Os voy a contar una de mis primeras experiencias sexuales (muy light aunque morbosa por lo público de ella) que viene bastante a cuento...
Yo tenía unos 14 años y experiencia 0 en sexo ( unos besitos y punto ) ya que fui bastante tardío en ello. No era muy atractivo ni lo soy ahora (aunque algo he mejorado
).
El caso es que nos fuimos en el mes de Julio de excursión organizada por el Ayuntamiento del pueblo donde viven mis abuelos y donde yo estaba de veraneo. Fuimos en autobús, un viaje de un par de horas. La mayoría eran jubilados del pueblo y niños pequeños. De mi edad más o menos íbamos un amigo al que llamaré Pedro que tenía 15 años y una niña de 13, a la que llamaré Marta por ejemplo. Los dos tíos estuvimos "calentando" a Marta todo el día, que al fin y al cabo era lo más interesante que se podía hacer. Lo más que obtuvimos fueron buenas vistas de su precioso cuerpo moreno incluyendo algún flash de sus tetas y roces medio jugando, todo ello en una piscina del sitio que visitábamos. Yo tenía además la sensación de que si alguien "triunfaba" iba a ser Pedro y no yo, que no me hacían mucho caso, y la de que la chica controlaba la situación totalmente.
Nos metimos en el autobús de vuelta, ya por la tarde algo cansados, y nos sentamos solos los tres en la última fila, con Marta en el medio de ambos y yo sentado en el asiento del medio, que no tiene niguno delante. Y la movida fue que mi amigo Pedrito se quedó dormido... Y Marta de pronto, creo recordar que tras una conversación medio subida de tono pero no prometedora, dándome una excusa estúpida como que quería ver mejor la película (mentira cochina, que la puta mierda que estaban poniendo no la miraba nadie) se sentó en mis rodillas. Yo llevaba un pantalón de chandal y probablemente el microsegundo se podría definir como el tiempo que tardé en empalmarme en esa situación. Pero si es que además se me puso como una roca amigos. Al principio ella estaba sentada bastante adelante y no la tocaba pero se fue moviendo poco a poco para atrás, haciendo presión sobre mi polla progresivamente. Yo pensé que me iba a correr de inmediato, pero de alguna manera la presión de saber que había 40 personas que se podían dar la vuelta y nos podían ver (de hecho algunas nos vieron) me impedía liberarme. Por otro lado yo no quería que Marta notara que estaba empalmado. Iluso de mí, debería saber como sé ahora que incluso con un contacto ligero y un tejano de por medio, una erección como aquella es evidentísima para ella.
Yo experimenté ese día la mayor sensación mezclada de vergüenza y excitación que he tenido nunca.
El viaje duró unas dos horas y durante la segunda mitad Marta estuvo sentada encima mío, repasándose dismuladamente mi tranca por los bajos y presumiblemente poniéndose como una moto. A todo esto, esto fue sin mediar ningún tipo de insinuación directa, ni besos ni nasti de plasti. Simplemente la tia se sentó en mi polla sin mediar palabra en torno a ello. Yo tenía la sensación de que aquello era "no consentido", o al menos "no del todo". Y encima en el bus, y mi colega que se podía despertar en cualquier momento. Marta se recolocaba de vez en cuando y en algún momento yo sentía realmente mucha presión en la polla. La tía se lo estaba apretando pero bien. Eso sí, no se movíó en ningún momento como si estuvieramos follando, porque si lo llega a hacer entonces en 30 segundos me corro sí o sí. Era un ejercicio de calentar pollas de matrícula de honor. Un tormento dulcísimo.
Huelga decir que bajé el último del autobús con la excusa de coger algo de la mochila para poder recolocarme el miembro. Ni Marta ni yo dijimos nada. Nos despedimos con un hasta mañana y nos fuimos cada uno a su casa, yo con los huevos ardiendo. Me metí en el baño y me hice una paja. Estaba tan sensible que duró un minuto y se saldó con una eyaculación bestial como nunca había tenido antes.
No ví a Marta en bastante tiempo después de esto, pero recuerdo la vez que la ví después de ser consciente de que lo de aquel día había sido casi pasivo por mi parte y de que ella sabía muy bien lo que hacía. Nos miramos y saltó como una chispa. Ella ha tenido varios novios desde entonces y yo también he hecho mi vida. Pero por la forma en la que hablamos lo poco que nos vemos, a veces tengo la sensación de que los dos sabemos que tenemos algo que un día podríamos llevar un poco más allá y que a los dos nos apetece...
Fue sin duda la erección más incómoda de mi vida pero al msimo tiempo hasta entonces la mejor...
Saludos