P
pulga
Guest
Busco a Dios detrás de la esquina del antiguo casino y me encuentro el cadáver purulento de un gato montés. Un charco negro de sangre cucada le brota de la cabeza. La vida es cruel: Todos los gatos que han sido y este gato son el mismo gato. Y con esta máxima borgesiana me quedo más tranquilo. Un día yo no estaré en este mundo y puede que en ningún otro. He de ir preparándome. Tengo que leer más a Antonio Machado, a San Juan de la Cruz, a Cioran, a Escrivá de Balaguer, a San Carlos Marx. Tengo que ser más ordenado. Mi pueblo vacío me dice eso "prepárate para cuando ya no estés". Y si no he de estar, me digo, para qué prepararme. Me voy a una era a la una del mediodía y no se oye nada. Todo está callado. Me siento en el suelo. Y luego me tumbo y abro los ojos y sólo veo el cielo y digo Dios, llévame contigo, enséñame la lengua de fuego de que brotó la vida, o la lengua de agua de que brotó la muerte, o la lengua de carne que me brotó de la nada. Me levanto enseguida porque me estoy manchando la camisa.