Eterno Navegante
Asiduo
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- 24 Mar 2007
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Hoy he asistido a un espectáculo bastante lamentable, que no ridículo. He visto desmoronarse a un buen amigo precisamente por estos temas de ligues, amores y desamores.
Centrado uno en sus cosas, en sus pequeñas ilusiones y decepciones de la vida, no había prestado suficiente atención, y la verdad me ha pillado de sorpresa. De poco valen ahora los ánimos que doy a otros foreros (y a mi mismo), cuando he visto MORIR el alma de este chico, con las consiguientes burlas de las “amigas” que allí había.
Por unos minutos volví a ser Jose Cabello, el que odia a muerte a las mujeres, el que les desea el mayor sufrimiento jamás experimentado. Estoy totalmente seguro de que esa crueldad gratuita por parte de la ex de mi amigo, no tiene cabida en alguien que se atreva a llamarse ser humano.
Aquí la historia… y al final, el resumen para evitar el ladrillazo.
Raúl (nombre editado y reemplazado) es amigo mío desde hace dos años. Lo conozco del trabajo, es arquitecto técnico, perito vamos. Tiene veintinueve años, soltero desde dos meses antes de conocerlo (dos años y pico), tío normal donde los haya. Sin complejos, aproximadamente 1,74 de estatura, moreno de piel, pelo castaño, ojos marrones, complexión fuerte.
Como os digo nos vemos de tarde en tarde fuera del curro, tomamos algo, hablamos con amigos y amigas comunes a veces, nos contamos penas y alegrías. Últimamente no le he prestado mucha atención, estaba con un proyecto nuevo de inversión con otro socio, totalmente absorto en él, yo estaba a mi bola, mas ermitaño que de costumbre.
Y hoy, reunidos todos y tomando algo antes de irnos para el cine, ocurre lo siguiente.
Estaba él, yo, una “follamiga” (muy de vez en cuando) mía, otras dos amigas de esta, y otro chaval amigo de una de estas amigas. Vamos, nos conocemos todos un poco, buen rollo, risas mil, simpatía desbordante, conversación interesante. Hablando desde la brutal calor que hace hasta de lo caro que está salir últimamente.
Y sin venir a cuento, el amigo de mi amiga (Ángel, nombre también editado) pregunta a Raúl… “oye, ¿estás bien?”. Me doy cuenta entonces que mi amigo Raúl está con la mirada perdida y le tiemblan las manos, está pálido y tiene los ojos rojos. Joder, ¿qué coño le pasa si hace nada estaba bien?.
No podía contestar el pobre, tenía un nudo en la garganta y apenas si podía respirar. Empiezan a rodarle lágrimas por las mejillas, como os lo estoy contando… y se viene abajo.
Sollozos desgarradores y cabeza entre las rodillas, allí en medio de no menos de doscientas personas, en una de las mayores terrazas de mi pueblo, un sitio transitado y donde más o menos todas las caras son conocidas.
Le pongo la mano en el hombro, me agacho y le pregunto muy suavemente al oído si está bien. El sigue sin poder contestar, joder, es que casi me hace entristecer a mi también de pura empatía, os juro que jamás lo había visto así.
Las chicas calladas, ni una palabra, y es Ángel el que sin conocer apenas a mi amigo, se levanta y entre él y yo lo incorporamos y nos metemos en el único sitio más o menos privado que había por allí: los servicios de bar, amplios y más o menos discretos. Tuvimos que echar a un par de allí y cerramos la puerta.
El chaval, lejos de controlarse, tiene un ataque de ansiedad. Por suerte o por desgracia sé lo que hay que hacer, así que corto lo mejor que puedo su suministro de oxígeno y espero a que su ritmo cardíaco baje a un nivel normal. Aun cuando le pasa lo peor, sigue totalmente incapaz de controlarse. Ángel manda a tomar por el culo a los que se quejan de no poder entrar al servicio, mientras le pregunto qué le pasa, si podemos hacer algo.
Entonces nos lo cuenta. Tarda como cinco minutos, que parece poco tiempo, pero no lo es…
Justo cuando acaba de terminar, mi follamiga llama a la puerta, le contesto y le intento explicar que no puedo dejar a Raúl así, le explico por encima porqué, ella mira a Raúl con mucho desprecio, y me mira a mi como si fuera un bicho raro por intentar ayudarle. Me increpa.
¿No vamos al cine?, ¿y después nada?. Saca su móvil mientras dice “voy a llamar a xxxx” (otro follamigo). Comprendo inmediatamente que esta chica solo merece que le estampen sus sesos contra esa pared mientras veo como su vida se acaba, pero consigo controlarme a duras penas y le digo que de zorras está el mundo lleno, que no se preocupe que aun así, de necios aun más y que nunca le faltará polla, mientras le cierro la puerta en las narices.
Obviamente desaparecen esas tres, mientras salimos al fin Ángel, Raúl y yo de los servicios y vamos a dar una vuelta por ahí. Parece más tranquilo, aunque su mirada sigue perdida.
Al fin veo la determinación nacer en sus ojos, conozco esa mirada: la misoginia. Oh no Raúl, tu no…
Tú me has enseñado a tratar a las mujeres como personas a pesar de lo que pasabas, me has explicado en sinsentido de esta puta mierda de odios y rencores. Tú me has enseñado a no generalizar y cargar sobre los hombros de todas la crueldad, la auténtica patología de algunas. Y ahora solo tienes odio, odio puro, destilado por años de abusos. Odio a muerte, deseos de venganza.
Lo he sabido sin mediar una sola palabra, y él sabe que yo lo sé. Esto ha terminado, o le apoyo, o lo abandono. No hay medias tintas, me dice su mirada. Vamos a MATAR a las mujeres, vamos a meterlas en máquinas de picar carne, una a una mientras nos reímos con sus gritos de dolor y sufrimiento. Vamos a bañarlas en ácido mientras las vemos disolverse en una pasta viscosa y asquerosa. Vamos a empezar de nuevo, otra vez más, a girar la rueda.
RESUMEN:
Mi amigo y su exnovia no cortaron de mutuo acuerdo como él me dijo, su exnovia “cortó” con él. Él llevaba saliendo un año con ella y seguía enamorado a rabiar, así que cuando su entonces, aun pareja, le dijo que cortaba y que la única forma de seguir viéndola era con sus condiciones, tras pensárselo, el ingenuo aceptó…
Solo sexo, vale. Pero ella también quería EXPERIMENTAR. Al principio ir a clubs de intercambio… con él. Cambios de pareja, en las que ella disfrutaba inmensamente mientras el fingía disfrutarlo, la mayor de las veces sin poder lograr erección siquiera, mientras ella le llamaba impotente y se reía.
Luego lésbicos en el piso de él, Haciéndolo ellas juntas mientras el sólo podía masturbarse, eso es todo lo que le permitía. Nada de hablar, nada de tomar algo, nada de estar juntos, solo la ve para ESO.
Luego, tríos, dos chicos y ella, claro.
Todo esto, haciéndole esperar mas de un mes entre una vez y otra, ignorándolo deliberadamente mientras el pobre se volvía loco. Le obligó a prometer que no le contaría nada a nadie, o no volvería a verla.
Los últimos meses… no había trío. Ella quedaba con un chico, y se lo follaba mientras él miraba, y se masturbaba “si quería”. Sólo eso.
Las últimas dos veces: el TENÍA que coger el miembro del otro chico, sujetarlo mientras abría la vulva de su EX y ayudarle a introducírselo, mientras el morbo de ella consistía en decirle “como me gusta sentir la polla entrando y saliendo de mi”, y por supuesto, llegaba gustosamente al orgasmo con todas estos “espectáculos”.
Jamás voy a poder comprender como Raúl a claudicado a ESO, por muy enamorado que pudiera llegar a estar. Pero claro, “el amor todo lo puede”, ¿verdad?. Si, hasta volver medio loca a una persona. Hasta hacerle tomar antidepresivos, hasta conseguir que MUERA estando vivo.
Falta de carácter, de temple, debilidad psicológica. No lo sé. El hecho es que me he enterado hoy y no paro de darle vueltas al asunto.
Ya que he contado tonterías de todo tipo y cosas que no venían a cuento y aun así me habéis aconsejado bien. Quizá me podáis explicar como puede una persona rebajarse tanto y otra, sabiendo perfectamente lo que hacía y lo que conseguía con esto, puede ser tan jodidamente perversa.
Por lo que yo sé, y sé bastante, este chico jamás la maltrató antes, ni mucho menos, en todo caso, pecaba de “blando”.
Eso es TODO.
Centrado uno en sus cosas, en sus pequeñas ilusiones y decepciones de la vida, no había prestado suficiente atención, y la verdad me ha pillado de sorpresa. De poco valen ahora los ánimos que doy a otros foreros (y a mi mismo), cuando he visto MORIR el alma de este chico, con las consiguientes burlas de las “amigas” que allí había.
Por unos minutos volví a ser Jose Cabello, el que odia a muerte a las mujeres, el que les desea el mayor sufrimiento jamás experimentado. Estoy totalmente seguro de que esa crueldad gratuita por parte de la ex de mi amigo, no tiene cabida en alguien que se atreva a llamarse ser humano.
Aquí la historia… y al final, el resumen para evitar el ladrillazo.
Raúl (nombre editado y reemplazado) es amigo mío desde hace dos años. Lo conozco del trabajo, es arquitecto técnico, perito vamos. Tiene veintinueve años, soltero desde dos meses antes de conocerlo (dos años y pico), tío normal donde los haya. Sin complejos, aproximadamente 1,74 de estatura, moreno de piel, pelo castaño, ojos marrones, complexión fuerte.
Como os digo nos vemos de tarde en tarde fuera del curro, tomamos algo, hablamos con amigos y amigas comunes a veces, nos contamos penas y alegrías. Últimamente no le he prestado mucha atención, estaba con un proyecto nuevo de inversión con otro socio, totalmente absorto en él, yo estaba a mi bola, mas ermitaño que de costumbre.
Y hoy, reunidos todos y tomando algo antes de irnos para el cine, ocurre lo siguiente.
Estaba él, yo, una “follamiga” (muy de vez en cuando) mía, otras dos amigas de esta, y otro chaval amigo de una de estas amigas. Vamos, nos conocemos todos un poco, buen rollo, risas mil, simpatía desbordante, conversación interesante. Hablando desde la brutal calor que hace hasta de lo caro que está salir últimamente.
Y sin venir a cuento, el amigo de mi amiga (Ángel, nombre también editado) pregunta a Raúl… “oye, ¿estás bien?”. Me doy cuenta entonces que mi amigo Raúl está con la mirada perdida y le tiemblan las manos, está pálido y tiene los ojos rojos. Joder, ¿qué coño le pasa si hace nada estaba bien?.
No podía contestar el pobre, tenía un nudo en la garganta y apenas si podía respirar. Empiezan a rodarle lágrimas por las mejillas, como os lo estoy contando… y se viene abajo.
Sollozos desgarradores y cabeza entre las rodillas, allí en medio de no menos de doscientas personas, en una de las mayores terrazas de mi pueblo, un sitio transitado y donde más o menos todas las caras son conocidas.
Le pongo la mano en el hombro, me agacho y le pregunto muy suavemente al oído si está bien. El sigue sin poder contestar, joder, es que casi me hace entristecer a mi también de pura empatía, os juro que jamás lo había visto así.
Las chicas calladas, ni una palabra, y es Ángel el que sin conocer apenas a mi amigo, se levanta y entre él y yo lo incorporamos y nos metemos en el único sitio más o menos privado que había por allí: los servicios de bar, amplios y más o menos discretos. Tuvimos que echar a un par de allí y cerramos la puerta.
El chaval, lejos de controlarse, tiene un ataque de ansiedad. Por suerte o por desgracia sé lo que hay que hacer, así que corto lo mejor que puedo su suministro de oxígeno y espero a que su ritmo cardíaco baje a un nivel normal. Aun cuando le pasa lo peor, sigue totalmente incapaz de controlarse. Ángel manda a tomar por el culo a los que se quejan de no poder entrar al servicio, mientras le pregunto qué le pasa, si podemos hacer algo.
Entonces nos lo cuenta. Tarda como cinco minutos, que parece poco tiempo, pero no lo es…
Justo cuando acaba de terminar, mi follamiga llama a la puerta, le contesto y le intento explicar que no puedo dejar a Raúl así, le explico por encima porqué, ella mira a Raúl con mucho desprecio, y me mira a mi como si fuera un bicho raro por intentar ayudarle. Me increpa.
¿No vamos al cine?, ¿y después nada?. Saca su móvil mientras dice “voy a llamar a xxxx” (otro follamigo). Comprendo inmediatamente que esta chica solo merece que le estampen sus sesos contra esa pared mientras veo como su vida se acaba, pero consigo controlarme a duras penas y le digo que de zorras está el mundo lleno, que no se preocupe que aun así, de necios aun más y que nunca le faltará polla, mientras le cierro la puerta en las narices.
Obviamente desaparecen esas tres, mientras salimos al fin Ángel, Raúl y yo de los servicios y vamos a dar una vuelta por ahí. Parece más tranquilo, aunque su mirada sigue perdida.
Al fin veo la determinación nacer en sus ojos, conozco esa mirada: la misoginia. Oh no Raúl, tu no…
Tú me has enseñado a tratar a las mujeres como personas a pesar de lo que pasabas, me has explicado en sinsentido de esta puta mierda de odios y rencores. Tú me has enseñado a no generalizar y cargar sobre los hombros de todas la crueldad, la auténtica patología de algunas. Y ahora solo tienes odio, odio puro, destilado por años de abusos. Odio a muerte, deseos de venganza.
Lo he sabido sin mediar una sola palabra, y él sabe que yo lo sé. Esto ha terminado, o le apoyo, o lo abandono. No hay medias tintas, me dice su mirada. Vamos a MATAR a las mujeres, vamos a meterlas en máquinas de picar carne, una a una mientras nos reímos con sus gritos de dolor y sufrimiento. Vamos a bañarlas en ácido mientras las vemos disolverse en una pasta viscosa y asquerosa. Vamos a empezar de nuevo, otra vez más, a girar la rueda.
RESUMEN:
Mi amigo y su exnovia no cortaron de mutuo acuerdo como él me dijo, su exnovia “cortó” con él. Él llevaba saliendo un año con ella y seguía enamorado a rabiar, así que cuando su entonces, aun pareja, le dijo que cortaba y que la única forma de seguir viéndola era con sus condiciones, tras pensárselo, el ingenuo aceptó…
Solo sexo, vale. Pero ella también quería EXPERIMENTAR. Al principio ir a clubs de intercambio… con él. Cambios de pareja, en las que ella disfrutaba inmensamente mientras el fingía disfrutarlo, la mayor de las veces sin poder lograr erección siquiera, mientras ella le llamaba impotente y se reía.
Luego lésbicos en el piso de él, Haciéndolo ellas juntas mientras el sólo podía masturbarse, eso es todo lo que le permitía. Nada de hablar, nada de tomar algo, nada de estar juntos, solo la ve para ESO.
Luego, tríos, dos chicos y ella, claro.
Todo esto, haciéndole esperar mas de un mes entre una vez y otra, ignorándolo deliberadamente mientras el pobre se volvía loco. Le obligó a prometer que no le contaría nada a nadie, o no volvería a verla.
Los últimos meses… no había trío. Ella quedaba con un chico, y se lo follaba mientras él miraba, y se masturbaba “si quería”. Sólo eso.
Las últimas dos veces: el TENÍA que coger el miembro del otro chico, sujetarlo mientras abría la vulva de su EX y ayudarle a introducírselo, mientras el morbo de ella consistía en decirle “como me gusta sentir la polla entrando y saliendo de mi”, y por supuesto, llegaba gustosamente al orgasmo con todas estos “espectáculos”.
Jamás voy a poder comprender como Raúl a claudicado a ESO, por muy enamorado que pudiera llegar a estar. Pero claro, “el amor todo lo puede”, ¿verdad?. Si, hasta volver medio loca a una persona. Hasta hacerle tomar antidepresivos, hasta conseguir que MUERA estando vivo.
Falta de carácter, de temple, debilidad psicológica. No lo sé. El hecho es que me he enterado hoy y no paro de darle vueltas al asunto.
Ya que he contado tonterías de todo tipo y cosas que no venían a cuento y aun así me habéis aconsejado bien. Quizá me podáis explicar como puede una persona rebajarse tanto y otra, sabiendo perfectamente lo que hacía y lo que conseguía con esto, puede ser tan jodidamente perversa.
Por lo que yo sé, y sé bastante, este chico jamás la maltrató antes, ni mucho menos, en todo caso, pecaba de “blando”.
Eso es TODO.