A mi también me fascina esa insistencia en volver una y otra vez, insatisfecha en su orgullo por ser alguien respetable en un lugar en el que no se le respeta. Reafirmándose vía autohalago de todas sus supuestas virtudes y demostrando cada vez que se le pincha un poco todo lo contrario.
Esther, este mensaje va dirigido hacia ti en exclusiva, porque lo que voy a decir es una cosa muy sencilla que todo el mundo ha entendido y tú no pareces aceptar. Una persona con las cualidades que tú te otorgas ya se habría dado la vuelta para no volver, no andaría perdiendo los papeles a la mínima que ve herido su frágil orgullo, no entraría en pensamientos paranoides bajo los que todo es un complot en el que los mediocres se alían para apagar el brillo de lo auténtico, no tendría la necesidad de pregonar con palabras baratas virtudes que no se poseen. Así que ¿por qué no dejas de jugar a ser quien no eres y te nos muestras con tu verdadero yo y nos fundimos todos en un abrazo en este lodazal que aunque sucio y malholiente es múcho más cálido y confortable que lo que tienes ahí fuera?