Pero querido
@Falcó, yo ando generalizando y tú andas simplificando a un caso. Mi suegro era cincuentón cuando nació su hija. Cuando esta iba al kiosco a comprar alguna cosa le decían ¡Qué consentida te tiene tu abuelo! Y era su padre. Ella nació unos años antes que tú.
Que casos los ha habido, pues claro, que se ha generalizado lo de ser padres viejos y madres primerizas con arrugas, pero seguimos naturalizando una cosas a las que la naturaleza no te da la razón. Luego le hacemos trampas y tal, pero sigue siendo una situación que no es la ideal, la mejor o como lo quieras llamar.
Y os seguís quedando con el detalle y no la generalidad. Cuando digo de enseñar a tu hijo a dar pedales no hablo de salir con ellos a dar pedales, es enseñar a mantener el equilibrio y eso lleva unas pocas sesiones donde te toca corretear a su lado, soltar el sillín sin que se de cuenta y enseñarle a girar. Con 30 años no supone gran cosa. Con 56 o 58 supone que la espalda probablemente no le deje dormir esa noche o que vuelva baldao después de la sesión, a no ser que seas uno de ese 0,5% de la población que a esa edad corre un maratón o hace una salida en bici de 5 horas a piñón.
Y se sobrevive con un padre que no te enseña a pedalear, a jugar al tenis o lo que sea. Pues claro que se sobrevive, evidentemente tu vida no depende de ello. Y con los hijos hay que soltar la correa, dejar que se fogueen, que se apañen solos y que espabilen por su cuenta, desde luego. Pero lo lleváis al extremo de padres/amigos. Mis hijos no son mis amigos, compartimos ciertos gustos, disfrutamos de ciertas actividades, pero ellos tienen sus amigos y así tiene que ser.
Lo que no quita que el otro día mi hijo me propusiera hacer un viaje largo en bici, porque conoce mi experiencia en esas lides, porque sabe que lo disfrutaremos los dos, y porque ambos tenemos aún un estado de forma que lo permite. No podría hacerlo si en vez de 30 años hubiese tenido 50 cuando nació.
Pues hay casos y casos. Gente sobreprotectora y gente que no. Pero hoy en día llevan un móvil y están localizados y localizables a cada momento. En lugares de playa, pueblos y tal aún salen a jugar y vuelven a la hora de la cena, sobre todo en verano. En la ciudad desde los 70 ya era casi como ahora, sólo que sí se jugaba al fútbol en los callejones sin salida o en los parques.