Con la
Guerra Civil se abrió un periodo de persecución de la lengua y cultura catalanas que resultaría el más largo y de mayor dureza de toda su historia. En un primer momento, hasta 1943-1944, coincidiendo con el periodo de máxima aproximación al
Eje, la violencia fue total. El intento de acabar con el catalán alcanzó incluso a la prohibición de utilizarlo en las lápidas de los cementerios.[SUP]
51[/SUP] La identificación del castellano con la mitificada España Una y Grande por la que se había alzado el ejército, fue puesta de manifiesto por
Franco en declaraciones ofrecidas al Jornal do Brazil, en enero de 1938:
España se organiza en un amplio concepto totalitario, por medio de instituciones nacionales que aseguran su totalidad, su unidad y su continuidad. El carácter de cada región será respetado, pero sin perjuicio para la unidad nacional, que la queremos absoluta, con una sola lengua, el castellano, y una sola personalidad, la española.[SUP]
52[/SUP]
En
Mallorca, la única zona del ámbito lingüístico catalán donde triunfó el golpe militar, fueron suprimidas ya en 1936 las revistas culturales escritas en catalán, entre ellas el
Bolletí de la Societat Arqueològica Llul·liana.[SUP]
53[/SUP] En las Baleares, sin embargo, donde el idioma catalán no había gozado de la consideración de idioma oficial y, por consiguiente, no se sintió de igual modo la necesidad de reprimirlo,[SUP]
54[/SUP] hubo una mayor tolerancia al uso literario, incluso practicado por adictos al régimen, y el obispo de la diócesis,
Josep Miralles utilizó siempre y defendió con firmeza el uso de la lengua catalana en la predicación.[SUP]
55[/SUP]
Inmediatamente después de que las tropas franquistas cruzasen el
río Segre, por la Ley de 5 de abril de 1938 de la Jefatura del Estado, se declaró abolido el Estatuto de Autonomía de Cataluña, «en mala hora concedido por la República», revirtiendo al Estado «la competencia de legislación y ejecución (...) y los servicios que fueron cedidos a la región catalana en virtud de la Ley de quince de septiembre de mil novecientos treinta y dos». La ley declaraba la invalidez del Estatuto desde el 17 de julio de 1936 e implicaba la desaparición de la Generalidad de Cataluña y la supresión de la oficialidad del catalán en la zona bajo su dominio.[SUP]
56[/SUP]
Ocupada
Lérida en abril, hubo gestos de hostilidad como el fusilamiento de la lápida en la que se había inscrito la poesía
Al campanar de Lleida de
Magí Morera, por estar escrita en catalán y en algunos lugares de la ciudad aparecieron rótulos que decían: «Si eres patriota habla español..., si no lo eres, fastídiate y háblalo también».[SUP]
57[/SUP]
En las semanas siguientes se dictaron órdenes ministeriales por las que se prohibía el uso del catalán en el Registro Civil (18 de mayo), así como el registro de personas jurídicas en ese idioma tres días después.[SUP]
57[/SUP]
La ocupación de Barcelona el 26 de enero de 1939 fue acompañada de un bando del general
Eliseo Álvarez-Arenas, al frente de las fuerzas ocupantes, en el que afirmaba: «Estad seguros, catalanes, de que vuestro lenguaje en el uso privado y familiar no será perseguido».
El Correo Catalán publicó al día siguiente una hoja extraordinaria en la que aludía en catalán a «la Joventut Tradicionalista de Barcelona», por lo que fue sancionado con tres semanas de suspensión.[SUP]
58[/SUP]
El desamparo en que quedaba el estudio y uso público del catalán se puso de manifiesto a solo dos días de la entrada de la tropas franquistas en Barcelona, cuando por Orden del Ministerio de Educación Nacional se suprimió la Universitat Autònoma de Barcelona y cualquier enseñanza relacionada con la cultura catalana como filología catalana, historia moderna de Cataluña, geografía de Cataluña, Derecho Civil Catalán o historia del arte medieval catalán.[SUP]
59[/SUP] [SUP]
60[/SUP] En febrero fue clausurada la Asociación Protectora de la Enseñanza Catalana y sus propiedades confiscadas.[SUP]
61[/SUP] También se disolvió la Federación de los Coros Clavé y numerosas sociedades corales, como La Llanterna de
Suria, que no pudo reanudar sus actuaciones hasta 1948, o la Escola Orfeònica Martorelles, clausurada hasta 1956.[SUP]
62[/SUP]
Según
Dionisio Ridruejo, que años después escribió de su entrada en Barcelona con las tropas "nacionales", su primera gran decepción, que lo que había empezado como una apoteosis constituyó «inmediatamente después, una brutalidad»,[SUP]
63[/SUP] camiones con propaganda franquista escrita en catalán fueron incautados por la "autoridad", que sin más prohibió el uso del idioma. En calles y locales públicos se inscribieron rótulos con textos que, acompañados por la efigie de Franco, decían: «si eres español habla español» o «aquí se habla la lengua del Imperio».[SUP]
64[/SUP] La casa de
Pompeu Fabra en
Badalona fue saqueada y su biblioteca quemada en medio de la calle.[SUP]
65[/SUP] En los primeros días de febrero también se quemaron públicamente los fascículos del octavo volumen de la
Història nacional de Catalunya de
Antoni Rovira i Virgili y se destruyeron, entre otras, las planchas del
Diccionari general de la llengua catalana de Fabra y la
Arquitectura romànica a Catalunya de
Josep Puig i Cadafalch.[SUP]
66[/SUP]
La castellanización obligatoria de rótulos de calles y comercios alcanzó al cambio de nombre del
Palau de la Música Catalana, que en adelante debería denominarse Palacio de la Música.[SUP]
67[/SUP] Los incumplimientos se sancionaban con multas y detenciones. El 7 de mayo
La Vanguardia Española publicó un comunicado oficial con el título «Una multa ejemplar», dando cuenta de la multa de 2.000 pesetas impuesta por el Capitán General de Cataluña a M. Casanovas Guillen por haberle dirigido una instancia con membrete en catalán.[SUP]
68[/SUP] El texto explicaba:
Aún admitiendo que el uso de este papel confeccionado indudablemente en periodo rojo, no haya sido de mala fe, supone cuando menos un acto de desidia y falta de respeto a la autoridad a quien se dirige, que merece una sanción ejemplar.[SUP]
69[/SUP]
El 3 de junio el gobernador civil de Tarragona sancionó con multa de 500 pesetas a Valerio Llusà, vecino de Valls, «por usar en los negocios a los que se dedica, facturas impresas EN IDIOMA NO ESPAÑOL», y al alcalde de la misma localidad le impuso multa de cincuenta pesetas por no haber puesto la atención debida en la sustitución de los rótulos escritos en catalán.[SUP]
70[/SUP] A Antonio Marfà, de
Mataró, fue la comandancia militar la que le impuso una multa «por permitirse confeccionar unos recordatorios de primera comunión en el dialecto catalán».[SUP]
71[/SUP]
El 10 de agosto fue detenido Bel·larmí Rodríguez i Arias, profesor agregado de neurología de la Universidad de Barcelona, acusado, entre otras razones, de explicar las clases en catalán.[SUP]
72[/SUP] También fue detenido Ramón Gelabert, acusado este de vender participaciones de la lotería nacional escritas en catalán.[SUP]
73[/SUP] Algunos días después fueron multados con mil pesetas y destituidos los alcaldes de Teyà, «por empleo del dialecto catalán en las comunicaciones oficiales» y
San Agustín de Llusanés.[SUP]
74[/SUP] A finales de año, las tradicionales representaciones navideñas de
Els Pastorets de
La Garriga hubieron de representarse en castellano y el gobernador civil de Barcelona prohibió su representación fuera del ámbito familiar.[SUP]
75[/SUP]
El intento de imponer la predicación y catequesis en castellano fue motivo de tensiones entre las nuevas autoridades y algunos sectores eclesiásticos. A la altura de 1936 la iglesia catalana tenía una larga tradición de defensa del idioma. En 1923 los obispos de la Provincia Eclesiástica Tarraconense habían ordenado que «la predicació de la Divina Paraula a Catalunya, tal como ve practicant-se, es farà per regla general, en la llengua del país».[SUP]
76[/SUP] Tal unidad en la defensa de la lengua, sin embargo, se rompió tras el estallido de la guerra, atendiendo en algunos casos a exigencias de las autoridades civiles o militares.
Justí Guitart, obispo de la
Seo de Urgel, se distinguió en la defensa del catalán en la predicación. Ya en septiembre de 1938, desde Zaragoza, escribía al párroco de
Balaguer, ocupado por los franquistas:
Me dice V. que se le han hecho respetables insinuaciones, en el sentido de usar exclusivamente el castellano, a base de una disposición, según parece, del Ministerio de Orden de Público. No conozco tal disposición, ni creo verosímil su existencia: pues la materia es completamente ajena a la competencia de ese Ministerio, y a la de toda Autoridad civil, no menos que si se tratará de la celebración de la santa Misa, o de la administración de Sacramentos.[SUP]
77[/SUP]
Preocupado con aquellas noticias Guitart se dirigió inmediatamente al nuncio papal, con residencia en
San Sebastián, haciéndole expresión de sus temores:
Excelencia reverendísima: Mis temores de posibles conflictos sobre el uso de la lengua catalana en las iglesias de mi diócesis empiezan por desgracia a realizarse (...) En el orden canónico, la cosa, a mi entender, no tiene réplica. En el orden político (aunque esto no pertenece al cargo pastoral) creo sería prestar un excelente servicio a la Causa Nacional el llamar la atención a las altas esferas sobre el enorme daño que se le está causando con este género de persecución del idioma catalán.[SUP]
78[/SUP]
Sin embargo, el 15 de marzo de 1939, el vicario general de la diócesis de Barcelona, con la diócesis vacante, solicitaba a los rectores de los templos, en el primer número del
Boletín Oficial del Obispado de Barcelona, que «accediendo gustosamente a las indicaciones que nos han sido hechas por las dignísimas Autoridades de esta Provincia (...) en los actos de culto público que se celebren en sus respectivos templos no se use otra lengua vernácula que la española».[SUP]
79[/SUP]
El 3 de junio, el general Eliseo Álvarez-Arenas, jefe de la 4ª Región Militar, dirigió una carta a los obispos de su región militar, en la que manifestaba:
La frecuencia con que llegan a mi conocimiento denuncias relativas al uso del catalán en actos públicos de carácter religioso, me obligan a dirigirme a V.S.I. para que, al conocer esta actuación de algunos elementos del clero, vea el medio de poner término a tal falta de patriotismo y salir al paso de una posible campaña de catalanismo, que tan funestas consecuencias podría traer (...) por lo cual estoy dispuesto a velar hasta el límite que permitan las obligaciones de mi cargo en defensa de la España Única, cuyo lenguaje oficial, también único para actos públicos de todo carácter, es el idioma Nacional, castellano.
El cumplimiento de este deber no alcanza sino a los actos de carácter público y es compatible con el uso de cualquier otro lenguaje en la esfera privada y en el hogar.
Lamento tener que molestar su atención, esperando, sin embargo, verme atendido, a cuyo fin le ruego tenga a bien contestarme.[SUP]
80[/SUP]
El obispo de Gerona Josep Cartañà, atendiendo a la solicitud del general, le respondió sin tardanza en carta fechada el 6 de junio:
Recibo su atenta carta del día 3 y la contesto, no encontrando en ello molestia, sino gran honor y satisfacción, porque sin otras miras que las propias de mi sagrado ministerio, puedo asegurar a V.E. mi decidida cooperación para cuanto redunde en bienestar y grandeza de España. En su apreciada carta, al parecer, han de distinguirse dos extremos: uno referente a la campaña catalanista y otro al uso del catalán en las Iglesias. Respecto del primer punto (...) al llegar a esta diócesis di, entre otras normas, la de que obraría con la mayor severidad si algún sacerdote, olvidándose de sus sagrados deberes, hacía política catalanista. (...) Tampoco ha de constituir dificultad para mí la resolución del segundo extremo, cuando, al posesionarme del Obispado, en 1934, ordené que en una de las iglesias más céntricas y concurridas de Gerona se predicara una homilía en castellano los domingos y días festivos.
A pesar de esta predisposición a colaborar, el obispo terminaba recordando la distinta situación en la que se encontraban las poblaciones urbanas y las rurales, en lo que a las condiciones de la predicación se refería, «y que yo no toleraría una palabra en catalán si conociera que con ello se intentan fines políticos contra la unidad de mi querida patria».[SUP]
81[/SUP] La actitud de Cartañà, con su defensa templada del uso del catalán compatible con la aceptación del régimen, hizo posible a la larga que las autoridades civiles desistiesen del intento de imponer taxativamente el castellano en las iglesias, alcanzando una solución de compromiso, lo que hizo posible, del mismo modo, la publicación de un catecismo bilingüe en 1941.[SUP]
82[/SUP]
En los meses siguientes aún iban a sucederse nuevos incidentes entre las autoridades civiles o militares y algunos sacerdotes que persistían en utilizar el catalán en la predicación o en la catequesis. Cabe recordar la multa de ciento cincuenta pesetas impuesta al párroco de la iglesia de San Juan de
Reus por enseñar el catecismo en catalán,[SUP]
83[/SUP] o la queja presentada ante el obispo de Vich por el gobernador civil de Barcelona contra el párroco de
Santa María de Corcó por predicar y rezar el rosario en catalán.[SUP]
84[/SUP] En razón de ello, el 28 de octubre, el ministro de la Gobernación
Ramón Serrano Suñer dirigió una carta circular a los obispos catalanes y vascos en la que les manifestaba cómo era asunto de preocupación para el Gobierno el uso público de las lenguas catalana y vasca, acerca de lo que frecuentemente reclamaban instrucciones los respectivos gobernadores civiles. En tono cortés, el ministro solicitaba a los obispos le diesen su opinión acerca del que era su criterio de cómo se debía actuar en esta materia, y era que:
Hasta tanto que el idioma español sea entendido por todos (lo que se logrará con una tenaz labor escolar), podría adoptarse la siguiente norma: la explicación del Evangelio se haría en lengua regional durante las misas de los días festivos a que, por la hora y la localidad, concurriesen mayoría de fieles que se presumiese ignorasen el castellano. También se daría en catalán o vascuence la enseñanza parroquial de Catecismo, en las Parroquias que concurriese la misma circunstancia (...) En todos los demás actos religiosos se utilizaría el español.[SUP]
85[/SUP]
Serrano Súñer volvió sobre el asunto el 11 de diciembre, acusando recibo de la contestación que le había remitido el obispo de la Seo de Urgel, Justí Guitart. En su respuesta, el ministro, además de declararse sorprendido por el tono de su contestación, «en contraste y en excepción con el empleado por los demás señores Prelados», concluía tajante:
Por lo demás, estimando en mucho su opinión personal, según la cual "es error lamentable, de funestas consecuencias, considerar el simple uso de la lengua catalana como algo atentatorio a la unidad de la Patria", entiendo que el poder Civil, sin intervención del eclesiástico, es el llamado a fijar el criterio político de cada momento y territorio, en orden al idioma.[SUP]
86[/SUP]
El propio cardenal primado
Isidro Gomá, progresivamente distanciado de las nuevas autoridades, se opuso a las pretensiones de Serrano, defendiendo la que era su propia lengua y el derecho de la iglesia a predicar en ella, pues «las regiones de lengua distinta a la castellana —decía en su respuesta al ministro— indudablemente comprenden mejor su lengua nativa y por ello mismo debe esta ser el medio normal de predicación».[SUP]
87[/SUP] [SUP]
88[/SUP] Con todo, la actitud de la iglesia en este orden distó de ser unánime. En una dirección contraria a la defendida por el cardenal primado, el administrador apostólico de la diócesis de Barcelona,
Miguel de los Santos Díaz Gómara, el 27 de mayo de 1939, en el acto de entronización del
Sagrado Corazón en las oficinas de la Inspección de Primera Enseñanza, se dirigió a los maestros pidiéndoles que enseñasen siempre en castellano: «En esa lengua debéis enseñar (...) en ella debéis enseñar a escribir, y a rezar a Dios». Conforme a ello, pocos meses después ordenó que en los actos públicos del seminario de Barcelona se emplease únicamente el castellano y que el latín fuese pronunciado «a la española».[SUP]
89[/SUP]
En marzo de 1940 el subsecretario del ministerio de la Gobernación remitió una nueva circular confidencial a los obispos catalanes y vascos, en la que admitía cierta elasticidad en la interpretación de la norma que establecía el uso con carácter general del castellano y reconocía, con el debido acatamiento al magisterio de la Iglesia, la posibilidad de emplear la lengua «familiar» allá donde mayoritariamente los fieles desconociesen el castellano.[SUP]
90[/SUP] Pero la utilización del catalán en la predicación y la catequesis siguió siendo fuente de conflictos, lo que puede explicar el progresivo distanciamiento del régimen protagonizado por importantes sectores de la Iglesia catalana.[SUP]
91[/SUP] Fue sonado el incidente provocado por
Luis de Galinsoga, director del diario por entonces llamado
La Vanguardia Española, cuando en junio de 1959, tras asistir a una misa en la iglesia de Sant Ildefons en la Travessera de Gràcia, en la que el párroco había predicado en catalán, se dirigió a protestar a la sacristía y exclamó «¡Todos los catalanes son una mierda!». Aunque se le invitó a asistir a otras misas en la misma iglesia con predicación en castellano, el periodista insistió en su desplante y, con arrogancia, dejó su tarjeta de visita, lo que desencadenó una campaña de boicot al diario encabezada por
Jordi Pujol y los jóvenes católicos catalanes de C.C., hasta forzar el cese de Galinsoga al frente del diario en el que había permanecido, nombrado gubernativamente, desde 1939.[SUP]
92[/SUP]
También tuvo amplia repercusión en este orden la entrevista de José Antonio Novais al abad de Montserrat
Aureli Maria Escarré, publicada por el diario Le Monde el 14 de diciembre de 1963. Bajo el titular: «Le régime se dit chrétien mais n’obéit pas aux príncipes de base du christianisme» (El régimen se dice cristiano, pero no obedece los principios básicos del cristianismo), Escarré afirmaba, sobre la cuestión de la lengua y la cultura catalanas: «Cataluña es una nación entre las nacionalidades españolas. Tenemos derecho como cualquier otra minoría a nuestra cultura, a nuestra historia, a nuestras costumbres que tienen su propia personalidad dentro de España. Somos españoles, no somos castellanos». En respuesta a estas declaraciones, una semana después un grupo de falangistas prendió fuego a los locales del Casal de Montserrat en Barcelona y rubricó su acción con pintadas en las paredes que decían «España, una patria, una bandera, una lengua».[SUP]
93[/SUP] La polémica suscitada, con recogida de adhesiones y algún reproche llegado desde sectores eclesiásticos afines al régimen, solo concluiría meses más tarde con el exilio del prelado a Roma.[SUP]
94[/SUP]
- 1940 Circular sobre el "Uso del Idioma Nacional en todos los servicios públicos" por la cual se prohíbe el uso del catalán. Orden ministerial que prohíbe el catalán a las marcas comerciales. Prohibición del catalán en el cine.[SUP]95[/SUP]
- 1941 Los Juegos Florales de Barcelona quedan prohibidos por lo que se celebran en el exilio en diversas ciudades de Europa y Latinoamérica con el nombre de Juegos Florales de la Lengua Catalana. Desde 1971 se celebraron de forma clandestina en Barcelona y se volvieron a celebrar de forma pública hasta 1978.[SUP]96[/SUP]
- 1944 Decreto que aprueba el nuevo Reglamento notarial según el cual necesariamente hay que hacer las escrituras en castellano.[SUP]37[/SUP]
- 1945 Orden Ministerial que obliga a bautizar los barcos en castellano. Nueva ley de educación primaria que sólo permite enseñar en castellano.[SUP]37[/SUP]
- 1947 Suspendidas las ediciones de Marià Manent por estar en catalán.[SUP]37[/SUP]
- 1948, 25 de diciembre, la censura prohíbe informar de la muerte de Pompeu Fabra y no se admiten las esquelas en los periódicos.[SUP]37[/SUP]
- 1952 Se secuestra la revista Aplec. El gobernador de Barcelona, Felipe Acedo, le dice a los editores: ¿Ustedes creen que hemos hecho la guerra para que el catalán vuelva a ser de uso público?[SUP]97[/SUP]
- 1953 Se prohíbe en Valencia la revista Esclat por estar en valenciano, aunque se acaba publicando en la clandestinidad.[SUP]98[/SUP] [SUP]99[/SUP]
- Se prohíbe la edición de una novela de Miquel Llor por estar escrita en catalán.[SUP]99[/SUP]
- 1956 Reglamento de prisiones: Los presos solamente pueden hablar en Castellano.[SUP]37[/SUP]
- 1961: Nuevo Reglamento de Telégrafos por el cual se prohíbe el catalán.[SUP]100[/SUP] Ya estaba prohibido desde 1941.[SUP]101[/SUP]
En contraste con lo ocurrido con la inmigración recibida anteriormente en la década de 1920 y 1930, durante la mayor parte de la dictadura de Franco se propició la exclusión total del idioma catalán del sistema educativo[SUP]
45[/SUP] [SUP]
102[/SUP] (fue relegado a la esfera familiar)[SUP]
103[/SUP] , en el que se llegaron a utilizar en algunos lugares métodos en los que los propios alumnos tenían que denunciar al alumno que hablara catalán cediéndole una canica.[SUP]
104[/SUP] La lengua catalana llegó también a prohibirse en las lápidas de las tumbas en el periodo de posguerra.[SUP]
104[/SUP] Hasta el año 1951 Rafael Aracil, Joan Oliver y Antoni Segura han considerado que la persecución de la lengua fue «total».[SUP]
104[/SUP]
En el segundo Franquismo, una cierta apertura del régimen permitió un tímido cambio en la marginalización del idioma que dio pie a una serie de pasos en contra de esa tendencia como la emisión en 1964 del primer programa de televisión en catalán por parte de TVE (
Teatro catalán).[SUP]
105[/SUP] Tanto la
Nova Cançó (1961) —con limitaciones, como puso de manifiesto la prohibición a
Joan Manuel Serrat de cantar en catalán en el festival de
Eurovisión de 1968[SUP]
106[/SUP] — como la creación en 1971 de la
Asamblea de Cataluña, en la que se aglutinaban las fuerzas antifranquistas, son fenómenos que se han considerado como ejemplos del mantenimiento del uso del idioma catalán durante la dictadura.[SUP]
107[/SUP] En 1970 la última ley educativa de Franco abría la puerta al uso de lenguas distintas en la enseñanza primaria, vía que sería desarrollada por un decreto 5 años más tarde. También en 1975, próximo ya el fallecimiento de Franco, otro decreto permitía el empleo de otras lenguas nativas españolas en los ayuntamientos distintas del castellano.[SUP]
105[/SUP]
Globalmente, la casi total exclusión del catalán del sistema educativo y las severas limitaciones a su uso en los medios de comunicación de masas durante todos estos años, tuvo consecuencias de larga duración y que estarían presentes años después del final de la dictadura, como se observa en las altas tasas de analfabetismo en catalán que se da entre las generaciones escolarizadas en esos años: en 1996 solo un tercio del tramo de edad comprendido entre los 40 y los 44 años era capaz de escribir en catalán, hablado por el 67 % de los censados, cifras que descendían al 22 % de los mayores de 80 años capaces de escribirlo con un 65 % de hablantes.
108