Yo creo que todos tenemos o hemos tenido a alguien similar en nuestras vidas. Forma parte de nuestra evolución como pagafantas.
Mi caso duró también como 20 años más o menos. Y ahora cuando lo cuente entenderéis el porqué he usado el tiempo pasado del verbo durar.
Estuve 13 años en colegio de curas, y de ahí pasé a la facultad. Qué gran momento ese cuando de pronto convives en clase con tías. Porque lógicamente ya había salido con algunas y tal, pero no es lo mismo que estar con tías en clase, en la cafetería, compartir apuntes y toda esa mierda a la que uno no estaba acostumbrado.
A los pocos meses de tener ya un grupo de amigos consistente, con una de las chicas notaba que tenía ese enamoramiento platónico del que hablábamos. Es algo que no se sabe, simplemente se siente y punto. Ella ya estaba tonteando con uno y yo no se por qué tenía claro que éramos muy amigos y punto. Pero es que yo tampoco es que estuviera enamorado como tal, era un puto cuelgue.
Pasaron un par de años y si digo que éramos amigos íntimos igual me quedo corto, ambos tuvimos nuestros rolletes pero siempre estaba ahí flotando en el ambiente esa extraña conexión. Llegó el momento en que tanto ella como yo nos echamos nuestras respectivas parejas y más o menos cada uno por su lado, aunque con contacto de vez en cuando.
Al cabo de 8 años o así, me entero que ella se divorcia y en seguida quedamos para contarnos nuestras vidas con más detalle, ya digo que seguíamos teniendo contacto telefónico, Internet y tal, pero vernos, una vez al año si acaso. Hay que joderse con estos casos, la conexión y la química seguían intactas, si acaso más aún, como más sólido.
Pasaron algunos años más y el que se divorció fui yo, y al igual que en su caso, tardamos poco en quedar. Ella estaba viviendo sola, me contó que algunos ligues pero nada, estaba agusto en solitario. Yo estaba en ese proceso que todos pasamos en una separación que estás jodido y no quieres realmente nada sexual ni por asomo, sólo cariño y pasarlo lo mejor posible. Pero al cabo de los meses y de vernos más asiduamente, y que yo ya estaba a full en modo zorreo máximo, surgió... lo que tenía que surgir. Una tarde de tomar un café se convirtió en un vámonos a casa a ver una peli, de ver la peli se pasó a una conversación subida de tono, de la conversación subida de tono se pasó a tomarnos un par de vinos, y de los vinos se pasó a consumar lo que se estaba macerando 20 años en el tiempo, sólo que las piezas encajaron cuando tenían que encajar. Bueno, de hecho encajaron varias veces después, y muy bien.
Lo mejor del caso es que ahora seguimos siendo super amigos, hemos pasado por todas las fases posibles y ambos tenemos unas relaciones cojonudas y más felices que perdices. Personalmente me quedo con que en este caso pude pasar esa frontera y que no me quedé con el "joder qué hubiera pasado si...", que eso sí que es una putada. Cruzamos la línea, lo pasamos de puta madre un tiempo y hala, tan amigos o más que antes.