MaguilaGorila
Novato de mierda
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- 2 Oct 2018
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Resulta que he disfrutado de la experiencia de tener un cáncer y he considerado apropiado compartir con vosotros, que no os lo merecéis, algunos de los Greatest Hits de aquella etapa.
Porque si, amigos, hasta tener un cáncer y sentir el aliento de la parca en el cogote puede regalarte loles que después podrás contar en un puto foro lleno de tarados.
Recién cumplidos los cuarenta, después de una follada épica en la que me exprimieron hasta el ultimo jugo, sentí una especie de dolor sordo en un testículo. Y no, no era debido a la profunda mamada que me habían hecho momentos antes. Era una molestia bien distinta a aquella que te queda después de eyacular hasta que te crujen loa riñones.
En la ducha poscoital la molestia se acrecentó y me palpe el escroto hasta determinar que el dolor venia del epididimo. Como algunos sois gente poco leída, buscad en la Wikipedia que es eso, no estoy aquí para enseñaros lo que ya tendríais que saber.
Pues bien, comparando un epididimo con su contralateral, descubrí una anomalía en su grosor y dureza. Vamos, que algo raro tenia.
Como soy precavido por naturaleza, eche de casa a la tía que me había follado con una excusa, me vestí y a urgencias que me fui.
Después del triaje mas gracioso de mi vida, donde tuve que detallar que si, que me dolía un huevo, que me pasaba después de haber follado como un animal, y que no, no me había pasado antes nunca, me dejaron en la sala de espera dos horitas, tiempo en el que casi decido marcharme a casa. Pero justo cuando me estaba levantando, me llamaron y pase a una sala donde estaba una muchacha muy mona con pinta de haber terminado la carrera aquella misma mañana, que me hizo tumbarme, acercó un cacharro y me pidió que me bajase la ropa hasta dejar al descubierto mi entrepierna, me ordenó sujetarme el miembro apuntando al ombligo y me advirtió que el gel que me iba a echar estaba frío.
Mientras obedecía vinieron a mi mente multitud de guiones de películas porno y me imaginé mostrándole a aquella chavala lo que era una erección de caballo y ella deglutiendo mi semilla en aquel ambiente frío y hostil.
Pero no, la realidad no es una peli porno (no siempre), y lo que sujeté fue una pilila lamentable, que aun se escondió mas cuando la muchacha aplicó el gel frío y se lío a pasar el aparato de la ecografía sin piedad por mi epididimo dolorido.
Después de unos minutos donde lo único que hacia era murmurar y rebuscar, me pidió disculpas y se marchó. Yo allí me quedé, con la polla y los huevos embadurnados y pegajosos. Volvió a los pocos minutos acompañada de un maromo que, sin saludarme, prosiguió la exploración.
Pero, ah amigos, Lol es dueño y señor de estas situaciones, y hete aquí que lo que antes no había conseguido la doctora, lo consiguió el doctor. Con espanto intenté retraer lo que era una erección en aumento, y cuanto mas me concentraba para que eso no siguiese su curso, menos lo conseguía.
Total, que terminé con aquello en pleno apogeo, un señor maduro hurgandome en los huevos y una bella ninfa mirando y sonriendo de medio lado.
Y en estas yo rezando porque la erección no diese paso a una eyaculación.
Y no. No eyacule, porque el médico dejó de repente de manosearme, me miró a los ojos y me dijo
"Tenemos que ingresarle y operarle de urgencia. Creemos que tiene un cáncer"
Y ese fue el inicio de un camino de diversión y loles que seguiré mas tarde, porque llega mi parada de autobús y este tocho ya empieza a ser infumable.
Porque si, amigos, hasta tener un cáncer y sentir el aliento de la parca en el cogote puede regalarte loles que después podrás contar en un puto foro lleno de tarados.
Recién cumplidos los cuarenta, después de una follada épica en la que me exprimieron hasta el ultimo jugo, sentí una especie de dolor sordo en un testículo. Y no, no era debido a la profunda mamada que me habían hecho momentos antes. Era una molestia bien distinta a aquella que te queda después de eyacular hasta que te crujen loa riñones.
En la ducha poscoital la molestia se acrecentó y me palpe el escroto hasta determinar que el dolor venia del epididimo. Como algunos sois gente poco leída, buscad en la Wikipedia que es eso, no estoy aquí para enseñaros lo que ya tendríais que saber.
Pues bien, comparando un epididimo con su contralateral, descubrí una anomalía en su grosor y dureza. Vamos, que algo raro tenia.
Como soy precavido por naturaleza, eche de casa a la tía que me había follado con una excusa, me vestí y a urgencias que me fui.
Después del triaje mas gracioso de mi vida, donde tuve que detallar que si, que me dolía un huevo, que me pasaba después de haber follado como un animal, y que no, no me había pasado antes nunca, me dejaron en la sala de espera dos horitas, tiempo en el que casi decido marcharme a casa. Pero justo cuando me estaba levantando, me llamaron y pase a una sala donde estaba una muchacha muy mona con pinta de haber terminado la carrera aquella misma mañana, que me hizo tumbarme, acercó un cacharro y me pidió que me bajase la ropa hasta dejar al descubierto mi entrepierna, me ordenó sujetarme el miembro apuntando al ombligo y me advirtió que el gel que me iba a echar estaba frío.
Mientras obedecía vinieron a mi mente multitud de guiones de películas porno y me imaginé mostrándole a aquella chavala lo que era una erección de caballo y ella deglutiendo mi semilla en aquel ambiente frío y hostil.
Pero no, la realidad no es una peli porno (no siempre), y lo que sujeté fue una pilila lamentable, que aun se escondió mas cuando la muchacha aplicó el gel frío y se lío a pasar el aparato de la ecografía sin piedad por mi epididimo dolorido.
Después de unos minutos donde lo único que hacia era murmurar y rebuscar, me pidió disculpas y se marchó. Yo allí me quedé, con la polla y los huevos embadurnados y pegajosos. Volvió a los pocos minutos acompañada de un maromo que, sin saludarme, prosiguió la exploración.
Pero, ah amigos, Lol es dueño y señor de estas situaciones, y hete aquí que lo que antes no había conseguido la doctora, lo consiguió el doctor. Con espanto intenté retraer lo que era una erección en aumento, y cuanto mas me concentraba para que eso no siguiese su curso, menos lo conseguía.
Total, que terminé con aquello en pleno apogeo, un señor maduro hurgandome en los huevos y una bella ninfa mirando y sonriendo de medio lado.
Y en estas yo rezando porque la erección no diese paso a una eyaculación.
Y no. No eyacule, porque el médico dejó de repente de manosearme, me miró a los ojos y me dijo
"Tenemos que ingresarle y operarle de urgencia. Creemos que tiene un cáncer"
Y ese fue el inicio de un camino de diversión y loles que seguiré mas tarde, porque llega mi parada de autobús y este tocho ya empieza a ser infumable.
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