Haber nacido en la calle significa vagar toda la vida, ser libre. Significa accidente e incidente, drama, movimiento. Significa, sobre todo, ensueño. Una armonía de acontecimientos irrelevantes que dan a nuestro vagabundeo una certitud metafísica. En la calle se aprende lo que realmente son los seres humanos; de otro modo, o más adelante, uno se los inventa. Lo que no está en el medio de la calle es falso, derivado, es decir, literatura. Nada de lo que se llama "aventura" se acerca nunca al sabor de la calle. No importa que volemos al polo, que nos sentemos en el fondo del océano con una almohadilla en la mano, que levantemos nueve ciudades una tras otra o que, como Kurtz, remontemos un río y nos volvamos locos. No importa cuán excitante, cuán intolerable sea la situacióin, siempre habrá salidas, siempre habrá mejoras, comodidades, compensaciones, periódicos, religiones. Pero alguna vez no hubo nada. Alguna vez fuimos libres, salvajes, asesinos...
Los muchachos a quienes hemos adorado la primera vez que pisamos la calle se quedan con nosotros para toda la vida. Son los únicos héroes reales. Napoleón, Lenin, Al Capone... pertenecen al mundo de la ficción. Napoleón no vale para mí nada frente a Eddie Carney, que me puso por primera vez un ojo negro. Ningún hombre que yo haya encontrado nunca me ha parecido más principesco, más regio, más noble que Lester Reardon, quien, por el mero hecho de caminar por la calle, inspiraba miedo y admiración. Julio Verne no me llevó nunca a los lugares que Stanley Borowski conocía y tenía ocultos, al caer la noche. Robinson Crusoe carecía de imaginación frente a Johnny Paul. Todos estos muchachos del distrito 14 todavía tienen un sabor especial. No eran inventados, imaginados: eran reales. Sus nombres resuenan como monedas de oro: Tom Fowler, Jim Buckley, Matt Owen, Rob Ramsay, Harry Martin, Johnny Dunne, para no mencionar a Eddie Carney o al gran Lester Reardon. Todavía ahora, al nombrar a Johnny Paul, los nombres de los santos me dejan mal gusto en la boca. Johnny Paul era el Odiseo vivo del distrito 14; el hecho de que más tarde se convirtiera en un simple camionero no tiene nada que ver.