Lo de "me gustaría conservar tu amistad" es, como habéis dicho todo, una forma de puteo muy sofisticado que se gastan las titis, pero que, a la larga, bien aprovechado, se le puede sacar partido. Una vez que se ha tomado conciencia de que ya NO hay nada que cortar, y que se ha acabado el rollo, lo mejor es darle largas de forma amable y simpática pero sin perder el contacto. La mayor parte de las mujeres son extremedamente dependientes y sufren la soledad y la falta de apoyo bastante más que los hombres, así que por experiencia, puedo prometer y prometo que en estas circunstancias, si te lo sabes montar, la tía te volverá a llamar, más pronto que tarde si no das señales de vida.
Ahora viene lo bueno: si no cedes, si no te dejas comer el coco, si mantienes las distancias ella empezará a notar que esto presente no es lo que ella se proponía al pronunciar la famosa frase, y como sabe que hay complicidad, conocimiento y que, habitualmente, eres buena persona, insistirá en que le prestes más atención y en que quedes con ella para charlar 8 horas seguidas delante del putísimo café de los cojones.
Si sigues empleando silencios prolongados, mostrando falta de interés y sin caer corriendo en la pavada del café, al final la tía terminará por acceder a lo que le pidas, que va a ser quedar pero con la cuasiobligación de pasarla por la piedra. Ante la perspectiva, la mayoría aceptará gustosa y así habremos completado la cuadratura el círculo. La antigua y famosa frase se habrá hecho añicos y podrás mojar en caliente. Constatado.