Se nota que el bueno de Press está enamoradísimo de ella, puesto que sus explicaciones son esmeradas, detallistas, minuciosas, y que necesita el alivio de esa presión más dramática tensión que su espíritu y cuerpo sufren. En consecuencia, saltar el espinoso parapeto que tiene delante suyo, le va a ser complicado.
Así, si se me permite, quisiera ofrecerle la receta del bálsamo que, si no sana del todo ya que de tal menester se encarga el tiempo ejerciendo su oficio de pasar, en cambio puede proporcionar una solución a corto plazo.
1. Comer media tableta diaria de chocolate, o una entera, porque sus componentes poseen un feliz paraíso natural, llenando los sesos de los vigores apropiados los cuales nos traen buenos pensamientos.
2. Dejar de hacerse pajas pensando en, ¡ELLA!
Importantísimo, y sobre todo, borrarla de la mente en el instante de la eyaculación y clímax. Se consigue la hazaña siendo consciente de lo que se tiene entre manos, por lo que durante la masturbación, debe cambiarse la imagen de, ¡ELLA!, por la de, ¡OTRA!
Y aun más importante es no pronunciar su nombre, nunca, y mucho menos en este leve transcurso del clímax masturbatorio. La magia de los nombres deviene harto poderosa, de ahí a que todo lo exista se le haya puesto un nombre con el afán de atesorarlo psíquicamente.
3. Comenzar inmediatamente tras el chasco del romance, a cambiar dentro del alma al objeto del deseo por otro. Es decir, a una mujer por otra, y de no obrar así, la caminata por el desierto puede alargarse hasta los confines de la desesperación.
Ánimo y buena suerte, y bonito hilo.