Todo aquel etiopiojoso que practique la ablación será desmembrado de piernas y brazos, así mismo, se le estirpará el aparato reproductor en su totalidad. Más tarde será apedreado en la plaza mayor. Estas dos acciones podrán ser realizadas por la señora a la que le ha sido practicada dicha práctica, si así, ésta lo desea.
La misma suerte correrá todo aquel moraco de mierda que obligue a cualquier mujer, ya sea de su familia o no, a llevar velos y ropas que tapen su rostro, en contra de la voluntad de ésta.