A los que trabajan en las mesas, como tú dices, se les llama comerciales, y son capaces de matar con tal de encasquetarte una hipoteca, o cualquier otro producto. Dudo que le gustes, y si es así, ten por seguro que lo que ha hecho que su corazón palpite es tu cuenta corriente o tu nómina.
Te voy a contar una historieta que te servirá de ejemplo para que veas con qué clase de escoria estás tratando.
Para "colocarse" en un banco o caja tienes dos posibilidades: un enchufe descomunal o pasar unas pruebas de selección. Hace tiempo pensaba que podía ser una buena salida laboral para mí y me dispuse a hacer las pruebas para trabajar en una conocida entidad. Tras aprobar el psicotécnico me citaron para hacerme una entrevista.
Me hicieron entrar en una sala con una mesa redonda. En total éramos diez personas. Nos plantearon un caso hipotético sobre el que teníamos que debatir posteriormente. Se suponía que eramos los jefes de ventas de una empresa de detergentes, y una partida enorme había salido defectuosa, y el producto resultaba peligroso para la salud del consumidor. Había que elegir entre dos posibles soluciones sin exclusión: destruir la partida o venderla al tercer mundo.
El debate se desarrolló a cara de perro, sin turno de palabra, y cada quién mostró su opinión. Más tarde coincidí en una sala de espera con una de las responsables de recursos humanos que había estado presente en la reunión. Le pregunté descaradamente para qué servía esa prueba y qué criterios de selección tenían. Respondió sin mucha dilación que estaban buscando gente ambiciosa que diese todo por su empresa, y que quienes aceptaban vender la partida defectuosa a África tenían más posibilidades de acceder al puesto.
Esa cara se me quedó a mí. ¿Y por qué leches me sorprendí, a todo esto?