mister4
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- 6 Nov 2006
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Buenas tardes a todos.
Abro este, mi primer post y mi primer hilo, para hablarles de mi forma de ver el mundo y las relaciones humanas. Como base a mis reflexiones solo puedo ofrecer mis propias experiencias personales, que no relataré, pues son anodinas e irrelevantes, incluso para mi mismo. Sí diré, como preámbulo, que todas las personas con las que he intimado han acabado traicionando la confianza que he depositado en ellas. Esto no merma ni un ápice mi objetividad, puesto que ya desde hace mucho tiempo sé que la culpa no es del genero humano sino mía. Los demás, los normales, son como son y yo sé como son. Soy yo quien ha querido relacionarme con ellos y por lo tanto soy yo quien debiera haberme adaptado a sus costumbres y ritos estandarizados, si no he sido capaz de ello, la falta es mía.
Diré también que sólo cuando se ha sido sistemáticamente rechazado, se puede alcanzar la sublimación de la belleza y del conocimiento del alma “normal”. Llamaré “normal” a todo aquello que este entre los limites del comportamiento generalizable del ser humano. Yo, que he esperado ante las puertas de la normalidad toda la vida, y que al final de ella el guardián me dirá que esa puerta era sólo para mí, puedo observarla desde fuera y verla con perspectiva y puedo maravillarme con su hermosa naturalidad y salvajismo.
Es “normal” evadir el dolor, o por lo menos intentarlo. Es “normal” triunfar sobre los demás usando la fuerza bruta, no sólo física, también intelectual, humillando y ridiculizando a los rivales potenciales o reales, en pos de conseguir la supervivencia de la especie y de los genes, esto, de follar. Ninguna diferencia para mí, que no participo en estos rituales de apareamiento, entre este comportamiento y él de los ciervos enfrentándose con sus cuernos. Somos animales, yo el primero, y si nos dejarán nos mataríamos unos a otros con los dientes.
Pero, ¿por qué es normal este brutal comportamiento? Porque funciona. Las mujeres recompensan los comportamientos violentos en su búsqueda instintiva de que su descendencia sea óptima. Y así demuestro que la mujer es la causa del mal en el mundo, en un 80% o más por lo menos. La culpa no es suya, pero es la causa, es decir, no hay intencionalidad. Un hombre de paz, que evite los conflictos, que trate con respeto a los inferiores, obtendrá un éxito nimio en relación a un hombre brutal y despiadado. El hombre se adapta al entorno, es la mujer la que decide y ella impone sus condiciones, si te gusta juegas y si no, no. Cuantas veces no habremos oído eso de: “que mal me cae pero joder, cuanto me pone”. Como ciervos.
Por último diré que esto sólo es extrapolable al comportamiento “normal”, y existe gente fuera de estos límites. También diré que los hombres recompensamos, en términos “normales”, modelos de comportamiento erróneos y equivocados. Baste como ejemplo ese maravilloso estereotipo aquí definido como “pagafantas”, un sujeto también digno de estudio.
Saludos, espero sus opiniones.
Abro este, mi primer post y mi primer hilo, para hablarles de mi forma de ver el mundo y las relaciones humanas. Como base a mis reflexiones solo puedo ofrecer mis propias experiencias personales, que no relataré, pues son anodinas e irrelevantes, incluso para mi mismo. Sí diré, como preámbulo, que todas las personas con las que he intimado han acabado traicionando la confianza que he depositado en ellas. Esto no merma ni un ápice mi objetividad, puesto que ya desde hace mucho tiempo sé que la culpa no es del genero humano sino mía. Los demás, los normales, son como son y yo sé como son. Soy yo quien ha querido relacionarme con ellos y por lo tanto soy yo quien debiera haberme adaptado a sus costumbres y ritos estandarizados, si no he sido capaz de ello, la falta es mía.
Diré también que sólo cuando se ha sido sistemáticamente rechazado, se puede alcanzar la sublimación de la belleza y del conocimiento del alma “normal”. Llamaré “normal” a todo aquello que este entre los limites del comportamiento generalizable del ser humano. Yo, que he esperado ante las puertas de la normalidad toda la vida, y que al final de ella el guardián me dirá que esa puerta era sólo para mí, puedo observarla desde fuera y verla con perspectiva y puedo maravillarme con su hermosa naturalidad y salvajismo.
Es “normal” evadir el dolor, o por lo menos intentarlo. Es “normal” triunfar sobre los demás usando la fuerza bruta, no sólo física, también intelectual, humillando y ridiculizando a los rivales potenciales o reales, en pos de conseguir la supervivencia de la especie y de los genes, esto, de follar. Ninguna diferencia para mí, que no participo en estos rituales de apareamiento, entre este comportamiento y él de los ciervos enfrentándose con sus cuernos. Somos animales, yo el primero, y si nos dejarán nos mataríamos unos a otros con los dientes.
Pero, ¿por qué es normal este brutal comportamiento? Porque funciona. Las mujeres recompensan los comportamientos violentos en su búsqueda instintiva de que su descendencia sea óptima. Y así demuestro que la mujer es la causa del mal en el mundo, en un 80% o más por lo menos. La culpa no es suya, pero es la causa, es decir, no hay intencionalidad. Un hombre de paz, que evite los conflictos, que trate con respeto a los inferiores, obtendrá un éxito nimio en relación a un hombre brutal y despiadado. El hombre se adapta al entorno, es la mujer la que decide y ella impone sus condiciones, si te gusta juegas y si no, no. Cuantas veces no habremos oído eso de: “que mal me cae pero joder, cuanto me pone”. Como ciervos.
Por último diré que esto sólo es extrapolable al comportamiento “normal”, y existe gente fuera de estos límites. También diré que los hombres recompensamos, en términos “normales”, modelos de comportamiento erróneos y equivocados. Baste como ejemplo ese maravilloso estereotipo aquí definido como “pagafantas”, un sujeto también digno de estudio.
Saludos, espero sus opiniones.