Fucked de la vida
Muerto por dentro
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En el curso tratamos el controvertido fenómeno IKEA y la conclusión a la que llegamos (ellos, porque yo no abrí la boca) los expertos de la madera, es que parece barato pero al final es caro. Y es caro porque tienes que montar y transportar tú los muebles, cosa que una persona normal jamás se rebajaría porque para eso están los operarios. Nunca le he leído a GINT ninguna anécdota montando un mueble de estos, ¿por qué? Pues porque es un tío con clase que no pierde su valioso tiempo con mierdas de estas. Dudo mucho que Herodes trasporte una mesita de noche sobre la tapicería de cuero de los asientos traseros de su Panamera. O Stradivarius11 contándole a Dickrives que el reloj suizo con indicador de aceite y gasoil, que mide los ciclos menstruales de las mujeres y que se hace en Taiwan con manos inmaculadas de vírgenes preadolescentes, tiene que esperar porque va a dedicar su día libre a ir al IKEA a por un especiero.
Lo que sí que he oído es contar a gente que hacen cola la noche antes en una tienda de campaña para pillar una promoción donde hacían descuentos y cosas así. Gente tosca y soez, gente gorda como cerdos por comer pienso en vez de alimentarse. Gente sin identidad ni alma, con casas clonadas que no reflejan la personalidad ni los valores de sus dueños, es muy triste.
El dinero del pobre va dos veces al mercado, mientras que los ricos heredan muebles castellanos de maderas nobles que se revalorizan y con un gran valor sentimental y que dan empaque a cualquier casa. Los pobres gastan sus pocos dineros en muebles que se van a romper al cabo de unos años y si no se rompen serán basura vieja pasada de moda que nadie aceptará como herencia, entre otras cosas porque carecen de valores y no saben tasar un objeto si no es por su valor monetario.
Un caballero de verdad, un señor que paga a una rumana para que le limpia el ático, que se hace los trajes a medida, que se afeita a navaja con cachas de marfil, que tiene relojes de diseño, que cita a Shopenhauer de memoria, que ha viajado por todos los continentes, que es políglota, que folla con modelos, que come en los mejores restaurantes y que se codea con lo más granado de la sociedad; ese forero jamás puede aceptar un mueble de IKEA en su morada. Yo desde luego no los tengo, ni he ido nunca a ese sitio, y mientras me vista por los pies no lo pisaré.
Lo que sí que he oído es contar a gente que hacen cola la noche antes en una tienda de campaña para pillar una promoción donde hacían descuentos y cosas así. Gente tosca y soez, gente gorda como cerdos por comer pienso en vez de alimentarse. Gente sin identidad ni alma, con casas clonadas que no reflejan la personalidad ni los valores de sus dueños, es muy triste.
El dinero del pobre va dos veces al mercado, mientras que los ricos heredan muebles castellanos de maderas nobles que se revalorizan y con un gran valor sentimental y que dan empaque a cualquier casa. Los pobres gastan sus pocos dineros en muebles que se van a romper al cabo de unos años y si no se rompen serán basura vieja pasada de moda que nadie aceptará como herencia, entre otras cosas porque carecen de valores y no saben tasar un objeto si no es por su valor monetario.
Un caballero de verdad, un señor que paga a una rumana para que le limpia el ático, que se hace los trajes a medida, que se afeita a navaja con cachas de marfil, que tiene relojes de diseño, que cita a Shopenhauer de memoria, que ha viajado por todos los continentes, que es políglota, que folla con modelos, que come en los mejores restaurantes y que se codea con lo más granado de la sociedad; ese forero jamás puede aceptar un mueble de IKEA en su morada. Yo desde luego no los tengo, ni he ido nunca a ese sitio, y mientras me vista por los pies no lo pisaré.
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