve que quedar detrás del ponente porque no había sitio. El tipo en cuestión comenzó a soltar una sarta de brutalidades por la boca que me saltaron las lágrimas de la risa, combinaba a la perfección datos interesantes, conocimientos culturales y un humor apabullante con datos de lo más densos y yo, que de resaca soy aún peor, me mojé viva.
¿Sabéis esa sensación de escuchar/leer a alguien que desde un primer momento te cae bien pero con una constante inquietud de si será un callo malayo? Miedo puro, sin más. Pues llegó el descanso y, tras un pequeño bajón de tensión de los que llegan por levantarte muy deprisa cuando tu cuerpo está quejoso, pude ver su cara. Era la cara de un tipo muy normal, una frente algo más grande de lo que debiera, una sonrisa agradable, patillonas y aspecto de buena higiene personal (esto último, importantísimo). No defraudó mis expectativas, era en ese momento y es un tío altamente percutible.
Llego a la cafetería con un grupo de conocidos y permanezco en modo escucha, la conversación fue algo como:
-¡Qué majo el tío este!
-¡Majo y buenorro!
-El tío no está buenorro, lo que pasa es que habla como Dios.
-Vale, sí, la verdad que no es muy guapo pero me pone bruta.
-Tiene una sonrisa bonita...
-A este tío le quitas la gracia y el vocabulario y se lo folla Rita.
-(...)
Todas las tías a las que escuchaba e incluso algún gaylord que pululaba por allí estaban con palpitaciones genitales y todos lo acusaban a su labia. Cuando acabó la semana de las charlas, el tío salió con la gente que había asistido en la fiesta y ese día todo el mundo sacó sus mejores trajes. Faltó poco para que le metieran una teta en la boca. Todas, todas menos yo (que cuando alguien me fascina, salta mi modo muro de timidez) le robaron algún baile y contonearon sus caderas bien marcadas por pantalones sordomudos frente a la perplejidad del tío. El pobre tuvo que llegar a mencionar a su novia para librarse de la jauría.
Otro ejemplo, dos de mis amigos de la infancia: Zutano y Perengano. Zutano es como el tío de la conferencia, nada especial físicamente pero un primor.mp3 y Perengano es guapo, de mirada pícara, de los tío que te quedas mirando y que te sacan una sonrisa bobalicona y su conversación... su conversación es algo desgarbada aunque no llega a ser anodina. Cuando salgo con ellos de fiesta, liga Perengano.
Moraleja: Cada cosa en su momento.