The Stooges: Raw Power (1973)
Motosierra trapera donde las haya.
Iggy, en un estado casi terminal -en el que, se dice, hasta se hacía sus cosas encima-, cambia a
Ron Asheton en los guitarrazos y mete al colgao de
James Williamson;
Ron se pasa al bajo; y el hermano de éste,
Scott, se encarga de la batería. El resultado de todo esto es, a mi juicio, el mejor disco de Hardcore de todos los tiempos -obviamente, en mi ranking, por encima de
Fun House-.
El sonido es asqueroso.
Bowie se hizo cargo de las mezclas -no se sabe cuál fue su intención real- y le salió la cosa redonda: el bajo, al menos en la versión en vinilo -que es la que atesoro-, hace temblar las paredes; las guitarras chirrían y se te meten en los tuétanos; la batería martillea y te invita a darte de cabezazos contra el suelo. Todo, muy en conjunción, vamos.
Por otro lado,
Iggy no canta: ladra, aúlla y escupe. ¿Qué más se puede pedir?... Pues se puede pedir un puñado de temas soberbios, de un engranaje perfecto y realmente brillantes. Este disco tiene más cojones y desprende más adrenalina que todos los discos de la generación punk, juntitos.
BRUTAL.