Tengo una historia similar a la contada por
@Ataulfo el rojo de pijos de nuevo cuño. Y es que no es lo mismo ser pijo de cuna, que ser pijo de nuevo cuño. Los primeros lo llevan en la sangre, los segundos son un esperpento.
También un constructor, se compró un terreno en una ciudad del extra radio de Barcelona. Bloque de 3 pisos, planta primera para el constructor y su mujer, segunda planta para su hija más puta que las gallinas, planta tercera para su hijo que tenía retraso mental bastante evidente, pero que tenía una novia que rompía cuellos, el hamor tiene estas cosas. Planta baja... bueno, lo normal, gimnasio y piscina interior.
Revienta todo, a tomar por culo el negocio. La rompe cuellos deja al subnormal, la puta de la hija se tiene que poner de charcutería en un supermercado. Embargos, y el piso de 3 plantas lo convierten en un bloque con 15 pisitos. Ah bueno, todos a vivir a casa de la madre de él en un pisito de 75 metros cuadrados. Lol.
Pero bueno, al tema del hilo. Yo los conocía porque vivían delante de casa de mi suegra, y cuando iba, como un puto viejo, iba mirando las obras de cómo hacían el piso. Me comía la "endivia". La actitud de los hijos era lamentable, la chulería del subnormal estaba fuera de lugar, y las poses de la hermana eran de fulana de futbolista venida a todavía menos. Cochazos, fiestas, ropa cara... era la ostentación más absoluta. El padre un puto fanfarrón, vacilaba a todo el mundo de sus negocios, y en la barra del bar también iba diciendo que tenía fulanas. Mi suegro que es asiduo a las barras de los bares siempre venía con historias del tío este, que parecía que todo el mundo le debía algo por como lo respetaban.
Un pijo arruinado, un pijo de verdad, aún viviendo en la mierda seguirá siendo un pijo. Pero estos nuevos ricos, por mucha pasta y mucha pose, seguirán siendo unos miserables.
Al final, uno llega a la conclusión de que pocas cosas son lo que parece