Al final me habéis obligado a responder este hilo de mierda por la cantidad de gilipolleces y tanta misoginia gratuita escrita de puro resentimiento.
Las mujeres desde que nacen, lo tienen todo mucho más jodido que los hombres.
Para empezar nacen en un mundo claramente sexista, con cánones sociales impuestos y cada vez más exigentes precisamente con ellas, que van a condicionar toda su puta existencia, y lo peor, las crea una competencia atroz con otras mujeres no ya por ser las más de todo, sino por ser lo suficiente para ser aceptada.
Lo traduzco mejor para que vosotros perdedores pajilleros anónimos lo podáis entender. Si naces mujer, fea, sin un buen culo, tetas o cuerpo decente, vas a tener una vida peor que un gitano que no sepa ni pedir y ni tocar la guitarra.
Aquí solo habláis de mongoladas que suelen hacer las mujeres "cosmopolitan ", porque de fijaros solo lo hacéis con las más buenas, guapas y zorras, esas que siempre os miran con repugnancia y lo consiguen todo de subnormales como vosotros a veces sin necesidad de chupar alguna que otra polla. Pero aquí ya se habla de otra cosa, de la mujer y su víctima ideal, el gilipollas.
Y aquí poco más puedo añadir, el rol de mujer es mas complicado, porque como bien alguno ya ha puesto, si no ha conseguido lo socialmente aceptable (marido o hijo) antes de los 35, ha perdido la partida. La naturaleza es así de cabrona y muchas mujeres lo saben, de ahí a que les entre desesperación o bajen sus exigencias cerca o más de esa edad.
Respecto al tema principal del hilo, las leyes son claras, en caso de separación o problemas conyugales se debe proteger al hijo, y por supuesto a la madre que en casi totalidad de los casos es la que mejor va a cuidar del hijo. Esto las mujeres de la sociedad moderna lo saben, y muchas se aprovechan, pero es normal, si el hombre es un gilipollas que solo pensó con la cabeza pequeña y no sabe proteger sus bienes y ni supo anticiparse. No es que solo se merezca estar desahuciado de por vida pagando a esas zorras, sino que además se debería llevar una buena paliza y un escarnio público ejemplar para que cunda el no ejemplo.