Boda armada
Boda armada
Juan V. Oltra
Mientras una importante parte de la población masculina permanece adocenada por ese nuevo opio del pueblo que es el fútbol, la media femenina se dispone a atrincherarse en el sofá y tragarse de pe a pa la llamada boda del milenio, retransmitida presumiblemente por presentadores sin la más mínima idea no ya de realezas y protocolos, sino probablemente con problemas para encontrar los vocablos apropiados en una cotidiana conversación con el repartidor del butano. Y es que ya lo decía el genial Lope: “El vulgo es necio y, pues lo paga, es justo hablarle en necio para darle gusto”.
Así pues, con media España pendiente de los tubos catódicos y con los vendedores haciendo solitarios en las tiendas para matar el hastío, todo irá bien. La hipoteca me ahoga este mes, es cierto, pero veré el vestido de "Lady Zi" por la tele y me sentiré realizado, adquiriré el equilibrio cósmico necesario para no darle grasa a la fusila y tirarme al monte. España sigue marchando bien.
Claro, queda un pequeño problema a cubrir... el recuerdo del 11-M. Nadie quiere una masacre en día tan señalado, así que las medidas de seguridad son verdaderamente extraordinarias: más de 10.000 policías, sin olvidar a los alumnos en prácticas de la academia de Ávila, personal del ejército, francotiradores del GEO en las azoteas, tedax en alcantarillado, ¡expertos en NBQ! (lucha nuclear, biológica, bacteriológica) en acción... la zona peinada, los pisos deshabitados y alquilados verificados, ejércitos de antidisturbios, chequeo de las matriculas... y, por si fuera poco, las fronteras cerradas (quizá, como en el 98, remedando a San Agustín con la máxima “no salgas fuera; en el interior de España habita la verdad”), suspensión del tratado de Schengen, F-18 patrullando y un AWACS, que vaya usted a saber qué diablos es, pero que nos hace exclamar que menos mal que estamos en la OTAN; no nos sirve pasa asegurar Ceuta y Melilla pero sí para la boda.
Es cierto que grupos como ETA, GRAPO, anarquistas antisistema... son al lado de estos cabestros integristas que tanto nos preocupan, poco más que una excursión de colegialas al campo florido... pero más allá de la anécdota del Rolls Royce blindado, a uno se le queda la sensación de que se está desnudando a Bilbao, a Valencia, a Barcelona, a Canarias, a Granada, a Valladolid, a Sevilla... Y eso, dejando de lado posibles sensaciones de discriminación, de no importar por sólo ser un pobre español de a pie, heredero de aquel Juan Español, sin saber más que lo que la prensa cuenta, induce a pensar que el remedio puede ser mucho más terrible que la enfermedad: ¿se imaginan que, mientras la inmensa mayoría de nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado se centran en unas pocas calles de Madrid, empiezan a estallar los centros de El Corte Inglés de Barcelona, de Valencia, de Bilbao? ¿O que esos once (qué cifra...) ultraligeros robados aparecen cargados de explosivos sobre el forum de Barcelona, espectáculo retransmitido a nivel internacional por varias cadenas, incluida Al-Jazeera? ¿O por qué no más cerca, viendo estallar en mil pedazos el Palacio de Cristal?
El castellano viejo es sabio, y a él tenemos que recurrir para resumir que no es bueno desvestir a un santo para vestir a otro. Si me buscan este sábado, me encontrarán atrincherado en mi casa, con un cuchillo en la mano, dispuesto a sajarle las tripas a los cientos de cacos que se pondrán las botas por la falta de vigilancia. No a mi costa.
Ante este panorama votaré en blanco...