Una de las enfermedades que el macho tiene asumida que va a tener que pasar es la de la próstata. Sin duda no se puede evitar, por cojones hay que pasar por ello.
Sin embargo, a mi muchas veces me habían dicho que antes de tener problemas de prostata llegaría un momento en que mearía sangre. ¿mear sangre? mola, como si fuera sangre de cristo. Pero la verdad es que era un concepto que no llegaba a comprender, y que no he comprendido hasta hace bien poco.
Resulta que las relaciones entre hombre-mujer de todos es sabido que estan siempre influenciadas por la denominada "tensión sexual". A todo esto añadimos que discutes con una chica de caracter por unos motivos que no vienen al caso, es cuando se resalta mas la diferencia entre el macho y la hembra.
Para terminar con la conversacion, ella, con un movimiento propio de los ninjas japoneses, procede a darme una patada en la entrepierna con todas sus ganas. Desprevenido yo, no puedo evitar que su pie acabe golpeando mi desaprovechada parte reproductora. Mi reaccion fue evidente " hay hay, hija puta, hay hay".
A todo esto la chavala se pira como si todo fuera propio de las leyes de la naturaleza y me deja ahi, medio muerto, cual perro de pelea despues de haber perdido un combate.
Y tengo que cargar en mi memoria ese suceso. De hecho me cuesta mucho olvidarlo, porque cada vez que voy al baño y meo sangre no puedo evitar recordarlo.
Sin embargo, a mi muchas veces me habían dicho que antes de tener problemas de prostata llegaría un momento en que mearía sangre. ¿mear sangre? mola, como si fuera sangre de cristo. Pero la verdad es que era un concepto que no llegaba a comprender, y que no he comprendido hasta hace bien poco.
Resulta que las relaciones entre hombre-mujer de todos es sabido que estan siempre influenciadas por la denominada "tensión sexual". A todo esto añadimos que discutes con una chica de caracter por unos motivos que no vienen al caso, es cuando se resalta mas la diferencia entre el macho y la hembra.
Para terminar con la conversacion, ella, con un movimiento propio de los ninjas japoneses, procede a darme una patada en la entrepierna con todas sus ganas. Desprevenido yo, no puedo evitar que su pie acabe golpeando mi desaprovechada parte reproductora. Mi reaccion fue evidente " hay hay, hija puta, hay hay".
A todo esto la chavala se pira como si todo fuera propio de las leyes de la naturaleza y me deja ahi, medio muerto, cual perro de pelea despues de haber perdido un combate.
Y tengo que cargar en mi memoria ese suceso. De hecho me cuesta mucho olvidarlo, porque cada vez que voy al baño y meo sangre no puedo evitar recordarlo.