Un buen hombre, que recien entrado en la habitación de su hotel, siente unos retortijones infernales, con lo que va al baño de la habitación y descubre que la puerta está atrancada.
-Joder, donde cago.
Pensó hacerlo en la papelera pero le pareció jodido, cualquiera que vería eso se daría cuenta de que el habitante era un depravado.
Ni corto ni perezoso se sacó un calcetín, y comenzó a cagar en él, cuando se vió satisfecho se encontraba en la habitación con los pantalones bajados y con un calcetin lleno de mierda en la mano.
Pensó en deshacerse de él, y en ese momento vió una linda ventana.
Se dispuso a tirar el calcetin con su producto, pero pensó en tirarlo muy, muy lejos por ello, quiso imitar a un lanzador de martillo, giró sobre si mismo varias veces y cuando fue a lanzar el calcetín, este solo se movió unos metros, como si no tuviera peso.
Segundos después que el calcetín tenía un tomate (un agujero), y que su mierda estaba estampada como adorno floral en las paredes de esa bella habitación de hotel.
Nervioso, llamó a recepción para que subiera una señora de la limpieza. Ya arriba, la dijo:
-La doy treinta euros si me limpia esto y no dice nada a nadie.
A lo que la añeja mujer le responde:
-Le doy ciento vente si me explica como cojones ha podido cagar así.
Momentos gomaespuma...