Hola, esbirros de Onán,
Pues esta tarde hemos ido algunos los de la clase de chino a un KTV (karaoke): Pu Xiansheng (el ex-camarero francés megafriki convertido a una secta budista con el que a veces voy a hacer jogging al parque), Pricesa Amarilla (sin Uruk Hai para poder hacerse su cúpula de japonismo y así sudar de nosotros), Korean Rotenmeyer, su hermano el armario fiestero y por supuesto, nuestra profa de chino, Deng Laoshi. Todos cantan muy bien, menos Pu Xiansheng y yo, por supuesto. Pero ahí le dábamos la nota cutre humorística a las canciones para solapar nuestras penosas voces. La profa de chino, que resulta que es medio inglesa por parte de padre y taiwanesa por parte de madre, se sabe todas esas putas canciones de karaoke de los 80 en inglés (George Michael, U2, Percy Sledge y demás mierdas), pero canta de puta madre. Deseaba percutirla con fuerza ahí en medio, porque los KTV no son como en España. Aquí alquilas una habitación privada con tus amigotes por unos 6 u 8 euros y tienes 4 horas para hacer el mico, 2 micros, buffet libre y puedes pedir casi cualquier cosa (menos una mulata en tanga) para que te quiten el hambre y la sed.
Después de las 4 horas, se suponía que íbamos a bailar salsa al Brown Sugar, pero Korean Rotenmeyer ha dicho rotundamente que no (de hecho no sabía ni lo que era la salsa hasta que se lo intenté explicar el otro día en clase bailando con ella, pero tuve que acabar haciendo gestos de sordomudo al aire porque no way), así que todos uno por uno se han ido rajando, incluída la profa, que estaba todo el rato con el puto móvil porque seguramente su agente secreto "Dietrich Sprejen" de La Gestapo la estaba llamando desde Beijing...
Pero algo bueno ha ocurrido. Y es que Princesa Amarilla vive cerca de mi casa y me ha tocado acompañarla para que no fuera sola en el metro. Primero hemos pillado un taxi Korean Rotenmeyer y armario fiestero junto con Princesa Amarilla y ellos 2 se han bajado antes. He visto a "armario fiestero" un poco celosón al saber que me iba a ir con Princesa Amarilla en el metro durante más de 10 estaciones...
Pues sí, hamijos. Durante esas más de 10 estaciones lo he dado todo: he sido más japonés que un japonés. Le he soltado casi todo lo que sé de su ciudad natal y su cultura (que no es poco), aparte de tener un cuidado poco usual en mí con el lenguaje corporal y el tono de voz. He estado ahí sudando la gota gorda y ella ha sacado su traductor robok portátil, de esos que escribes una palabreja y te sale traducida o hablada en 5 idiomas para poder decirme cositas. Sus deseos de comunicarse conmigo, a pesar de casi no hablar inglés, han ido aumentando durante el trayecto. Y hemos acabado hablando un mix de chino, inglés y japonés.
Nos hemos despedido en la boca del metro. Sus ojitos brillaban de una forma que me ponía berracone, pero he sido super japonés y me he contenido, aunque se me haya olvidado un "oyasuminasai" de despedida...
Joder, mis cerdas... ¡qué gran oportunidad me han dado los dioses para jugar mis cartas (pillarla sola y sin la presión de otras japonesas o los compañeros de clase por el qué dirán)! Si después de esto no cae, ya doy la batalla por perdida... pero es que esta forma de ser de los japoneses es de tanta emoción contenida, que cuando Princesa Amarilla te toca suavemente el hombro para decirte "la salida es por ahí", casi siento que me podría correr de gusto. Es muy difícil de explicar, hamijos... será que me va demasiado el sushi, pero paso de emocionarme. Seguiré haciendo progresos con la calma hasta mi viaje a Tokyo el 15 de septiembre. Que luego una vez allí, ya voy a tener japonesas para dar y vender...
Ayer las cosas fueron como casi cada fin de semana: fiesta techno-house de canadienses, el Kola rayado porque se encontró a su rusa guarra con otro latino (estoy teniendo tiranteces con él... cuidado con los peruanos, no sea que me la juegue de alguna forma), breve paseo por el Carneggie´s para guarrear con la viet, que siempre está ahí al acecho del guiri pagafantas con la camisita blanca por fuera (pero a mí no me cobra) y vuelta al punto de partido, que habíamos quedado con una tipa que tenía una cosa muy rica para fumar que no probaba en 5 meses (por si no lo sabéis, que te pillen fumando en Taiwan son 2 años de cárcel y hasta pena de muerte por tráfico, de ahí la dificultad). Joder, qué bien me sentó eso, hamijos...